Alex

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CAPÍTULO 12

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CAPÍTULO 12

 

 

Y tuvo toda la razón. Estuvo completamente perdida. Porque cuando se giró y alzó ligeramente la vista, para encontrarse con los celestes ojos de Alex, perdió la respiración. Perdió la capacidad de pensar con claridad. Perdió la capacidad de controlar su acelerado corazón.

Y  cuando él habló de nuevo, fue incluso peor. O mejor. No estaba del todo segura.

-Has cambiado –dijo él, aparentemente sin percatarse del increíblemente enloquecedor efecto que tenía en ella.

¿Qué exactamente podía contestarle a aquello?

Alex estaba demasiado cerca, pudo sentir su aliento rozando sus labios, cuando habló. O quizás sólo se sentía así porque se trataba de él. El caso es que se sentía completamente invadida por su enorme cuerpo. Quería alejarse de él, pero al mismo tiempo quería dar un paso más cerca y ser engullida por sus enormes brazos.

-He crecido –fue lo único que logró replicar.

Y Alex sonrió. Y Emily sintió su corazón saltando en su pecho. Porque aquella sonrisa no la veía hacia tanto tiempo. Porque su sonrisa era increíblemente hermosa. Porque simplemente no podía evitarlo.

-Hablaba en serio –dijo, pasado un momento-. Es todo tuyo –repitió, cuando Emily no contestó.

Entonces se encontró a sí misma sacudiendo la cabeza rápidamente. Claro que había comprado el brazalete para ella. Claro que se lo estaba regalando. Pero eso significaba que ya lo había tenido planeado. Entonces, ¿ya sabía que ella estaría ahí? ¿En qué momento decidió gastar aquella obscena cantidad de dinero en ella?

-No puedo aceptarlo –dijo, a pesar de que sabía de sobra que no tenía caso.

Alex iba a salirse con la suya, sin importar los esfuerzos que hiciera ella por evitarlo.

-Por favor –susurró, acercándose excesivamente a ella para poder sacar el brazalete de su caja de vidrio. Lo cogió delicadamente entre sus dedos y volvió a posicionarse frente a ella, aun sonriendo.

Emily retrocedió un paso, sabiendo que su espalda estaba por chocar contra la pequeña columna.

-Hablo en serio, Alex –dijo, intentando lucir lo más convincente posible-. Es demasiado –susurró, cuando él dio otro paso, acabando por completo con su fuerza de voluntad.

¿Por qué tenía que verse tan malditamente afectada por él?

-Emily –murmuró él. Y escuchar su nombre saliendo de los labios de Alex por primera vez en dos meses fue demasiado para sus pulmones, que de pronto parecieron olvidarse de que estaban hechos para respirar-. Quiero dártelo –aseguró, dando otro paso más cerca, demasiado cerca-. A penas lo vi supe que tenía que ser tuyo –confesó, bajando la vista un momento, sólo para volver a alzarla rápidamente y clavar sus hipnotizantes ojos en los de Emily-. No lo he comprado para ningún otro fin. Si no lo tomas, habrá sido una pérdida de dinero –finalizó, sin quitar sus ojos de ella.

Y Emily tuvo un millón de preguntas, de pronto.

-¿Cómo sabías que volverías a verme? –preguntó-. Hoy, quiero decir –agregó, cuando se dio cuenta de que su pregunta estaba incompleta.

Y él sonrió, ligeramente.

-Tenía la esperanza de que te vería aquí –confesó, pasando una mano por su cabello, que como siempre, lucía increíblemente suave y Emily, como siempre también, sólo quería comprobar si era así realmente-. Los Donovan tienen gran cantidad de contratos importantes con las empresas Black –comenzó a explicar, entonces-. Así que podría decirse que los conozco un tanto bien. A los padres, claro. A Lilian recién la he venido a conocer cuando te conocí a ti –continuó-. Así que estaba rogando a todos los cielos que vinieras a la fiesta –finalizó. ¿Cómo es que Lilian no le había advertido sobre aquello?-. Nunca antes había venido, en realidad –agregó Alex, de pronto-. Sólo vine porque ahora sabía que cabía la posibilidad de que te vería de nuevo. Y fue la mejor decisión de mi vida, claramente –dijo, tranquilamente. ¿Cómo podía decirle todo aquello tan tranquilamente? ¿Acaso no veía el efecto que tenía en ella todo lo que decía?-. Además, sé dónde vives. Podría haberme aparecido por ahí en cualquier momento –indicó.

-Pero no lo hiciste en los pasados dos meses –replicó Emily, sin saber muy bien porqué.

