Alex

Alex


CAPÍTULO 35

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De pronto, sintió a Alex ponerse de pie, forzándola a abrir sus ojos de nuevo, para repentinamente sentirlo rodeando su cintura con sus enormes brazos, su rostro hundiéndose en aquel punto que siempre lograba hacer sus rodillas temblar.

Un suspiro escapó los labios de Alex y Emily sintió su aliento rozando la piel de su cuello. Cerró los ojos, tragando saliva, en un intento por mantenerse de pie. Y es que, casi había olvidado lo difícil que le resultaba estar tan cerca del hombre al que tanto amaba.

Parecía tan increíblemente irreal. Estar en los brazos de Alex, de nuevo. Sus dedos volvieron a hundirse en su cabello, intentando aferrarse a él, de la mejor manera posible, completamente asustada de que aquello fuera un simple sueño y que Alex siguiera lejos de ella.

Sintió los dedos de Alex aferrarse a su cintura, atrayéndola aún más a su cuerpo. Y, como siempre, encajaron a la perfección.

Y Emily sintió como la alzaba del suelo, sus manos tocando sus piernas, repentinamente, pero por un mero segundo, hasta que ella rodeó su cintura con sus piernas. Entonces, las manos de Alex se posicionaron en sus caderas, mientras se movía ágilmente por la habitación.

Sintió que flotaba, por solo un momento, hasta que la sentó sobre el escritorio que había en una esquina de la habitación.

Todo pareció ir en cámara lenta, entonces.

Alex, parándose entre sus piernas, la tela de su pantalón rozando sus muslos, viéndose que su vestido se deslizó inevitablemente hacia arriba. Pero no tuvo el tiempo suficiente para pensar en ello, porque los dedos de Alex se hundieron entre sus cabellos, forzando todo pensamiento coherente fuera de su cabeza.

Estos siguieron un camino lento y delicado por sus hombros, también desnudos, debido a que el vestido era de tiras. Tragó saliva, con dificultad, cuando los cálidos dedos de Alex continuaron su camino por sus brazos, deslizando únicamente las yemas, lanzando escalofríos por todo su cuerpo.

Entonces estuvieron en su cintura, haciéndola arquearse suavemente contra él, al tiempo que él daba un paso, para estar mucho más cerca.

Y luego sintió sus dedos en sus caderas, solo por un momento, antes de que estos acariciaran suavemente sus muslos desnudos.

Sintió sus mejillas sonrojarse, cuando se dio cuenta de que su vestido se había alzado mucho más. De hecho, estaba bastante segura de que, si Alex llegaba a dar un paso atrás, tendría una muy buena visión de su ropa interior. Aun así, realmente no le importaba. Sabía de sobra que estaba dispuesta a dejarle ver más, incluso cuando se sentía increíblemente nerviosa al respecto.

Cerró los ojos, sus labios entreabriéndose, cuando sintió la mejilla de Alex, en paralelo a la de ella, deslizarse levemente hacia adelante, sus labios rozando su oído y su respiración, su cuello.

Y Emily sintió que flotaba, aunque probablemente fuera porque él la había vuelto a alzar, forzándola a envolver sus piernas alrededor de su cintura, para no sentir que caía.

Hasta que estuvo en su regazo. Y es que, Alex había tomado asiento en el borde de la cama, sus manos posicionadas en las caderas de Emily y su cuerpo completamente inmóvil, probablemente dándose cuenta de la íntima posición en la que los había puesto.

Las manos de Alex se deslizaron hacia la parte baja su espalda, acercándola a él, sus labios ganando mejor acceso a la piel de su cuello, que no dudo en rozar delicadamente.

Y sus cuerpos tocándose en todas las partes correctas.

Y el pulso de Emily se estaba acelerando por segundos.

-Em –escuchó a Alex susurrar, su voz saliendo entrecortadamente. Y es que, parecía que estaba teniendo problemas para respirar. Y Emily, desde luego, no se quedaba atrás-. Por todos los cielos –gruñó, sus labios deslizándose entonces por la mandíbula de Emily, mientras continuaba hablando.

¿Cuándo diablos iba a besarla?

Emily realmente necesitaba sentir sus labios sobre los de ella, cuanto antes. Lo había extrañado tanto que dolía. Y lo necesitaba, desesperadamente.

