+18
20. Muéstrame un poco
Página 23 de 52
20
Muéstrame un poco
ALASKA
De acuerdo, tengo las mejillas sonrojadas en el momento en el que le abro la puerta a Drake. La casa se encuentra en un silencio absoluto debido a que todos duermen, así que me llevo un dedo a los labios en la típica señal de pedir silencio, excepto que no se lo pido, se lo exijo.
¿Por qué estoy sonrojada? No es porque esté invitando a Drake a estar de noche en mi habitación, porque eso ya sucedió, pero estoy casi segura de que se trata de que me animé a ponerme el pijama con el short más corto que tengo junto a la camiseta más ajustada. Llevo calcetines hasta el final de mis pantorrillas y el cabello suelto me llega más abajo de mis pechos, lo cual es bueno porque cubre las cimas de estos, que se marcan contra la camiseta.
Drake no dice nada mientras cierra la puerta, con mucho cuidado para hacer el mínimo ruido posible. Comienzo a caminar hacia las escaleras sin decir ni una palabra y él me sigue. Arriba dejé golosinas. Cuando llegamos a mi habitación, cierro la puerta con seguro. El ambiente entre nosotros es algo diferente a la vez pasada. En aquella ocasión, Drake se dedicó a observar mi habitación mientras yo mantenía mi vista fija en él, esta vez eso no es lo que sucede.
Esta vez me pega a su cuerpo agarrando de una manera nada inocente mi trasero, lamiéndome el labio inferior justo antes de darle un pequeño beso. Se trata tan solo del comienzo de lo que se convierte en un beso lleno de intensidad que me toma por sorpresa y que me vuelve gelatina las piernas. Poso las manos sobre sus hombros en el momento en el que me alza lo suficiente para que mis pies estén sobre los suyos. Me besa sin ningún tipo de clemencia o duda. Sus labios son firmes, saben lo que quieren, y su lengua ávida coquetea una y otra vez con la mía. Siento cómo se me eriza el vello, así como un cosquilleo en la punta de los pechos y una increíble necesitad de apretar los muslos. No es lo único que siento, también siento el roce de una protuberancia en los pantalones de chándal de Drake contra mi cadera que me hace estremecer.
Me hace enlazar las piernas en torno a su cintura y de nuevo me estremezco porque una parte muy dura de su cuerpo choca contra una parte blanda del mío de una manera perfecta y enloquecedora. Mantengo los ojos cerrados mientras nos besamos una y otra vez. Noto que comienza a caminar y cuando abro mis ojos descubro que me llevaba hacia la cama y apoya mi espalda en el colchón.
Separándose lo suficiente, me regala una mirada llena de deseo que, sin planearlo, me hace retroceder en la cama en busca de comodidad. Lo veo subir en el momento en el que apoyo la cabeza en la suavidad de la almohada, con un gateo que encuentro gracioso y sexi me alcanza. Con sutileza abro mis piernas para hacerle espacio entre ellas y no tarda en ubicarse sobre mí, no deja caer el peso de su cuerpo…Todavía no, pero puedo percibir todo el calor que emana de él.
No nos hemos dicho una sola palabra desde que ha llegado, pero nuestros besos y nuestros cuerpos parecen hablar por nosotros, al menos en mi caso. Nos miramos fijamente y alzo una de mis manos para retirarle el cabello de la frente, luego me encuentro arrastrando los dedos hasta sus labios, sobresaltándome cuando me mordisquea las yemas. Este hombre tiene experiencia y no fingiré que eso me molesta, porque sé que nada será un fiasco, que con Drake se tiene que disfrutar cada momento.
—Hola, Alaska —susurra hablando por primera vez.
Me da una pequeña sonrisa que se me hace imposible no devolver.
—Hola —le susurro yo antes de tragar—. Esta es una manera interesante de volver a saludarnos, sobre todo teniendo en cuenta lo que tú decías de la paciencia y nada de sexo, bla, bla, bla.
Riendo, deja caer su cuerpo contra el mío ocasionando que su dureza esté justo contra el vértice entre mis muslos. Cubriéndome la boca con una mano logro bloquear el sonido que está a punto de escapar de mí.
