1983

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Cuarta parte » Capítulo 42

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Un hombre a las puertas del infierno.

Preston, domingo, 28 de diciembre de 1980.

La puerta está dando golpes, sacudida por el viento y la lluvia.

De estación en estación, ése es su destino: Las puertas del infierno.

Empuja la puerta y ve a BJ.

—Buenas tardes —dice BJ.

—¿Quién eres? —pregunta él—. ¿Tienes nombre?

No soy quien quiero ser.

—Nada de nombres.

Señala sus propias heridas.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta.

—Gajes del oficio —dice BJ—. Es lo normal en los sitios que frecuento.

Mira alrededor del infierno.

—¿De eso querías hablar? —dice—. ¿De los sitios que frecuentas? ¿De este sitio?

—Usted ya había estado aquí, ¿verdad, señor Hunter?

El hombre asiente.

—¿Y tú? —pregunta.

No sé cómo salir.

—Sí, claro —dice BJ—. Muchas veces.

—¿Estabas aquí la noche del jueves, 20 de noviembre de 1975?

BJ se aparta el pelo de los ojos negros y trata de sonreír.

—¡No vea cómo le dejaron la cara!

—La tuya tampoco es que esté muy bien.

—¿Cómo dice esa canción: Si las miradas mataran te acabarían matando?

—No sé.

BJ se saca un papel de la cazadora y se lo da:

—Yo sí lo sé— dice.

El hombre lo desdobla y lo mira:

Clare, con los ojos abiertos y las piernas abiertas, acariciándose el coño.

Mira a BJ y da la vuelta al papel:

Asesinada por la policía de West Yorkshire, noviembre de 1975.

Vuelve a mirar a BJ.

—Un poli viene y te corta la cabeza —dice BJ.

—¿Fuiste tú?

—No, señor Hunter. No fui yo.

—Pero ¿sabes quién fue?

BJ se encoge de hombros y espera.

—Dímelo.

BJ niega con la cabeza.

—Tendré que detenerte.

—No me detendrá.

—Sí.

—¿Por qué?

—Por hacer perder el tiempo a la policía. Por ocultación de pruebas. Por obstrucción. ¿Por asesinato?

—Eso es lo que ellos quieren.

—¿Quiénes?

—Ya sabe quiénes.

—No, no lo sé.

—En ese caso, está usted sobrevalorado.

—¿Y eso qué quiere decir?

—Quiere decir que un montón de gente por lo visto se ha tomado muchas molestias para asegurarse de que usted no venga a Yorkshire a investigar los crímenes del Destripador.

—¿Y por qué quieren verte detenido?

—Me quieren muerto, señor Hunter —dice BJ, mezclando verdades con mentiras y mentiras con verdades—. Detenerme es sólo la manera de agarrarme.

—¿Quiénes?

BJ vuelve a negar con la cabeza y esta vez procura no reírse:

—Nada de nombres.

Todavía no:

Todavía no ha empezado.

Hunter está cabreado.

—No me hagas perder el tiempo —grita, y abre la puerta.

La salida del infierno.

Pero BJ llega antes…

A la puerta del infierno.

La cierra de un portazo.

—Usted no va a ninguna parte —dice.

Hunter le pone el papel a BJ delante de la cara.

—En ese caso, empieza a hablar de una puta vez.

BJ lo aparta y da un manotazo al papel:

—Que te den —dice.

—¿Para qué me llamaste?

—No quería llamar, se lo aseguro —dice BJ, alejándose de él—. Tenía muchas dudas.

—¿Entonces?

—Pensaba mandarle la foto por correo —murmura BJ—. Luego me enteré de que lo habían apartado del caso y no sabía cuánto tiempo seguiría usted allí.

—¿Sólo tienes esto? —pregunta Hunter, con el papel en la mano—. ¿Nada más?

BJ asiente.

—¿Por qué?

—Quiero que esto termine de una vez —dice BJ—. Quiero que paren.

—¿Quiénes?

—¡Nada de nombres, hostias! —grita BJ—. ¿Cuántas veces tengo que decírselo?

