21

21


21

Página 23 de 23

21

1

En el ascensor, Eva se siente pequeña, a pesar de su metro ochenta de estatura, al lado de los soldados, cercanos a los dos metros. Según suben, se colocan unos pasamontañas y un casco equipado con visión nocturna y térmica. Ángel le da a Eva un arnés.

—Póntelo. —Eva obedece. Ahora le pasa una cuerda con un mosquetón—. Ánclate esto. Vamos a cortar la luz. Así no te perderás. Quédate siempre cerca de mí. Y esto… —Ángel saca una pistola—… Quédatelo por si hiciera falta.

Eva la enfunda en el arnés, que tiene una cavidad pensada para ello. El ascensor se detiene en la segunda planta.

—Caballeros —comienza a decir Rojo—. No pienso morir en esta jaula de grillos.

—Aún tengo reservados unos billetes a las Seychelles. ¿Te apuntas? —replica Sombra.

—Depende de la resaca.

—Entonces vamos a corrernos una buena juerga. —Termina Tecla.

La luz se apaga y saltan las de emergencias. Eva comprende que lo de esta mañana había sido un ensayo para comprobar el tiempo de duración de la reentrada del generador. Aproximadamente dos minutos. Habría alguien para impedir que sucediera.

Los cuatro hombres salen, delante van Rojo y Sombra, en el medio, Eva, escoltada por Cé y Tecla. Avanzan rápido pero silenciosamente. Rojo dispara con su pistola a dos militares con los que se cruzan. Se quedan quietos y se cubren tras una pared mientras Rojo recoge los cadáveres. Sombra se adelanta y deja inconsciente a otro cabo que pasaba por allí corriendo, sin darle opción de pedir auxilio.

—Hay que ser más elegante —le dice Sombra a Rojo, que refunfuña para sí mismo.

Prosiguen su avance por el pasillo, demasiado tranquilo ante el corte de luz general. Es de noche y la mayoría de los soldados están en sus hogares, pero lo normal es que haya algunos apostados en cada esquina. Llegan hasta una puerta corredera doble. Es magnética. Tecla se acerca y con un aparato transparente, que deja entrever su diminuta placa base, conecta un cable óptico. Arranca el panel magnético y conecta el otro extremo del cable óptico por medio de unas pequeñas pinzas a modo de adaptador. Pulsa dos botones y una pequeña descarga abre la puerta. Se guarda el aparato. Sombra abre la puerta y salen.

Al fondo del pasillo se ve la luz de las farolas. Es noche profunda, las nubes cubren la luna. Eva está algo asustada y a la vez emocionada, se siente como en una película de espías. Siempre tiene sentimientos encontrados en cada situación. Dos soldados salen de sus coberturas y comienzan a disparar a bocajarro. Tecla y Cé se cubren rápidamente con Eva a la izquierda. Una bala roza a Sombra mientras se cubre con Rojo. Los disparos cesan y comienza la recarga.

Sombra está al lado de una puerta, la abre y se mete dentro del cuarto para cerrar la puerta sigilosamente. Rojo mira a Tecla, cuentan hasta tres… salen de su cobertura y disparan una ráfaga de balas. Agachados, salen los otros dos soldados y disparan. Todos vuelven a cubrirse. Es cuestión de segundos que aparezcan soldados por donde han llegado ellos mismos hace unos segundos.

Sombra se desplaza por el aula de ensayos paralelo al pasillo. Se sube sobre una mesa para ver por las ventanas de la parte de arriba de la pared. Desde su posición puede ver a uno de los soldados y a Cé, que le hace un gesto para que esté prevenido. Sombra se baja y vuelve a subirse unos pasos más adelante.

Desde el pasillo Rojo vuelve a disparar mientras Tecla lanza dos granadas de humo. Cé se coloca una mascarilla y le da otra a Eva. Rojo termina su ráfaga y se coloca otra mascarilla.

Ahora solamente se escucha toser a los dos soldados que los retenían. Uno de ellos pega un grito sordo brevemente. Se escuchan dos disparos mientras los fogonazos de luz iluminan todo el humo. Los demás aguardan en sus coberturas. Un último disparo. Alguien se acerca.