No puedo borrar de mi mente la fatídica experiencia de «sexo oral» con el asesino de Caleb, ni tampoco mi breve tonteo con Norman, aunque admito que dejé que me tocara los pechos y llegué a meter mi mano debajo de su pantalón, incluso puede que hubiese deseado que me tocara mucho más. Pero ¡Jesús desvistiéndose! He soñado con el hombre que tengo ahora delante durante años, con este momento, con esta cercanía y eso solo lo hace aún más excitante. Con sus besos él ya me había encendido y ahora, con la increíble presión de su pelvis contra la mía, el mundo es un lugar mejor.
—No vamos a tener sexo, pero hay muchas cosas sobre las que apuesto que sientes curiosidad y…
—¿Y qué? —Sin poder evitar muevo las caderas porque mi cuerpo exige fricción, pide acción por debajo o por encima de la cintura. Lo que sea.
—Y tu libro sucio dijo muchas cosas que voy a confirmarte, desmentirte o adaptar a la realidad. —Su boca va a mi cuello, ladeo la cabeza a un lado para darle mejor acceso—. ¿Te gusta la idea? Aunque veo que planeabas que viéramos películas.
—¿Qué películas? ¡Jamás planeé tal cosa!
Él dirige su mirada hacia la caja llena de cintas que había preparado y tomándole el rostro lo obligo a mirarme a mí, porque ¿a quién rayos le importa una película teniendo una propuesta como la que me acaba de hacer?
No estoy desesperada por perder la virginidad, la verdad es que no me pesa llevarla conmigo, somos como dos buenas amigas y nos cuidamos. No tuve acercamientos sexuales con Caleb o Norman por desesperación, no; fue por curiosidad y deseo de hacerlo, porque siempre me ha gustado la idea de indagar qué podría gustarle a mi cuerpo. Aunque aún mantengo esta discusión conmigo misma sobre el miedo de tener algo dentro de mí, me gustaría explorar muchas cosas.
Creo en el amor y creo en el sexo con amor, pero tampoco me cerré a la idea de la posibilidad de que un día sucediera por el simple hecho de sentir pasión y deseo hacia alguien. No estoy dispuesta a explorar físicamente mi cuerpo con Drake por estar desesperada, querer agradarle o cumplir sus deseos. Lo hago porque él despierta deseo en mí, además de sentimientos dulces y fuertes, porque me siento cómoda y no me da miedo, porque quiero hacerlo.
—Muéstrame —pido.
Su respuesta es una sonrisa y es casi cómica la manera en la que se sienta a horcajadas sobre mis muslos. Estirando las manos se topa con la camiseta que llevo puesta.
—No tenemos por qué correr, podemos hacer algo muy básico. —Toma el dobladillo—. ¿Puedo?
Yo misma le he mostrado mis pechos desnudos, así que asiento en respuesta. Él arrastra la tela muy lentamente hacia arriba encargándose en el proceso de acariciarme la piel con los dedos. No me quita la camiseta, la deja reposar por encima de mis pechos desnudos y, aunque la calefacción está encendida y mi cabello se esparce por encima de ellos, irremediablemente las puntas de mis pezones se yerguen. Las manos de Drake me llevan el cabello hacia atrás para tener una mejor vista.
—Tu sonrojo se está esparciendo por todo tu pecho —murmura con la vista clavada ahí. Su índice y su pulgar frotándome entre los pechos—. ¿No tienes problema con esto?
—Mi único problema es que soy la única que no lleva camisa. —Aunque es una respuesta bastante genial, la suelto con un rastro de timidez.
Agarra su camisa por la espalda y se la saca. Me gusta esto de la igualdad de condiciones. Deja de estar a horcajadas sobre mí para colocarse de costado a mi lado y una de sus manos me deja un patrón incomprensible de caricias en el estómago.
—Modificación para tu historia sucia: sí se puede conseguir que una chica se corra únicamente dándole placer a sus pechos si ella es particularmente sensible en esa zona, pero…tocar en otro lugar es una buena ayuda.
