69

69

Yami💋

ella:

Los besos iban y venían, y tanto Él como yo, a punto de estallar de placer, con la música de fondo y la hora del día, estábamos más calientes de lo normal. Él de repente me tomó con fuerza y me puso boca arriba, con la cabeza colgando un poco en la punta de la cama y eso solo significaba dos cosas: o me follaba con la cabeza colgando y de manera animal; o el famoso 69, el temido 69, pues siempre término ahogada a más no poder. He de confesar que en cuanto supe que era la última me calenté aún más, no sólo porque iba a disfrutar de su lengua en mi coño, sino porque venía con el deseo de repetir aquella pose, incluso pese a los nervios. En cuanto me la metió en la boca, intente abrirla lo más que pude, para abarcarla toda, tan grande y dura. No quería que rozara con mis dientes y no disfrutará, quería que sintiera placer incluso más que yo. 


Su lengua empezó a jugar con mi clítoris súper sensible de tanto follar y su pene me ahogaba lo justo. Lo que rebosó el vaso fueron sus huevos enormes tapando mi nariz. Simplemente me ahogaba por todos lados y sentía aún más fuerte ese estímulo de su boca. Me corrí con miedo primero, intentando evitarlo, por no tener el permiso de mi Amo. Pero en cuanto escuche su risa maléfica, disfrutando de mi pequeña corrida, supe que ese era el permiso. Sentía mis pezones erectos y sensibles, sentía que se me iba el aire al no poder respirar. Con mis manos intentaba sacarlo de encima mío, sabiendo que no quería realmente eso y que no podía en todo caso, ya que su peso es superior al mío y su fuerza aún más. En cuanto siguió con su trabajo con fuerza no lo pude evitar más, era demasiado, ni siquiera sabía que acumulaba líquido. Y explote, no sólo mojándolo a Él, sino a mi por completo. Su risa y su disfrute al hacerme correr de esa manera sólo hicieron que el orgasmo fuera mayor. La cama quedó como una piscina y nosotros como si vinieramos de nadar en ella. Para otros resultaría desagradable, yo me sentí apenada al comienzo e incluso ahora un poco, pero al ver su cara de morbo y deseo se esfumó por completo ese pensamiento. 


Me gusta correrme con su toque, llenarle por completo de mí. Porque desde luego, me encanta que Él me llene de Él.


ÉL:

Tras sacarla de sus entrañas, le hice tumbarse boca arriba, con la cabeza colgando de la cama. Esa postura me encanta, siento el poder de mi pene sobre su cara. Del mi cuerpo sobre su mente. Su total sumisión. 


La introduje en su magnífica boca y creció. Dura, grande, deseosa de ocupar el hueco de su garganta. Me incliné hacia ella y la metí hasta el fondo, hasta lo que pude. Al notar su asfixia crédito tan rápido como una explosión. La sangre dio su poder vital a mi pene, quitando los pocos espacios de ventilación vital a ella. 


Yo concentrado en mi placer y en sus lamentos seguía metiéndola. Fallaba su boca fuerte. Sentía mis testículos en sus ojos. Me excitaba. No necesitaba más.


De repente vi su sexo moreno. El pelo que tanto me excita y yo le obligó a llevar. Mi instinto actuó sin tiempo a reflexionar. Y rápido, lamí y chupe su clítoris y si coño. Un 69. Metía mi pene como de si una vagina se tratara, rápido y duro. Y succione su coño con lujuria casi gula. Instinto. 


Ella tembló con una envestida y sentí la cálida agua vivificadora que brotaba de su fuente de vida. La fuente de toda la Humanidad. Me llenó la boca. La disfruté. Y rápidamente aparte la cara y con mi mano la exparcí por mi pecho y su vientre en una lluvia de tormenta, cálida y de gotas gordas. 


Su vientre temblaba mientras mi pene ocupaba toda su boca. Lo quité rápido. Debía llevar un minuto sin respirar. Bien. 


Fue un frenesí de sensaciones: Orgullo de provocar la excitación máxima con un solo gesto. Poder de dominar su cuerpo a mi antojo. Instinto que recorre eléctricamente mi cuerpo. En definitiva, Vida, en la "fuente de la vida".


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