2000
Los hombres
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Los Hombres
Yo soy Ramón González Barbagelata, de
cualquier parte,
de Cucuy, de Paraná, de Río Turbio, de
Oruro,
de Maracaibo, de Parral, de Ovalle, de
Loncomilla,
tanto da, soy el pobre diablo del pobre
Tercer Mundo,
el pasajero de tercera instalado, Jesús!,
en la lujosa blancura de las cordilleras
nevadas,
disimulado entre las orquídeas de fina
idiosincrasia.
He llegado a este mentado año 2000, y
qué saco,
con qué me rasco, qué tengo yo que ver
con los tres ceros que se ostentan
gloriosos
sobre mi propio cero, sobre mi
inexistencia?
Ay de aquel corazón que esperó su
bandera
o del hombre enramado por el amor más
tierno,
hoy no queda sino mi vago esqueleto,
mis ojos desquiciados frente al tiempo
inicial.
Tiempo inicial: son estos barracones
perdidos,
estas pobres escuelas, éstos aún harapos,
esta inseguridad terrosa de mis pobres
familias,
esto es el día, el siglo inicial, la puerta
de oro?
Yo, por lo menos, sin hablar de más,
vamos, callado
como fui en la oficina, remendado y
absorto,
proclamo lo superfluo de la inauguración:
aquí llegué con todo lo que anduvo
conmigo,
la mala suerte y los peores empleos,
la miseria esperando siempre de par en
par,
la movilización de la gente hacinada
y la geografía numerosa del hambre.