Proceso con lentitud lo que me dice porque, después de ello, él se encuentra inclinándose hasta hacerme sentir la humedad de su lengua alrededor de la areola de uno de mis pechos. Creo que estoy soñando, pero cuando siento el pellizco de sus dientes contra la suave carne y luego el lametón, me doy cuenta de que esto es muy real. Y todo es todavía más alucinante cuando experimento la sensación de su lengua contra uno de mis pezones para después incluso ver cómo hace la cosa más increíble: lo captura entre sus labios y chupa con fuerza. Eso va directo a mi entrepierna haciéndome apretar los muslos. Su otra mano me sostiene otro pecho y juega con su cima erguida. Cerrando los ojos, Drake succiona con más fuerza mi pecho con su boca y de nuevo me cubro los labios con una mano para acallar el ruido que quería escapar, mientras la otra mano se aferra a la sábana.
No queriendo cerrar los ojos, mantengo la vista en él, no deseo perderme nada de lo que me hace. Me retuerzo y mis caderas se alzan en busca de algo. Su boca abandona mi pecho ahora húmedo, sonrosado y con una cima muy erguida para dirigirse al otro. Siento una mano en mi cadera intentando inmovilizar mis desesperados movimientos y la otra desciende… Tiemblo cuando la posa sobre mi abdomen haciéndome gemir cuando baja todavía más hasta llegar a mi vientre, casi al inicio de mi pubis. Me rindo cerrando los ojos cuando, sobre el algodón del short, la mano de Drake se encuentra acunándome… Ahí.
Escribí que Cody le hacía esto a Harper muchas veces, aunque todo fue de alguna manera muy exagerado y no llevaban ropa, pero esto que Drake me hace no sé cómo describirlo o tal vez lo sé, pero los sentidos no me dan para pensarlo con claridad. Por lo que mi explicación viene rápida a continuación:
Drake no deja de devorarme un pecho, haciéndome sentir sus mordiscos, los lametones y las succiones de su boca, de una manera increíble. Su mano, o más bien sus dedos, me frotan la entrepierna a través del algodón del short, al principio con lentitud. Mi cuerpo reacciona a su toque, me muevo mucho, pero él trata de contenerme con una mano sobre la cadera.
Quisiera decir que este momento de delirio y pasión dura mucho, pero estaría mintiendo porque el final llega bastante pronto.
No dura poco porque Drake sea poco habilidoso. Su duración es efímera porque parece que soy sensible o que ya estaba muy excitada, razón por la cual cuando me toca durante quizá dos minutos mi cuerpo ya parece listo para explotar, así que cuando sus dedos viajan justo hacia el lugar donde espero que un día nuestros cuerpos se conecten, siento cómo termino de estropear mis bragas con exceso de humedad cuando alcanzo el orgasmo. El mordisco que siento en un pezón justo en ese momento lo hace más intenso y mucho mejor que todos los que me he dado yo misma alguna vez.
Es un momento real. Si bien ha sido corto por mi inexperiencia y lo hambriento que estaba mi cuerpo de su tacto, fue espectacular y todavía cuando fue enloquecedor que me tocara por encima de la ropa, sé que mi cuerpo finalmente pedirá y necesitará el contacto con su piel desnuda.
Ha sido una de las cosas más reales que he experimentado nunca.
Su respiración baila contra mi cuello, su cuerpo se encuentra sobre el mío y su dureza de nuevo contra mi entrepierna, calentándome lentamente una vez más. Soy un desastre de sudor y respiración más cercana a jadeos, pero soy un desastre muy feliz.
—Entonces, sí se puede tener un orgasmo así —rompo el silencio. Su cuerpo tiembla contra el mío cuando ríe.
—Sí, no es tan intenso, pero estoy seguro de que es bueno. Puede ser mejor, sin barreras.
—Seguro. —No pienso discutirle eso.
Intento colar una mano para acariciarlo por encima de la tela, pero, debido a nuestra posición, para lograrlo tendríamos que retorcernos y colocarnos en una posición muy incómoda, lo cual le hace reír.
—Lo siento, pero en la realidad nos toca adaptarnos para poder conseguirlo. —Rueda para caer a mi lado y se lleva una mano a su entrepierna—. No te dejaré tocar esto hoy. No me apetece ensuciarme la ropa o ensuciar la tuya. No podemos quemar todos los pasos así de rápido.