—¿Nos vamos o qué?

Es Sombra, cubierto con su mascarilla. Los otros tres obedecen y Eva los sigue hasta la salida. El humo se dispersa poco a poco. Eva ve los dos cuerpos de los soldados, uno de ellos con el cuello ensangrentado debido a un corte limpio en la yugular.

Al salir, se quitan las mascarillas. Las luces vuelven a estar operativas de golpe, al restablecerse la energía. Se quedan quietos durante unos segundos y luego empiezan a correr todo lo deprisa que pueden. La cristalera del edificio se llena de soldados que corren de un lado a otro. Comienza a sonar una alarma. Eva escucha disparos sordos dentro del edificio. Intentan romper inútilmente los cristales blindados del edificio para dispararles.

El grupo termina por salir del cuartel. Se montan en un coche militar cuatro por cuatro. Conduce Sombra. Detrás se coloca Eva con Ángel y Rojo. El coche arranca y salen a toda velocidad por el camino mal asfaltado.

—Ya puedes quitarte el arnés.

Eva se lo quita rápidamente y se da cuenta de que Sombra no ha encendido las luces del coche. A su lado, Tecla lleva un dispositivo militar gps sobre el que ven el camino.

Cuando se alejan lo suficiente Sombra enciende las luces y Tecla guarda el gps. Están fuera de peligro.

2

Tras media hora larga de viaje, Eva ve su casa en lo alto de la cala de Dena. El reloj marca las 22:37. Queda poco para que sea 21 de diciembre.

Suben la cuesta de tierra sin bajar el ritmo de la velocidad del coche. Llegan hasta la puerta de la casa de Eva.

—Primera parada —dice Sombra.

Ángel se baja del coche y Eva lo sigue.

—Hasta otra, compañeros, gracias por sacarme de ahí.

—No hay de qué —dice Tecla.

—Ciao bella —se despide Rojo.

Sombra se gira para despedirse de ella con la mano. Ángel vuelve hacia la puerta para meterse en el coche.

—Llama a tu amigo. Sabrás si hemos tenido éxito. Cuídate, Eva.

—Gracias, Cé.

Ángel sonríe y se mete definitivamente en el coche. Cierra la puerta. Arrancan y se van.

Y ahí está Eva, de nuevo frente a su casa. Los cristales están rotos, han intentado entrar a pedradas. Hay un precinto de la policía colgando de la puerta, que se abre con tan solo empujarla. No hay cerradura.

El interior de la casa está completamente patas arriba. Todo desordenado tal y como lo habían dejado los militares al registrarlo todo. El servidor no está en su sitio y todos los portátiles han sido requisados. En esos momentos, Eva se acuerda de que las claves de seguridad gubernamentales están guardadas en diferentes nubes de redes tor que comparte con todos sus compañeros.

El suelo está lleno de papeles. Faltan algunos libros y películas en sus estanterías. Se darían cuenta de que muchos eran copias de seguridad de sus archivos antiguos. Se habían llevado todo lo imprescindible. Hasta su sofá estaba rajado por diversas partes.

Camina hacia la cocina y descuelga el reloj que cubre el cuadro de luces. Sube los plomos, pero no hay luz. Han debido de quitársela. En pocos días, habían, literalmente, destrozado su hogar. Lo mejor que puede hacer es llamar a Daniel para saber si ha podido recuperar el artefacto. Busca su número y lo llama.

—¡Eva! ¿Estás bien? ¿Estás ya en tu casa?

—Daniel… Sí, estoy bien. Me han sacado del cuartel del ejército.

—En menuda mierda te has metido. No pude hacer nada por impedir el registro de tu casa. Lo siento muchísimo.

—No te preocupes. Oye, ¿esta mañana te llamó alguien?

—Sí, sí, sí… Tengo esta cosa aquí conmigo. No tengo ni idea de cómo funciona, la verdad. Esperaba que me lo dijeras tú.

—Bien, guárdala en el lugar más seguro que conozcas y no hables con nadie de ello. Te lo digo muy en serio, con nadie. Mañana te volveré a llamar y veremos dónde podemos quedar. Supongo que tendré que salir de Dena, pero antes tengo que hacer una cosa.

