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CINCO » Capítulo VI

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Capítulo   

VI

—¿TENEMOS un acuerdo, entonces?

—Sí.

—¿Ves? Esto ha sido sencillo.

—…

—Los detalles, los afinaremos después.

—Claro.

—Cuando venga Elejalde, le explicas bien lo que debe hacer con los asuntos que dejas.

—Por supuesto.

—Agradecería mucho que se lo des todo prístino.

—Seguro.

—Como entenderás, te conviene que el traspaso sea satisfactorio.

—…

—Yo te ayudo, tú me ayudas… ¿Entiendes lo que te digo?

—Sí…

—¿Sabes que mi hijo ya me lo ha contado todo…?

—Yo…

—Shhh…

—Es que…

—Mira, ya hemos llegado a un acuerdo…

—Pero…

—Shhhh… He dicho que hemos llegado un acuerdo… ¿Sí o no?

—Sí.

—A pesar de tu comportamiento…

—…

—…y de que convenciste a mi hijo para que hiciese está gilipollez de negocio.

—No es cierto…

—Shhh… Mejor no hables…

—…

—No tiene sentido que mientas, gordo.

—…

—Ya todo está prístino, ahora.

—…

—Bien. Así está mejor. Ahora solo quiero que nos ahorres un poco el trabajo.

—Por supuesto.

—Anda, dime, gordo, entiendo que te cargases a casi todos tus socios y a tu rubita, pero, ¿por qué así?

—Yo…

—Cuidado con mentir.

—Pero…

—Shhh… Ya te he dicho que todo está prístino.

—…

—Vamos, gordo, habla…

—…

—Sobre todo, cuéntame, ¿por qué obligaste a tu loco calvo a que le hiciese todo eso a Ledesma?

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