¿Quién dice que no? Sin embargo, creo comprenderlo.
Me embargan muchas emociones y, debido a la falta de costumbre en todo esto, podría decirse que soy una batería que ha perdido parte de su carga porque lucho contra un bostezo. Supongo que debo trabajar en eso de la resistencia si pretendo tener una vida sexual muy activa. Tomo la camisa de nuevo y me la pongo.
En lugar de ponernos a ver alguna película, giramos de costado para observarnos. Creo que en su mente él también está procesado lo que ha sucedido, que definitivamente no somos solo amigos y lo fuertes que están las cosas.
—Tengo curiosidad.
—Tú siempre tienes curiosidad. —Pone los ojos en blanco.
—¿A qué edad dejaste de ser virgen?
—A los dieciséis. —Ni siquiera parece sorprendido de mi pregunta—. Y fue terrible.
—¿Lastimaste a la chica?
—No —ríe—, ella ya lo había hecho antes con alguien. Fue terrible porque mi única experiencia con el sexo era la masturbación y pensé que duraría tanto como con el trabajo manual. Básicamente el porno me había enseñado dónde tocar y lamer, pero ¿y todo eso de meter y sacar? Terrible. —Hace una mueca que me hace sonreír—. No duré ni siete minutos, me di cuenta de que no era como masturbarse, porque luché desde la primera estocada para no correrme.
»Fue terrible y te aseguro que los siguientes encuentros tampoco fueron los mejores. Además, estaba bastante intimidado por la chica, que parecía un sargento dándome órdenes.
»El ser humano es de instintos, pero eso no quiere decir que nace sabiendo cómo hacérselo a una persona, coger, follar o como quieras llamarlo, sería absurdo establecer eso. Aprendí cómo complacer a quien esté conmigo y a mí mismo, sin que acabe en fiasco, con cada experiencia que fui cosechando.
Me gusta su sinceridad, no está diciendo algo como que nació siendo un superdotado para el sexo, porque siempre están haciéndonos creer que la primera vez solo es la chica la que tiene dudas, pero muchas veces me pregunto si no supone mucha presión también la primera vez para un chico: el pensar en complacer a la chica, en durar, en tocar los lugares correctos, en pensar cómo moverse, ser bueno en ello… Es mucha presión para alguien que también está teniendo sexo por primera vez.
—¿Ahora eres un Dios del sexo?
—Cuando lo hagamos, ya me darás tu opinión —bromea—, pero te diré algo que te hará feliz.
—¿Qué?
—Eso fue a los dieciséis años y quizá mis primeras cinco veces o algo así, pero luego trabajé mi resistencia. Así que tranquila, no te dejaré a medias.
—Eso me alegra. —Me río.
—Entonces, ya que estamos teniendo esta conversación. ¿Hasta dónde has llegado, Alaska?
Supongo que esta es una conversación extraña o tal vez no, aunque estoy bastante sonrojada y siento algo de timidez, me gusta este momento sincero sobre un tema del que dudo que muchos se atrevan a hablar.
—Ya sabes lo que sucedió con Caleb. Con Norman lo toqué debajo del pantalón y él me tocó los pechos… Nos frotamos un poco, pero hasta hoy eso fue lo más lejos que llegué.
—Espero llenar las expectativas de tus primeras veces.
—Lo estás haciendo. —Le sonrío—. ¿Tienes alguna confesión que hacer? Algo que quisieras decirme.
—Sí, que si alguna vez vas abajo, por favor vigila con tus dientes. Esa mierda duele, te lo digo por experiencia.
Estallo en una carcajada, pero rápidamente me cubro la boca con la mano para no despertar a mi familia, porque mis padres saben que me duermo tarde, más no que me río de esta forma porque tengo compañía.
—Tendrías que enseñarme… Y no ser un idiota como Caleb.
—Promesa. Ahora, ¿algo que confesarme tú?
—Me da miedo… —Tomo una respiración profunda—. Siempre esquivo la idea de tener algo dentro de mí. —Estoy avergonzada de mi confesión—. Es decir, yo quiero, pero a la vez la idea en mi cabeza me pone nerviosa. Supertonto.