—Eva, escucha… si te has fugado del cuartel el primer sitio al que van a ir es a tu casa. Puedo estar allí en veinte minutos. Escóndete en el bosque e iré a por ti.

—Tengo que colgarte, pero la oferta era buena. Gracias.

—¡Eva, espera!

Eva cuelga definitivamente a Daniel. El momento de la decisión de Nuria está cerca. Tiene que reunirse con ella lo más rápido que pueda. Vámonos de aquí, se dice.

Eva sale a toda velocidad, corriendo para bajar el camino de tierra cuanto antes. La noche es tan profunda al estar la luna cubierta por las nubes que apenas ve por donde pisa. Por suerte, conoce el camino a la perfección de haberlo recorrido tantas veces. Cuando llega a la mitad tuerce a su derecha, para entrar directamente al bosque y coger un atajo a la cabaña. Sin haber sido visto, escondido tras la casa de Eva, Luca avisa por radio.

—Se dirige hacia el Sujeto 0.

—Recibido.

Luca ha permitido que escapen fácilmente del cuartel general, con el fin de que Eva los llevase hasta la posición de Nuria. Había controlado directamente las cámaras de seguridad e inutilizado el generador, al haber detenido previamente a los soldados desertores. Solo le importaba terminar el trabajo, aunque por desgracia implicase que también dieran caza a Ángel y su equipo.

De nuevo, Eva se encuentra entre los altos árboles del bosque de Dena. Tan misterioso de noche como de día. Una vez uno se adentra en él, perderse es realmente fácil puesto que cubre gran parte del norte. El sonido de la fauna nocturna impide escuchar bien las olas que rompen contra las rocas del acantilado que separan el bosque del mar. Los animales están nerviosos.

Eva corre todo lo rápido que puede, sin dejar de prestar atención al suelo, iluminándolo con la linterna del móvil que le han dado. Salta algunas raíces gruesas de los árboles, troncos que se han caído con el paso del tiempo y sortea algunas piedras voluminosas para evitar tropezar. Se le van a salir el corazón y los pulmones entre los nervios, las prisas y el esfuerzo físico.

Suena el teléfono, es Daniel y rechaza su llamada. Sin dejar de correr, pero bajando el ritmo ligeramente, Eva bloquea todas las llamadas. Las nubes se abren ligeramente y la luz que refleja la luna deja percibir la superficie, generando algunas sombras con las copas y los troncos de los árboles sobre el terreno. Eva sabe que va por buen camino al ver a lo lejos la cabaña, que no tiene árboles cerca. Acelera el ritmo.

Cuando llega se para durante un instante a recuperar el aliento. Mira el reloj del teléfono. Son las 23:20, queda poco tiempo. Se vuelve a erguir tras recuperarse algo, pero las pulsaciones son todavía fuertes.

Al llegar a la cabaña, la puerta está abierta. Ve un reguero de sangre de color rojizo-plateado en el suelo, aún sin coagular. La cabaña cuenta con una sala principal y dos habitaciones, cada una con un baño. No es especialmente grande. La madera es vieja, lleva tiempo sin cuidarse. Todos los muebles están cubiertos por plástico para evitar el polvo. No hay cuadros colgados, ni objetos de valor en las mesas. La cabaña simplemente está abandonada.

El reguero de sangre rojizo-plateada se extiende por todo el salón hasta la habitación de la izquierda. Eva avanza con cautela y la madera comienza a crujir levemente con cada paso que da. Cuando cruza la mitad del salón escucha unas respiraciones aceleradas muy suaves. Llega al final y al girarse a su derecha, la puerta está entreabierta. Ve la habitación completamente oscura, la luna vuelve a estar cubierta por nubes. Coge su linterna del móvil y la pistola. Se pone en guardia y con la pierna abre la puerta muy lentamente. Las respiraciones del interior se intensifican y con la linterna del móvil ve a una «persona».