Los labios de Alex flotaron sobre los de ella, finalmente. Y sintió su corazón dar un salto, ante lo que estaba por venir, pero no tuvo tiempo suficiente para procesarlo, porque Alex había estrellado sus labios contra los suyos, de un momento a otro.

Y Emily suspiró, sus labios entreabriéndose, cuando Alex mordisqueó el inferior. Sintió aquel usual cosquilleo en la base de su abdomen, mientras Alex introducía su lengua entre sus labios, jugando con la de ella.

¿Cómo lo hacía?

¿Volverla loca con solo aquello?

Y sus dedos. Por todos los cielos. Sus dedos se estaban hundiendo placenteramente en su cintura, atrayéndola aún más a él, incluso cuando parecía imposible que fuera así.

Entonces Alex ya no estaba. Aunque sí, solo que se había separado ligeramente de ella, para apoyar su frente en la suya.

Emily tuvo que abrir los ojos, porque quería ver el efecto que aquel beso había tenido en Alex. Quería saber si había tenido el mismo efecto que en ella. Quería ver los sentimientos de Alex de nuevo, en sus ojos. Ver desaparecer aquella barrera que ocho meses atrás él había alzado.

Y ya no estaba. Porque en los celestes ojos de Alex solo había una cosa. Algo que sin lugar a dudas pudo reconocer.

Amor.

Ya. También deseo, claro está. Pero vamos que, la forma en que la miraba le decía mucho. Y es que, Alex no despegó sus ojos de los de ella, mientras tragaba saliva, con dificultad.

-Realmente necesitaba hacer eso –susurró, su aliento aun rozando los labios de Emily-. Te necesitaba tanto –agregó, sacudiendo su cabeza suavemente.

Emily observó como él cerraba los ojos, claramente intentando mantenerse sereno. Pero ella no quería que lo hiciera. Quería que perdiera el control, junto con ella. Y gracias al cielo, él no estaba en su mente, porque habría sido increíblemente vergonzoso que la escuchara decir aquello.

Pero era cierto. Quería estar cerca de él, de todas las maneras posibles. No quería arriesgarse a perderlo una vez más. Al menos de aquella manera, podría quedarse grabado en todo su cuerpo, Alex.

Se puso de pie, entonces, dirigiéndose rápidamente hacia la puerta. Se giró, para encontrarse con un Alex que lucía ligeramente asustado. Pero una enorme sonrisa se expandió por su rostro cuando Emily, lentamente, echaba llave a la puerta.

Alex alzó las cejas. Y Emily no perdió de vista la forma en que sus mejillas comenzaron a sonrojarse.

Alexander Black. El gran empresario Alexander Black, estaba sonrojándose por lo que Emily prácticamente le había dado a entender. Y a ella le fascinaba poder causar aquello en él. Cosas que probablemente nunca le habían sucedido.

Entonces, sonriendo, echó a correr hacia él, lanzándose sobre su regazo y haciéndolo caer de espaldas, sobre la cama.

Por un breve momento, se escucharon las risas de ambos, hasta que lentamente el momento comenzó a pasar y Alex tomó su rostro entre sus manos, para clavar sus ojos en los de ella.

Y luego estaban besándose de nuevo, como si la vida dependiera de ello. Solo bastó un pequeño movimiento, para que Alex la hubiera posicionado debajo de él, entre sus piernas. Y Emily sintió sus mejillas sonrojarse, cuando quedaron tan cerca.

Apoyó su cabeza en la almohada, en un intento por tranquilizar su acelerado corazón, que latía desbocadamente en su pecho, debido a la anticipación de lo que estaba por suceder.

¿Realmente lo haría? ¿Realmente se entregaría a él?

Tragó saliva, cuando sintió las manos de Alex, deslizándose por sus piernas, hacia arriba, alzando el vestido en el proceso. Y cerró los ojos. Sí, definitivamente iba a hacerlo. Porque diablos, no quería dejar de sentir todo lo que estaba sintiendo.

Y es que, los labios de Alex estaban dejando delicados besos por sus muslos, ahora completamente descubiertos.

Y el vestido continuó alzándose, al igual que los labios de Alex continuaron con su camino hacia arriba.

Sintió los labios de Alex sobre la piel desnuda de su abdomen y cerró los ojos, porque mantenerlos abiertos era increíblemente difícil.