—Creo que eso es normal en las chicas. O bueno, también en los chicos a los que les van los chicos. Debe de causar reparo saber que te meterán algo, supongo. —Se ríe y golpeo su brazo—. No te preocupes por eso, deja de darle vueltas, cuando finalmente suceda ni siquiera tendrás tiempo de pensarlo porque es algo que tu cuerpo te indicará que quiere.
—Supongo, porque yo quiero que me toques sin ropa. —Me concentro en ver su cuello.
—Y yo quiero hacerlo.
—¿Alguna vez has soñado de manera sexual conmigo, Drake?
—Sí. ¿Y tú?
—No hasta ese extremo, pero sí me he imaginado muchas cosas. —Me sonrojo y esa es su advertencia—. Muchas.
—¿Te he gustado siempre, Alaska? —Su mano me toma de la barbilla para obligarme a mirarlo a los ojos.
—Desde que llegué a la adolescencia y supe lo que era sentir verdadera atracción. Pensé que nunca estaríamos así.
—No me di cuenta, pensé que solo me mirabas por la ventana porque no te parecía horroroso, pero creí que solo se trataba de eso. ¿No pensabas decírmelo nunca?
—Para mí no tenía sentido hacerlo. Pensé que sería tonto y no quería que luego ya no fueras mi amigo.
—¿Sabes? Siempre me gustaste, tanto tu cuerpo como tu personalidad, pero hasta que leí todas tus historias no me di cuenta de que siempre me escudaba pensando en ti como una niña, para de esa manera sentirme culpable y ocultar esos deseos.
»Pero cuando vi lo que habita en esa cabecita tuya, entendí que no eras ya una niña y que, con sinceridad, fácilmente jamás iba a superarte.
Con los dedos tomo sus labios, la diversión en sus ojos es evidente cuando los muevo fingiendo hablar por él:
—Eres la mujer de mi vida, Aska. Estás que ardes y me traes loco. —Hace a un lado mi mano mientras ríe.
—No tienes que decirlo por mí cuando es la verdad. —Me golpea la nariz con el índice—. Te quiero.
—Y yo te quiero a ti…Y admito que dudo de mi resistencia cuando hagamos algo más, porque me diste un orgasmo de categoría uno y ya tengo sueño; estoy sin energía.
—Tienes cada ocurrencia. —Me da un beso rápido—. Descansa, debemos trabajar esa resistencia tuya antes de llegar a algún lado.
Río bajito y hablamos otro poco más hasta que no puedo luchar más contra el sueño y me quedo dormida. Me gustaría decir que me dormí con una sonrisa, pero a lo máximo que aspiro es a no haberme quedado dormida con la boca abierta ni babeando la almohada. Ya sabes, como la gente normal, porque si hay algo que he aprendido hoy es que la gente real no crea momentos perfectos, pero sí momentos memorables, reales y especiales.
18 de julio de 2016
Observo cómo Alice se pinta sus labios con la mirada fija en el reflejo que le da el espejo, le sienta bien ese color morado. Apoyo la espalda en una de las paredes de metal del ascensor y ella me sonríe a través del reflejo, y de inmediato me encuentro devolviéndole el gesto.
—¿Por qué te pintas la boca justo ahora? —cuestiono.
—Porque me provocó y porque me gusta.
—Claro. —Ladeo la cabeza a un lado—. ¿Le dijiste a Georgia que veríamos a Austin?
Georgia es su mejor amiga, quien aún después de esa mentira sobre que Austin no quiso conocerla —cosa que él nunca supo— sigue delirando por él y ansiando conocerlo en algún momento.
—No, porque no vinimos a ver a Austin, vinimos a ver a nuestro hermano y a Ade.
Eso es cierto, cenaremos con Adelaide y Jocker; Jack nos ha traído porque Alice no sabe conducir y porque es un hermano así de adorable cuando no está molestándonos con bromas o siendo sobreprotector. Sin embargo, estoy casi segura de que Austin estará hoy aquí, puesto que Adelaide también está y suelen coincidir en los días en los que salen en directo desde el estudio. Cosa que también sabe Alice.