Una «persona» mitad mujer, mitad máquina, pero a su vez con una morfología hermosa y totalmente distinta a lo que había visto nunca en un ser humano. De largo cabello anaranjado, con ojos agigantados, una diminuta nariz y puntiagudas orejas metálicas que se extienden hasta más allá de su cabeza que desembocaban en una afilada mandíbula. Su cara, totalmente simétrica. Su torso, completamente metalizado, parece una armadura articulada, deja vislumbrar un corazón que late con fuerza y a simple vista, conectado a diversos tubos de un material transparente y flexible. Sus brazos, mitad robóticos, mitad humanos se entremezclan con una musculatura artificial, al igual que sus piernas y sus pies. Todo el torso es una coraza que alberga un cuerpo y un alma. Sin duda, a pesar de todo lo diferente que podía ser ese cuerpo, se trata de Nuria.

Eva ve en sus ojos la misma mirada profunda de preocupación característica de Nuria. Corre hacia ella, que está tendida en el suelo con las manos en el costado.

—¡Nuria! ¿Qué ha pasado?

—Una bala me alcanzó antes de acabar con ellos y huir en el helicóptero… No recordaba lo que podía llegar a doler. He contenido la hemorragia hasta que mis sistemas han comenzado a fallar. Se acerca la hora y volveré a desmaterializarme… Así que entra dentro de lo normal.

—¿No puedo hacer nada? ¡Te estás muriendo!

—Tranquila Eva… No pasa nada, de verdad. No voy a morirme tal y como tú lo entiendes…

—Nuria, puse el artefacto a salvo. Lo tiene un amigo mío completamente asegurado. Después, hice que me localizaran para que me detuvieran y darte tiempo a ti y a mi amigo. Me han sacado hace una hora del cuartel general Ángel y un equipo suyo. Ángel está bien, Nuria. Va directo con un equipo a Madrid para recuperar la cura.

—Eso es… maravillo-vi-llo-llo-so. —A Nuria le cuesta hablar y su voz suena digital—. Gracias E-E-Eva por tu ayuda.

—Joder, Nuria. —Siente entre terror, fascinación y alegría.

Eva se abraza a Nuria con fuerza. Estalla a llorar, Nuria también con ella.

—Siento haberme enfadado tanto contigo. Tenías tus razones para ocultarme la información. Me he portado fatal. Lo siento de verdad, Nuria.

—Esta-ta-tabas en tu derecho, Eva. No te culpo ni tengo que perdonarte nada.

Durante un instante el silencio que se hace entre ambas es mágico. Las lágrimas de Eva recorren el metálico cuerpo de Nuria, que en ocasiones hace ademanes de volver a transformarse en su forma humana, emulsionando un tejido similar a la piel.

—¿Sabes? Eres lo más parecido que he tenido a una amiga. Y eso que solo te conozco de hace unos días. —Se ríe.

—La amistad es otro tipo de amo-mo-mor, Eva. Surge y hay que cuidarla. Como a una flo-flo-flor.

Las lágrimas de Eva cesan y cierra los ojos. Se recuesta sobre el pecho de Nuria. Ella le acaricia la cabeza suavemente y también cierra los ojos. La calma rodea el ambiente. Están en paz entre ellas y consigo mismas. Están cerca del mar y ahora se escuchan las olas chocando con el acantilado a lo lejos. Hay algo de viento que despeja las nubes y deja pasar más la luz de la luna a través de las ventanas de la cabaña. A Eva, ahora mismo, le da exactamente igual la decisión de los siete, solamente le importa que Nuria pueda irse tranquila, a pesar del dolor de su herida y acompañada el tiempo que le quede.

El sonido de las olas comienza a mezclarse con diversas pisadas. Eva se recoloca, sentada en el suelo. Nuria se ha quedado medio dormida y sonríe a Eva, que se muestra preocupada al escuchar cada vez más pisadas. Mira de reojo por la ventana y ve una barbaridad de soldados vestidos con trajes de camuflaje nocturnos apuntando con sus fusiles de asalto, iluminando la cabaña con la luz de los coches militares. Se quedan quietos. Nuria abre los ojos y reacciona al ver un puntero rojo en la cabeza de Eva, que se ha quedado bloqueada.

—¡Al suelo eva!

