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Según consta en su propio diario, Beatrix Bloxam nunca se recuperó del trauma que sufrió tras oír a su tía contarles esta historia a sus primos, mayores que ella. «Por accidente, podríamos decir, mi orejita se pegó al ojo de la cerradura. Imagino que debí de quedarme paralizada de horror, pues sin querer oí toda la repugnante historia, por no mencionar los espantosos detalles de un horrendo y sucio asunto de mi tío Nobby, la arpía del pueblo y un saco de bulbos botadores. Casi me muero de la impresión; pasé una semana en cama, y quedé tan profundamente traumatizada que, sonámbula, regresaba todas las noches a aquella cerradura. Mi querido padre, pensando únicamente en lo que era mejor para mí, tenía que hacerle un encantamiento sellador a la puerta de mi cuarto a la hora de acostarme.» Por lo visto, Beatrix no consideraba que «El corazón peludo del brujo» fuera adecuado para los sensibles oídos de los niños, porque no lo reescribió para incluirlo en sus Cuentos para leer bajo una seta.

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