Durante un momento, se quedó completamente inmóvil, hasta que sintió a Alex sacando el vestido por su cabeza. Entonces abrió los ojos, para encontrarlo lanzándolo por el aire.

Una risa nerviosa subió por su garganta, sin que lo pudiera evitar. Y él le mostró una sonrisa de dientes perfectos, que claramente le aseguraba que todo estaría bien. Y ella no lo dudaba. Sabía de sobra que nunca se arrepentiría de aquello, sin importar lo que sucediera al día siguiente.

Cuando sintió aire rozando su pecho, no pudo evitar darse cuenta de que aquella era la primera vez que le mostraba tanta piel a un chico. A un hombre. A Alex.

Y él no estaba perdiendo el tiempo, seguía deslizando sus labios por sus hombros, su cuello, su mandíbula. Y sus labios.

Y Emily sintió calor llegando a sus mejillas, cuando sintió sus manos entrando en contacto con la piel de su abdomen, increíblemente cerca de su pecho.

No pudo evitar cubrirse el rostro con ambas manos, ligeramente avergonzada. Y es que, nunca había estado en aquella situación.

-No te escondas –lo escuchó susurrar, mientras sus manos tomaban las de ella y las retiraban, suavemente. Emily sintió sus dedos jugar con los de ella, mientras clavaba sus ojos en los suyos-. Eres hermosa –agregó, tranquilamente.

Y Emily sintió sus mejillas calentarse aún más, pero no volvió a cubrirse el rostro con las manos. Sino que las llevó a la corbata de Alex, en un intento por salir de su parálisis. Con dedos nerviosos, logró deshacerse de ella, unos segundos después. Y la lanzó por el aire, haciéndolo soltar una suave carcajada. Aquello hizo que se relajara un tanto, dándole valentía para continuar con su camisa, que en algún momento, se había salido de dentro del pantalón.

La desabotonó lentamente, tomándose su tiempo al deslizarla por los hombros de Alex, dejando que sus dedos rozaran su tibia piel, en el proceso. Se permitió a si misma sentir satisfacción, cuando lo vio tomar aire con dificultad, su pecho subiendo y bajando rápidamente.

Deslizó sus dedos por su pecho, entonces, lentamente hacia abajo, para finalmente disponerse a quitarle la correa. Pero se detuvo, repentinamente nerviosa sobre lo que estaba por venir. Y es que, no sabía exactamente que esperar, ni mucho menos, que hacer.

Alzó su vista hacia Alex, para darse cuenta de que él tenía los ojos cerrados. Y no los abrió, mientras hablaba, probablemente sabiendo que ella estaba teniendo un momento de duda, sobre lo que debía hacerlo.

-Sólo sácala, Em –susurró, lentamente.

Y Emily tragó saliva, mientras dejaba que sus dedos comenzaran a desbrochar la correa. Entonces, estos comenzaron a temblar ligeramente, por los nervios que habían comenzado a establecerse en su cuerpo, mientras bajaba el cierre del pantalón.

Alzó su vista, no muy segura de que decir o hacer, para que el momento dejara de sentirse tan extraño, pero no logró decir nada, porque los labios de Alex ya estaban sobre los de ella, de nuevo, mientras se movía rápidamente sobre ella, deshaciéndose del pantalón apresuradamente.

Y fue ahí que Emily realmente supo que iba a suceder. Porque quedaban pocas capas de ropa separándolos. Porque prácticamente ya podía sentirlo contra ella y aquello solo estaba provocando que sus mejillas se sonrojaran, cuando se dio cuenta de que quería sentirlo por completo, sin que hubiera algo separándolos.

Se separó de él, en un intento por ordenar las frenéticas ideas de su mente y de tranquilizarse, para poder realmente disfrutar del momento. Pero podía sentir su cuerpo temblando, contra el de Alex

-No estoy segura de… -comenzó a decir, porque no se avergonzaba de que Alex supiera que ella no tenía idea de que hacer.

Pero el pareció tomárselo completamente distinto, porque la interrumpió antes de que terminara de hablar.

-¿No estás segura de hacer esto? –la interrumpió, sus ojos observándola con preocupación. De pronto, parecía completamente asustado, su cuerpo comenzando a alzarse, haciéndola sentir vacía, de inmediato–. Lo siento tanto, pequeña –comenzó a decir Alex, apresuradamente-. No quería… -continuó, pero Emily sacudió la cabeza, poniendo sus dedos sobre los labios de Alex, para detenerlo.