Hunter mira a BJ y luego a Clare:

—¿Por qué aquí? ¿Fue aquí donde empezó todo? ¿Con ella?

—¿Donde empezó? —se ríe BJ—. ¡Ni de coña!

—¿Donde terminó?

—Digamos que fue el principio del fin.

—¿Para quiénes?

—Ya lo sabe —murmura BJ—. Para mí, para usted, para ella… para la mitad de todos los putos polis que conoce.

Clare, con los ojos abiertos y las piernas abiertas, acariciándose el coño.

—¿Por qué Strachan? ¿Por la revista? ¿Por Spunk?

—¿Por qué mataron a Clare? —dice BJ. Y niega con la cabeza—: No.

—¿No fue por el porno? ¿El asesinato de Strachan no tenía nada que ver con MJM, con la empresa que publicaba las revistas?

—No.

—Quiero nombres.

—Le diré un nombre —susurra BJ, repitiendo las instrucciones del día para la misión del día—. Sólo uno.

—Adelante.

—Ella se apellidaba Morrison.

—¿Quién?

—Clare. Su apellido de soltera era Morrison.

—¿Morrison?

—¿Conoce a alguna otra Morrison, señor Hunter?

—¿Grace Morrison?

—¿Y?

—El Strafford. Era la camarera del Strafford.

—¿Y?

—Eran hermanas —murmura Hunter.

—¿Y?

Hunter mira el papel que tiene en la mano.

Clare, con los ojos abiertos y las piernas abiertas, acariciándose el coño.

Mira a BJ y comprende:

—El Strafford.

—Bingo.

—¿Cómo lo sabes?

—Estaba allí.

—¿Dónde? ¿Dónde estabas?

—En el Strafford —dice BJ. Y abre la puerta.

La salida del infierno.

Pero Hunter llega antes…

A la puerta del infierno.

La cierra de un portazo.

—Tú no vas a ninguna parte, chaval. Todavía no.

—Así es su gente, señor Hunter.

—Vete al carajo —grita—. ¡Cuéntame qué pasó esa noche!

—Pregúnteselo a otro.

—¿Te refieres a Bob Craven? No tengo a quien preguntárselo. Están todos muertos.

Misión Cumplida. BJ sonríe:

—Exactamente.

—¡Hijo de puta! —agarra a BJ de la cazadora.

BJ lo empuja.

Vuelve a agarrarlo.

BJ le da un puñetazo.

Cae al suelo.

BJ lo sujeta del cuello, pero no consigue zafarse de él.

—¿Qué coño está haciendo? —grita BJ.

—Es hora de dejar de huir —contesta entre dientes.

BJ le da una patada, pero no consigue zafarse de él.

—¡Déjeme en paz, joder!

—¿Qué pasó?

BJ le da otra patada.

—No diré nada más —dice.

—¡Dímelo!

BJ se suelta y está en la puerta.

En la salida del infierno.

—No han terminado con usted —dice.

—Estás muerto —contesta Hunter, desde el suelo del infierno—. Estás muerto.

—Yo no —se ríe BJ—. Tengo un seguro de vida. ¿Y usted?

—Si no vienes conmigo te encontrarán y te matarán.

—A mí no.

—Ya puedes correr.

—Que le den por culo —dice BJ. Y abre la puerta.

La puerta golpea, sacudida por el viento y la lluvia.

La salida del infierno.

—Es usted quien tendría que correr —dice BJ—. No han terminado con usted.

Se queda en la puerta.

En la puerta del infierno.

Y entonces lo ve:

De rodillas, en el césped de su jardín, bajo la lluvia, con un dedo en el gatillo y la pistola en la boca.

—Estás muerto —grita Hunter.

BJ sale.

—Muerto.

Bj echa a andar calle arriba y entonces lo ve: Lo ve parado al final de la calle, al lado del coche, con la puerta abierta.

Mirando a BJ.

Sin pestañear.

Sonríe.

BJ sale corriendo.

Cagando leches.

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