Nuria de un salto se lleva a Eva al suelo y el disparo del francotirador atraviesa la ventana. Eva se levanta deprisa del suelo instintivamente para tratar de huir.

—¡Eva! ¡No!

Las balas de los fusiles de asalto llegan desde todos los ángulos posibles y atraviesan el cuerpo de Eva sin cesar. La sangre de Nuria se entremezcla con la de Eva, que, al cesar los disparos, cae muerta al suelo. Su mirada está perdida, vacía. Nuria ve el cuerpo inerte de Eva en el suelo. Su amiga ya no está con ella.

Se levanta luchando contra el dolor físico y emocional. Los disparos han cesado. Se levanta agotada por el esfuerzo, pero su adrenalina crece progresivamente debido a su ira. Su cuerpo metálico se ilumina en todos los vértices de su armadura con una luz blanca. La cabaña entera desde fuera se ilumina.

—¡Todo el mundo al suelo! —grita Luca aterrorizado.

Todos los soldados se apresuran a reaccionar mientras la cabaña estalla por completo. Algunos trozos de madera atraviesan a los militares y rompen los cristales de los vehículos. Una bola de energía gigantesca blanca ilumina todo el bosque hasta que se desvanece, dejando ver a Nuria. Los soldados se recuperan y se ponen en pie.

—¡Fuego!

Todos los militares disparan a Nuria con sus fusiles de asalto. Ella, ha creado un escudo energético que desintegra en polvo todas las balas. Bajo ella, yace el cuerpo de Eva. La mira, con sus ojos debatiéndose entre el dolor y la furia. Con un gesto de su mano hace volar por los aires a la mitad de los militares mientras desintegra las armas cerrando su puño. Con otro gesto, lanza a la otra mitad contra los árboles, algunos quedan atravesados por las ramas y otros son lanzados con tanta fuerza que quedan inconscientes. Los furgones y los coches vuelan ante la onda expansiva del ataque de Nuria. Los pocos que quedan en pie huyen aterrados ante el poder de Nuria, excepto Luca, que también ha sido lanzado por los aires.

Luca se levanta del suelo, no les culpa por huir despavoridos, si pudiera también lo haría. Por primera vez, ve a Nuria tal y como es realmente. Él está equipado con un arma pesada electromagnética. Ve que está completamente cargada y dispara contra Nuria. El escudo no resiste el impacto y es lanzada unos metros hacia atrás. Nuria se levanta del suelo y cruza la mirada con Luca, que espera impaciente a que su arma vuelva a recargarse.

—Vamos, vamos, vamos, ¡vamos! —Luca es consciente de todo lo que puede perder.

Nuria aún conserva energías para utilizar su camuflaje. Ante los ojos de Luca desaparece rápidamente. Cerca de él hay un casco con visión térmica de un soldado. Corre hasta el casco, se lo pone y activa la visión. Puede ver el espectro de Nuria moviéndose con cojera lentamente hacia él.

El arma le avisa de que está cargada con una señal sonora y vuelve a disparar contra ella. Nuria lo esquiva, no sin caer de nuevo al suelo por el esfuerzo. Ante la visión térmica, su cuerpo es completamente rojo, cerca de los 64 ºC.

Luca comienza a desesperarse ante el terror de poder ser ejecutado por Nuria. Utiliza su arma una vez más a medio cargar y consigue dar a Nuria. El impacto desactiva su camuflaje y cae de nuevo al suelo.

A Nuria le cuesta ponerse en pie, sus extremidades no responden. Las nubes vuelven a cubrir la luna, y lentamente la oscuridad acaba por rodearlos por completo. Se escuchan relámpagos y comienza a llover. Nuria respira hondo y fuerte para tranquilizarse, dejando enfriar su cuerpo con la lluvia para que Luca no pueda verla.

Luca la pierde completamente de vista, se quita las gafas, pero la lluvia empieza a ser intensa y ante la oscuridad, saca su pistola y comienza a disparar a la última posición en la que ha visto a Nuria. No consigue darla.

—¡Vamos! ¡Muéstrate!