¿Por qué estaba exigiéndole respuestas? Ella no tenía derecho. Todo se había terminado dos meses atrás. ¿Qué exactamente se había terminado? Si nunca habían llegado a tener algo, de todas formas.

Suspiró internamente. Y así de rápido comenzaban todas sus dudas de nuevo. Y es que Alex tenía una capacidad para confundirla bastante grande.

-Han sido los más largos de mi vida –confesó él, de inmediato.

-Pareciera que ya lo tenías todo planeado –replicó Emily, entonces.

Alex la observó un largo momento, antes de resoplar, claramente frustrado.

-Olvidaba lo difícil que era llegar a ti –dijo, frunciendo ligeramente el ceño y rascándose la nuca, luciendo repentinamente nervioso.

Y Emily recordó entonces porque se había alejado de él aquellos dos meses atrás. Porque siempre había intentado actuar distante, fallando estrepitosamente la mitad del tiempo, claro está.

Tenía que evitar aquello. Si no, iba a repetirse todo nuevamente.

-Debo irme –murmuró, comenzando a girarse para ir en busca de Lilian.

¿Por qué siempre tenía la manía de desaparecer en el baño, justo cuando Alex aparecía?

Pero los dedos de Alex se curvaron alrededor de su muñeca y lograron hacerla estremecer, de inmediato. Él tenía la capacidad de volverla loca. No sabía cómo, pero cada vez que la tocaba, perdía toda capacidad de negar lo atraída que se sentía hacia él.

-Por favor –rogó Alex, sus ojos clavándose en los de ella, probablemente sabiendo que así, la tenía completamente hipnotizada-. Quédatelo –dijo.

Emily no podía quedarse con aquel brazalete. Es decir, Alex había gastado tres millones de dólares en él.

-Mi mamá... –comenzó a decir, porque probablemente fuera la mejor excusa, pero Alex la interrumpió.

-Le dices que te lo regaló Lilian –dijo, tranquilamente-. De seguro es fácil de creer –agregó.

Emily tragó saliva. ¿Cómo lo lograba? ¿Cómo es que siempre la hacía aceptar lo que sea que se propusiera?

Diablos. No lo había visto por dos meses. Y llegaba de pronto un día, para volver a tenerla a su merced.

Finalmente, Emily suspiró y estiró su brazo hacia él. No había forma de hacerlo entrar en razón.

Alex sonrió ampliamente y aquella vista logró hacer a Emily sonrojar. ¿Por qué? Pues porque se encontró a sí misma apreciando sus hermosas facciones. Su cabello negro como la noche, en conjunto con sus ojos increíblemente celestes, siempre parecía ser la mejor combinación. Y… apartó la vista, porque no había otra manera de detener su observación.

Sintió los dedos de Alex rozando la piel de su muñeca, mientras la envolvía con el brazalete. Intentó no pensar demasiado en ello, pero no podía quitarse la sensación de que su delicadeza significaba algo más.

Pero era imposible. ¿Cierto?

-Gracias por aceptarlo –lo escuchó decir y finalmente tuvo el valor de volver a mirarlo.

Se había ido por dos malditos meses. Ya casi se había olvidado de él por completo De acuerdo, quizás no por completo. Pero casi.

¿Cómo era posible que después de dos meses, apenas lo viera, se quedara así de embobada?

-Gracias a ti –murmuró, alejando su mano, porque no la ayudaba demasiado el hecho de que siguiera tocándola. Dejó que sus propios dedos se deslizaran por el fino material y se preguntó qué diría su madre cuando lo viera. Seguramente saltaría a venderlo. Pero no pensaba permitirlo, claro está-. Por dármelo –agregó, finalmente alzando la vista.

Alex la miró a los ojos, como siempre parecía querer hacerlo.

-¿Puedo recogerte mañana de la escuela? – preguntó, entonces.

Y Emily nunca llegaría a saber si su respuesta fue inmediata debido a que no estaba lista para la pregunta, o porque simplemente no pudo evitarlo. Ni siquiera lo había procesado lo suficiente, por todos los cielos.

-Si –la palabra salió de entre sus labios de manera tan rápida, que ni ella misma se dio cuenta de que lo había dicho, hasta que vio el rostro de Alex tornarse sorprendido.

Entonces, él estaba sonriendo ampliamente, de nuevo.

-Nos vemos mañana, entonces –replicó, tranquilamente.

Y Emily pensó que quizás aún estaba a tiempo de negarse. Y fue a decir que no, pero Alex ya había tomado su mano, privándola de sus capacidades para hablar. Observó atónita, como la llevaba hasta sus labios, para dejar un delicado beso en el dorso.