Las puertas del ascensor se abren, salgo y Alice camina a mi lado enlazando un brazo con el mío. Habla sobre haber encontrado su carrera soñada: diseño de interiores. Me encanta su entusiasmo, es genial ver que este tiempo libre le sirvió para dar con su especialidad. Al primero que vemos es a Derek, quien parece estar revisando algo en unas hojas. Alza la vista cuando estamos cerca de la puerta y nos sonríe de esa manera suya que derretiría a cualquiera.
—Las hermanitas Hans, que cada día crecen más. Vengan y saluden a su casi hermano. —Abre sus brazos en una clara invitación a abrazos que creo que nadie puede negarse.
Las personas que hacen el programa con mi hermano no son solo compañeros de trabajo, ellos también son prácticamente su otra familia. Derek, Krista, Holden, Rayan, Breana, Elise e incluso Valerie, la exesposa de Jocker que actualmente se encuentra fuera del programa por motivos personales, y Parker uno de los últimos en llegar. Todos ellos se han convertido en una presencia constante en nuestras vidas a raíz de sus relaciones con mi hermano.
Derek nos da unos buenos minutos de halagos antes de que entremos en el estudio. Aún es temprano, por lo que solo vislumbro a Breana conversando con Adelaide y no me lo pienso dos veces cuando camino hasta ellas seguida por mi hermana.
—¡Chicas! —Esa es Breana, que es la primera en vernos. Ambas nos saludan—. Qué bueno verlas. Por cierto, ¡felicidades, Alaska! Supe que estás saliendo con uno de los encantadores niños Harris.
¿Drake un niño? No me lo parece cuando me toca, cuando me besa o cuando simplemente me enloquece.
—Sí, finalmente. —Sonrío—. Es un novio raro, pero muy bueno.
Mis palabras la hacen reír, Adelaide da un sorbo de lo que parece té y asiente.
—Vamos, su hermano estaba preguntando por ustedes. No sabía si al final iban a renunciar a cenar con nosotros.
Le sonrío a Breana antes de caminar detrás de Adelaide, quien va escuchando lo que Alice le dice. Hubo un tiempo en el que mi hermana tuvo un fuerte rechazo hacia Adelaide. Se oponía a la idea de que Jocker saliera con nuestra actual cuñada y no le da miedo admitir el hecho de que fue bastante pesada. Pero después de que Adelaide nos ayudara cuando Alice pasó una terrible experiencia y tras la posterior tragedia de Jocker, la relación entre ellas mejoró. Nuestra cuñada fue un gran apoyo, estuvo cuando la necesitábamos y demostró que estaba hecha para ser parte de nuestra familia. Además, es tan nerd como Jocker y siempre podemos discutir sobre libros. Y por si eso no es suficiente, conocerla a ella me permitió conocer a Alexa Blake, la mejor amiga de Adelaide y la persona con la que mejor puedo discutir sobre libros eróticos o novelas románticas.
—Felicidades por pasar al último año, Alaska. Ahora solo te queda la decisión épica de qué harás con tu vida y seguir estudiando. —Y eso suena totalmente como Adelaide.
—Si me lo dices de esa forma, te prometo que me llenas de total entusiasmo —comunico.
—Oh, solo quiero decirte las maravillas que te esperan de la vida. ¿Qué hay de ti, Alice?
—Ya sé lo que quiero estudiar. Me ha servido este tiempo libre para pensarlo muy bien.
—Eso está genial… ¡Peluchito! —se interrumpe Adelaide al ver a Austin salir de lo que supongo que es un baño.
Él se detiene frunciendo el ceño, pone sus ojos en blanco y le sonríe antes de notar nuestra presencia.
Camina a paso muy lento hasta nosotras y se detiene cuando está justo enfrente.
—Algún día me llamarás Austin.
—Siempre serás peluchito. Mi peluchito superamigo —se burla, y él bufa antes de sonreírme.
—Me alegra verte de nuevo, Alaska… —Luego su mirada va a Alice y su sonrisa vacila un poco como si se preparara para la hostilidad—. Y hola a ti.