Los truenos iluminan brevemente el espacio y Luca divisa a Nuria ya en pie, que corre hacia él. Aprieta el gatillo rápidamente, pero Nuria consigue esquivar el disparo. Se abalanza sobre él y vuelve a disparar, esta vez acierta en el pecho de Nuria, atravesando todo su cuerpo. Nuria cae al suelo y Luca se agacha hasta ella. La lluvia hace que del cuerpo de Nuria salga humo al enfriar todos sus sistemas. Luca la contempla maravillado, es su trofeo. Ahora volverá a ser libre.

Con el arma en la mano sin dejar de apuntarla, la toca con las botas para comprobar que está muerta. Nuria no responde ante los estímulos y su pecho no está iluminado. Luca se pone en cuclillas.

—He cumplido… Todos estos años tocan a su fin contigo. Nadie, ¡absolutamente nadie! se ha interpuesto entre mi familia y yo. Lo siento, siento haber acabado contigo, pero en el fondo… —Luca respira agitado—… No me das ninguna lástima. —Se ríe—. Porco cazzo. Ni un maldito robot ha podido conmigo.

Luca saca una fotografía de su bolsillo y la mira. Nuria abre los ojos y rápidamente agarra a Luca del cuello, totalmente desprevenido.

—Yo no soy un robot. Soy el humano perfecto.

Nuria con su mano rompe el pecho a Luca y deja su puño en su interior con la sangre saliendo a borbotones. El terror se apodera de Luca.

Nuria rápidamente comienza a absorber lo que parece ser su alma. Unas partículas blancas brillantes se despegan de la piel de Luca rápidamente, mientras el pecho y las heridas de Nuria empiezan a regenerarse formando de nuevo los sistemas biomecánicos que la componen. La piel de Luca comienza a congelarse y el pecho de Nuria a iluminarse de nuevo al volver a latir su corazón. Nuria termina por extraerle por completo el alma a Luca, que queda completamente congelado. Lo suelta y respira hondo. Su última noche ha acabado con demasiadas vidas, su implicación emocional jamás será tenida en cuenta ahora, pero le da exactamente igual.

Coge la fotografía congelada que Luca había sacado de su bolsillo, en ella aparece su mujer con dos niños, le da la vuelta y por detrás pone escrito «Sálvalos, por favor». Luca sabía desde el principio que iba a morir, estaba preparado para ello. Pero al creer que no iba a hacerlo, Nuria le había pillado con la guardia baja.

Se levanta con dificultad, sigue lloviendo. Su corazón late tranquilamente. Al haberse recuperado de sus heridas, mientras camina vuelve a cambiar su rostro a su forma humana, más familiar. Prefiere mantener su cuerpo metálico tal y como es realmente. Se acerca hasta el cuerpo inerte de Eva y la coge entre sus brazos. Los vértices de su armadura vuelven a iluminarse, esta vez con una luz anaranjada. Nuria y Eva se vuelven invisibles.

Aparecen en la cala de Dena, debajo de la casa de Eva. Nuria deja el cuerpo de Eva en la orilla, donde el agua la toca ligeramente. Allí se vieron por primera vez, donde pudo comprobar la bondadosa personalidad de Eva tratando de salvar, sola, a todas las personas que podía hasta que llegó la ayuda.

Suena una alarma. Es el teléfono de Eva. Lo coge. Son las 00:00. Ya es 21 de diciembre. El artefacto está a salvo. Ángel y su equipo camino de Madrid para recuperar la cura. Todo en orden pase lo que pase.

Nuria mira al cielo, esperando que surja algo. La tormenta aminora y la lluvia disminuye.

El cielo se ilumina por completo de blanco. Se escucha una explosión lejana y a los pocos segundos, desde las nubes caen seis rayos de luz directos al mar. Al poco tiempo, el agua se divide en dos. De la superficie del fondo del mar, surgen seis figuras caminando hacia Nuria. Son las otras seis especies.