Emily tragó saliva, mientras los hermosos ojos de Alex la observaban, a través de sus negras pestañas.

Estaba perdida.

Él desapareció, entonces. Y ella se quedó exactamente donde estaba, aun preguntándose qué diablos había sucedido.

Sacudió la cabeza y resopló.

Entra en razón, Emily. Estás actuando como una tonta.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando se dio de bruces con Jem.

Y su corazón dio un salto en su pecho cuando vio que la miraba con una extraña expresión.

¿La habría visto con Alex? ¿Sabría que había algo entre ella y el multimillonario? ¿Qué? No había absolutamente nada entre ella y el hombre de traje. De acuerdo, quizás sí había algo. Estaba loca.

-Ahí estabas –lo escuchó decir, a través de su dilema mental-. Pensé que ese tal Travis te había secuestrado o algo –murmuró, rascando su cuello, algo incómodo.

¿Entonces sí la había llegado a ver con Alex?

-Estaba esperando a Lilian –logreó decir, sin sonar del todo nerviosa

Jem clavó sus ojos en los de ella, entonces. Y Emily supo, de alguna forma, que no se equivocaba. Jem había visto algo. Y probablemente en aquel instante estaba por decírselo, pero no lo logró, porque Lilian apareció de improviso y aquella vez, Emily no pudo estar más que feliz al respecto.

-¿Dónde te habías metido? –le preguntó su mejor amiga, entonces.

Emily le mostró una sonrisa.

-Me retrasé un tanto y decidí esperarte –le dijo y Lilian envolvió su brazo alrededor del de ella, rápidamente comenzando a sacarla del lugar.

-Vayámonos de una vez por todas –dijo, haciéndole un gesto a Jem, para que las siguiera-. Estoy cansada de estar rodeada de todas estas personas –agregó, haciendo una mueca.

Emily la siguió, sin más. Porque también estaba bastante desesperada por salir de ahí. Además, necesitaba estar a solas con Lilian, para poder contarle todo lo sucedido.

En un último momento, no pudo evitar girar su rostro hacia Jem, que caminaba tras ellas. Y vio, con el corazón latiéndole a mil por hora, que sus ojos estaban fijos en su muñeca, donde el brazalete probablemente resaltaba con su piel.

Tragó saliva un momento, cuando los ojos de Jem se alzaron hacia los de ella. Y no se detuvo a pensar qué diablos podría creer Jem que había sucedido. ¿Qué se lo había robado? ¿O que se lo había regalado aquel millonario?

No importaba. No importaba nada. Alzó el brazo y tomó su mano, para ocultar el brazalete de ojos curiosos. Y dejó que Lilian, como siempre, llenara el incómodo silencio que probablemente se habría establecido en el auto. Emily se concentró en las palabras que salían sin parar de entre los labios de su mejor amiga y se esforzó en no mirar a Jem en todo el camino.

Y cuando finalmente tuvo el valor, antes de que este se bajara, cuando habían llegado a su casa, él ni siquiera la miró. Simplemente lanzó una rápida despedida y se bajó de la limosina, sin mirar atrás.

Y Emily dejó salir el aire que sin darse cuenta había estado reteniendo.

-Ahora puedes contarme de que diablos me perdí –dijo Lilian, finalmente deteniendo su incesante parloteo.

Emily suspiró.

-Si supieras –murmuró.

Y procedió a contarle exactamente todo lo que se había perdido. Desde el momento en que Travis la interceptó, hasta cuando se encontró a Alex, y este le dio el brazalete.

Era sorprendente como en unos cuantos minutos las cosas podían alterarse de aquella forma. Hacía dos meses, la última vez que había visto a Alex, se había prometido a si misma olvidarse de él, por su propio bien y por el de él. Y había ayudado el hecho de que se hubieran conocido tan poco y que nunca hubiera sucedido algo más allá de una amistad entre ellos. Sin embargo, era clara la atracción que sentía hacia él y olvidarlo, resultó incluso más difícil de lo que ella pensó.

Si bien es cierto, no lo había logrado del todo, al menos había logrado algo. Y así de rápido, se había ido todo por el drenaje. Y, ahora, no podía dejar de pensar en él. Cuando ya estaba tan cerca de lograrlo, aparecía de nuevo para remover su mundo entero y traer consigo todos esos sentimientos encontrados que ella no deseaba tener más.

Una parte de ella no quería estar a solas con él, no de nuevo, no después de verificar todo lo que ello causaba. Pero al mismo tiempo, quería estar con él y quería desesperadamente saber cómo se sentiría ser besada por primera vez.

Y eso era algo que la traía demasiado confundida y preocupada.

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