—Hola a ti —le devuelve el saludo Alice.
—Iremos a cenar después del programa. ¿Te unes? —pregunta Adelaide.
—No, gracias por la invitación, Adelaide, pero tengo una cita.
—¿Otra mujer a la que devorar? —lo pica Adelaide.
Alice y yo somos dos hambrientas de información porque ¿a quién no le gusta recibir información gratis?
—No, cenaré con mi padre, tonta. —Le sonríe—. ¿Te veo dentro de diez minutos para comentarte el artículo del que hablaré hoy? Creo que estaría genial que lo discutiéramos, mi primera opción fue Jocker…
—¡Oye! —se queja Adelaide.
—Pero está ocupado en una importante investigación, ¿no? En fin, te veo dentro de diez minutos. —Nos hace un asentimiento de nuevo a mi hermana y a mí—. Que se diviertan.
Lo vemos alejarse y luego Alice decide hablar.
—No entiendo por qué enloquecen por él.
—Es atractivo, ahora parece que es famoso, es inteligente, tiene buena voz, es un excelente amigo, divertido y leal. Tienes razón, ¿por qué alguien querría salir con alguien tan horrible como Austin, Alice? —Me río de las palabras de Adelaide mientras seguimos caminando hasta llegar al camerino que comparte con Jocker.
De inmediato me arrojo a los brazos de mi hermano, quien nos sonríe y nos saluda con cariño. Como siempre comienza por preguntar cómo estamos, molestar a Alice sobre si leyó sobre algo interesante, preguntarme si aprendí química e intentar hacernos cosquillas. Me dejo caer a su lado en el sofá.
—¿Qué tal Drake? No hay ningún trasero que patear por el momento, ¿verdad?
—No. Drake está bien. —Me sonrojo—. No tienes de qué preocuparte.
—Eso espero, de igual manera advertí a Holden que mantenga un ojo en él.
Todo lo que hago es rodar los ojos, pero sonrío cuando me abraza. En líneas generales Jocker no es un hombre muy expresivo o abiertamente cariñoso, pero con mi hermana y conmigo siempre ha sido especial, ahora también lo es mucho más con Adelaide.
Mis hermanos conversan sobre un artículo nuevo que Jocker ha publicado sobre el tiempo precario y peligroso que vivió en el Medio Oriente hace un tiempo, es un tema delicado debido a que en él aún hay secuelas emocionales, pero puedo ver que a veces también disfruta de hablarlo, de hacerle saber al mundo todo lo que está pasando en esos lugares, y eso es admirable, porque incluso Alice, a quien no le gusta hablar de tragedias o cosas tristes, se interesa.
Estoy prestando atención a lo que mi hermano dice hasta que mi teléfono móvil anuncia la llegada de un mensaje. Sonrío cuando veo que se trata de Drake y los mensajes comienzan a llegar sin parar.
Señor Caliente: ¡MÁTAME! ¡SUBISTE LA SINOPSIS DE UNA NUEVA HISTORIA!
Señor Caliente: DICE CONTENIDO ADULTO. MIERDA. SEXO, PREVEO SEXO.
Señor Caliente: ERES PERVERSA.
Alaska: ¿Por qué me gritas? :O
Señor Caliente: ¡PORQUE ESTOY EMOCIONADOOOOO! Llevabas tiempo sin escribir, me asustaba haberte robado tu inspiración.
Señor Caliente: ¿Quieres hacerme un spoiler? 7u7
Alaska: Nop. Tendrás que esperar. Por cierto, no te olvides de dejar un corazón.
Señor Caliente: No hace falta, llevas cinco mil corazones ya en la sinopsis.
Señor Caliente: Por cierto, FELICIDADEEESSS. 200 mil seguidores. Estoy orgulloso de ti.
Espera. ¿Qué? Entro rápidamente en mi perfil y quiero dar saltos de emoción cuando veo que no miente. ¡Oh, Jesús, lector de sucias historias!
Alaska: ¡NO ME LO PUEDO CREER!
Señor Caliente: Yo sí, porque eres increíble. Te quiero, pásalo genial con Jock. Salúdale de mi parte.