Dos de ellas muy alargadas, de aspecto humanoide con unos trajes sellados. A través de ellos, pueden respirar sin ahogarse. Otra de ellas, translúcida como una medusa, también humanoide de un solo ojo y levitando. Tiene dos brazos de los que salen una especie de branquias alargadas. Otra, un ser completamente transparente que se deja entrever por lo que parece ser un sistema circulatorio luminiscente, sin rostro alguno. El extraterrestre situado en el extremo ha adoptado una forma humanoide, también sin rostro, cuya cabeza parece un fuego constante. Su piel está compuesta por diversos patrones triangulares oscuros. Por último, el más alargado de todos. Una cabeza triangular con lo que parecen dos grandes cuernos a los laterales; cuello alargado y cuerpo fibroso con manos de tres dedos; sus ojos son azules intensos y su nariz está en la frente. Es el líder de las siete especies.

Al llegar se quedan frente a Nuria, que parece diminuta en comparación con ellos. Nuria hace una reverencia para saludarlos y ellos responden con el mismo gesto.

En un idioma desconocido, el líder de los humanoides habla directamente a Nuria para decirle que ha incumplido las reglas y entre las seis especies primarias han llegado a un acuerdo.

Los datos obtenidos no son favorables y tampoco consideran que sea una civilización que deban dejar totalmente libre. Sin embargo, al ser el último experimento de Nuria y de toda la investigación de las seis especies, escucharán el veredicto de Nuria para tenerlo en cuenta antes de tomar una decisión final. Nuria habla en su idioma, puesto que entre ellos se entienden perfectamente.

—Estimados creadores, sé que no he obrado en este, mi último experimento, conforme a las normas que establecimos en este proyecto. Estoy de acuerdo en que esta civilización humana me ha impresionado muy negativamente a lo largo de todos los golpes de realidad que he introducido en sus sociedades. Este último, ha desembocado en una devastadora guerra que ha reducido a más de la mitad de la población.

»Sin embargo, esta Tierra vuelve a respirar al haber cambiado su forma de obtener la energía. Han entendido, sus líderes, que sin planeta no hay riqueza.

»Están a punto de salir de su adolescencia como civilización. Así que considero que es normal que estén sembrados de dudas e inseguridades sobre el futuro. Por esa razón, el poder solamente quiere más poder, retroalimentándose. El verdadero punto negativo que encuentro es la conformidad con la situación. La mayoría de los seres humanos de esta Tierra se conforman con lo que tienen y solo unos pocos tratan de cambiarlo, a pesar de que la muerte sea su consecuencia. Pero, por otro lado, todas estas personas albergan desde lo más oscuro de la especie humana hasta lo más bello en su interior. Es una lucha constante con ellos mismos. Este hecho, es mucho más potente y no lo he visto en ninguno de mis otros experimentos, solamente en mi propia civilización, en la especie humana original.

Nuria hace una pausa. Las otras seis especies esperan pacientemente.

—Por esa razón, me acojo a la opción de abandonar personalmente el proyecto y quedarme como su guía hasta el fin de mis días. Soy consciente de que no podré volver a unirme a vosotros, pero estoy convencida de que mi labor ha terminado. De esta forma, como ya saben, el libre albedrío queda dado por sentado, pero si durante mi guía resulto ser asesinada o si tras perecer por causas naturales esta civilización vuelve a autodestruirse, tendrán carta blanca para eliminar su universo. Mientras tanto, elijo quedarme junto a ellos. Ya cuentan con mis compañeros y otra civilización humana que podrá aportar a nuestra causa.

»A pesar de todo, espero recibir noticias suyas en el futuro con el fin de saber si han logrado nuestro objetivo. Este universo… es muy personal, con unas leyes muy similares a las que teníamos en la Tierra original. Y quien sabe si acabarán por reunirse de nuevo con todos los demás en el hiperverso. Ojalá sea así. Nada más que añadir. Gracias.

Las otras seis especies asienten y en su idioma se despiden de Nuria. A su manera, le dan a entender que sienten pena porque ella los deje, pero entienden su decisión. Se dan media vuelta y vuelven por el camino de la superficie marina. El agua vuelve a unirse lentamente y las seis especies se reconvierten en haces de luz que salen del mar volviendo a ascender. De nuevo, otro estallido que ilumina por completo el cielo.

Nuria deja de mirar al cielo y se vuelve hacia Eva. Se agacha y la vuelve a coger entre sus brazos. Está completamente pálida. Nuria la abraza, respira hondo, su misión ha terminado. Pero necesita a su amiga.