-Shh –lo silenció, suavemente. Él continuó observándola, claramente intranquilo. Y Emily actuó de la única manera en que sintió que debía actuar. Dejó que su cuerpo hiciera el trabajo, porque parecía saber de sobra cuales eran los pasos a seguir. Sus piernas se envolvieron alrededor de la cintura de Alex. Y observó con satisfacción, como Alex apoyaba su frente contra la de ella, dejando salir una temblorosa respiración. Sus ojos no abandonaron los de ella, mientras un sonido ahogado escapaba sus labios. Un sonido que atravesó el cuerpo de Emily de manera extrañamente placentera-. Lo que iba a decir –comenzó de nuevo, intentando respirar tranquilamente, pero parecía imposible, cuando estaba tan cerca de él-. Es que no estoy segura de qué debo hacer –finalizó, sus mejillas sonrojándose, cuando terminó su confesión.

Alex tocó su rostro, entonces, deslizando sus dedos por su cuello y pasando delicadamente sobre sus pechos, donde nadie antes la había tocado.

Fue breve, pero de alguna manera logró volver loco el cuerpo de Emily, porque sintió que se arqueaba contra su toque, involuntariamente.

Los dedos de Alex siguieron su camino por su cintura, más abajo.

De pronto, estuvieron debajo de ella, en su trasero y, antes de que lograra procesar lo que estaba sucediendo, él la empujó contra sí, repentinamente enviando una sensación de placer por todo su cuerpo.

Hundió sus dedos en la espalda de Alex, hundiendo su rostro en su cuello, al tiempo que lo escuchaba soltar un gruñido.

-Sólo bésame –susurró él, en su oído, entonces.

Y eso fue lo que ella hizo, porque era lo que más quería hacerlo.

Lo besó, mientras sentía sus manos deslizarse por su cuerpo entero, en lugares donde nunca nadie la había tocado.

Desapareció su sujetador, sin que se percatara de ello. Y después, sus bragas y finalmente la ropa interior de Alex. Pero no tenía miedo. Estaba nerviosa, sí, no había por qué negarlo. Pero no estaba asustada.

Y, entonces, no había ropa separándolos.

Sólo eran sus cuerpos, tocándose en todas los lugares correctos.

En algún punto, Alex se había detenido para colocarse un preservativo. Pero Emily ni siquiera había sido capaz de inmutarse. Estaba tan nerviosa, que no podía pensar con claridad.

Y cuando Alex volvió a posicionarse sobre ella, mirándola a los ojos, intentó calmar el rápido latido de su corazón, que parecía aumentar peligrosamente conforme el paso de los segundos.

Y, luego él se inclinó hacia abajo, para dejar un suave beso en sus labios. Un beso que extrañamente, parecía albergar un millón de cosas.

-Estoy perdidamente enamorado de ti –susurró, aquella confesión que Emily había deseado oír por tantos meses.

Aquello que ella misma había estado sintiendo, por tantos meses.

-Y yo de ti, Alex –susurró, sin miedo a confesar sus verdaderos sentimientos.

Dejó que sus dedos acariciaran el rostro de Alex, antes de hundirse en su suave cabello. Y aquello causó que él cerrara sus ojos, una expresión de alivio llenando sus facciones.

Entonces, cuando volvió a abrir sus ojos, Emily sintió que se dejaba caer lentamente sobre ella. Y tuvo que cerrar los ojos con fuerza, mientras el aire dejaba sus pulmones.

Se aferró a lo primero que pudo: los hombros de Alex.

Y él soltó un suspiro, entremezclado con un suave gruñido, contra la piel de si cuello.

Ambos se quedaron inmóviles, por un momento, el sonido de sus respiraciones entrecortadas, mezclándose con la música, aun reventando en la sala.

Entonces, Alex comenzó a moverse contra ella, logrando perderla en un mar de emociones que nunca podría explicar.

Aquello era perfecto, incluso cuando había sentido un ligero malestar, al inicio, cuando finalmente se hubo acostumbrado a la sensación de tener a Alex dentro de ella, lo besó y con cada beso le demostró lo mucho que lo amaba.

Estaban juntos de nuevo.

Y ahora nada, ni nadie, los iba a separar.

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