Todo su cuerpo se ilumina de nuevo por completo con una luz blanca. Comienza a transferir su energía vital directamente a Eva. Las heridas de Eva comienzan a sanar y su piel vuelve a coger color. El rostro de Nuria envejece ligeramente mientras Eva recupera sus funciones vitales. El cuerpo metalizado de Nuria comienza a emulsionar tejido de piel a su alrededor. Los sistemas biomecánicos de Nuria pasan a convertirse en biológicos. Durante el proceso, Nuria vuelve a tener un corazón de verdad.

Eva da una bocanada de aire fuerte y tose.

—¿Qué ha pasado?

Sin dar tiempo a responder a Nuria, coge su teléfono y mira la fecha. Son las 00:15 del 21 de diciembre de 2032.

—Nuria. —Eva se reincorpora—. ¿Qué has hecho? ¿Por qué sigues aquí?

Nuria solo puede sonreír y Eva también, se funden en un abrazo. Eva escucha el latido de un corazón normal y no es el suyo.

—Pero… no lo entiendo. ¿Qué has hecho?

Nuria suspira y trata de buscar las palabras correctas.

—Poco a poco volveré a ser una humana normal. Digamos que… ya no soy inmortal.

—¿Por qué?

—Porque no puedo dejar que lleguéis al hiperverso solos.

—Entonces ¿han decidido que somos válidos? Esto se parece mucho a la Tierra, Nuria. De hecho, ahí está mi casa.

—No Eva. —Nuria se ríe—. Seguimos en la Tierra y no creo que ni tú ni yo vayamos a ver cómo los humanos de este universo viajan a través de las estrellas. Pero sí estoy segura de una cosa.

—¿De qué?

—De que la perfección solo se alcanza mediante la imperfección, y vosotros sois perfectamente imperfectos. Así que solo podéis mejoraros y, seguramente, ayudar a la mayor causa de la existencia misma. Ahí solo serán unas horas de espera mientras aquí pasan miles de años.

Eva comprende ligeramente lo que Nuria le dice. Así que vuelve a recostarse sobre su pecho. Nuria mira al cielo.

—Entonces, ¿ahora qué? —pregunta Eva con una sonrisa en la cara.

—¿Ahora?

Nuria baja la mirada hacia el horizonte con el mar.

—Ahora vamos a reconstruir este mundo juntas.

NOTA DEL AUTOR

La razón de haber escrito esta novela no es otra que la de acercar un poco más mis ganas de contar historias con personajes a los que les suceden hechos extraordinarios. La idea original estaba pensada para un guion cinematográfico, pero debido a la dificultad de sacar adelante un largometraje, opté por contarlo a través de una novela, siendo, además, su temática algo tan actual como el cambio climático.

Todas las descripciones de los escenarios naturales de la novela han sido documentadas a través de la página web https://www.adaptecca.es. Ahí se pueden consultar simulaciones de escenarios de la temperatura del planeta, así como documentación ofrecida por la Oficina Española del Cambio Climático en Madrid.

Desde aquí te animo a un consumo y uso responsable de los materiales que están dañando nuestro planeta. Es evidente que no se puede cumplir con todas las medidas a nivel individual por cuestiones económicas, pero lo que sí puedes hacer es aportar un granito de arena más. Todos queremos seguir teniendo un hogar y no hay que olvidar que a largo plazo no tenemos otro.

AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a todas esas personas que invirtieron parte de su tiempo siendo lectores cero de esta novela para ayudar a mejorarla con sus opiniones y comentarios. A todas y cada una de ellas, mil gracias.

Gracias también a Irene Muñoz Serrulla por la corrección de la novela y su buena disposición ante las dudas de un escritor novel.

A Antonia J. Corrales por sus consejos y sugerencias.

Gracias a ti por haber comprado esta novela. Espero que lo hayas disfrutado y puedas dejarme u valoración en Amazon.

También me sería de mucha ayuda si publicas una foto tuya con la foto de portada de este Kindle (no es necesario que salga tu cara) con el hastag #21Novela en cualquier red social.

Has llegado a la página final

Report Page