+18

+18


1. Dime qué lees y te diré…

Página 4 de 52

1

Dime qué lees y te diré…

DRAKE

10 de abril de 2015

—¿No te parece que Aska a veces actúa de una forma rara? —le pregunto a mi hermana Hayley.

Ella alza brevemente la vista de su teléfono móvil para prestarme atención mientras continúo saltando a la cuerda. Me mira durante varios segundos sin responder, algo muy típico de ella porque a veces le gusta hacerse de rogar.

—No. Tú a su edad eras mucho más raro y estabas un montón de tiempo en la ducha supuestamente bañándote —responde finalmente.

No puedo evitar reír, lo que me hace perder la cuenta y el tiempo en los saltos de la cuerda. Dejo la cuerda a un lado y tomo una toalla para limpiarme el sudor. Hayley detiene el cronómetro que llevaba con mi serie de ejercicios y me sonríe.

La verdad es que mi hermana es como una princesa para nosotros, es la única chica de los cuatro hermanos Harris. Y, además, es la pequeña. El mayor de todos es Holden, que es un reconocido presentador de televisión del programa Infonews; luego venimos nosotros, los gemelos, y por último, Hayley, lo más hermoso e insoportable de la familia. No se puede negar que es una consentida. Nuestra hermana nunca escoge muy bien a sus novios porque parece que en lugar de novios busca sirvientes. Pobres desgraciados.

Bebo agua de mi botella y me echo un poco sobre el rostro antes de sentarme al lado de mi hermana en las escaleras de nuestra casa.

—Hablo en serio. Todo el tiempo parece metida en su teléfono, a veces ríe mirando a su alrededor como si le avergonzara algo y luego tiene esa mirada risueña. Además…

—Ya. ¿Te diste cuenta de todo eso con un rápido vistazo?

—Soy así de observador.

—Quizá es que Aska tiene un novio. —Se ríe y yo sacudo la cabeza.

—No lo creo.

—¿Por qué no? Es una chica preciosa.

—Nunca dije que Aska fuese fea. Eso sería una estupidez.

Alaska es preciosa, al menos a mí me lo parece y seguro que cualquiera con ojos lo notaría. Los Hans siempre han sido nuestros vecinos, y el hecho de que Jocker Hans, presentador también de Infonews, se hiciera el mejor amigo de mi hermano mayor selló el pacto entre nuestras familias para volvernos a todos cercanos.

—Entonces ¿por qué no podría ser que tuviera un novio? —pregunta mi hermana desconcertada.

—Porque Aska no es así.

—Discúlpame, pero es una adolescente y recuerda que en esa etapa las hormonas están disparadas. Incluso a esa edad algunas chicas ya soñamos e imaginamos si alguna vez tendremos sexo.

—Pero Aska…

—Pareces horrorizado. —Se ríe—. Me siento celosa de que no te preocuparas así por mí.

—Sí lo hice.

—No lo recuerdo.

—Eso es porque eras muy pequeña.

—Estúpido, tenía dieciséis años hace casi cuatro años. —Golpea mi brazo y yo río envolviéndola en un abrazo—. ¡Qué asco, Drake! Estás sudado, suéltame. Apestas.

Escuchamos un auto detenerse y dejo de abrazarla para ver a mi copia romanticona bajar del coche que compartimos. Viene con una sonrisa de idiota que me hace enarcar una ceja.

Tener un gemelo te hace sentir como si tuvieras otra mitad; dudo que alguna vez me sienta así de unido a ninguna otra persona. El amor que siento por Dawson es especial; es mi otra mitad, mi complemento. Y es el mejor hermano que puedo tener.

—Parece que recibiste una mamada sin que te mordieran —suelto.

—¡Drake! —se queja Hayley ante mi expresión, lo que me divierte aún más.

—Es todo tuyo. —Dawson me arroja las llaves del auto y, aún sonriendo, entra en casa pasando por entre medio de nosotros.

—No quieres escucharlo, pero conozco a mi copia romanticona y ese hombre ha tenido un orgasmo de alguna manera.

—¡Arggg! Asqueroso. —Hayley se pone de pie y entra en casa resoplando, no puedo evitar reír antes de ponerme en pie y retomar mis ejercicios.

Salto a la cuerda hasta terminar mi serie, luego me toca hacer unas sentadillas y flexiones, hasta llegar a los abdominales. Voy por mi segunda serie cuando una sombra cae sobre mí. Alzo la vista y me encuentro con una de las hermanas Hans.

—Alice Hans.

—Drake Harris —imita mi tono de voz antes de reír mientras me observa—. ¿Así es como consigues los músculos? Pensé que todos ustedes habían nacido con ellos.

—Nací con ellos, solo hago ejercicio para que crezcan.

—¿De qué hablan? —cuestiona Alaska situándose frente a mí.

Lleva el mismo uniforme de escuela privada que Alice. La falda de Alaska es más larga y su camisa más holgada que la de su hermana. Ellas son muy diferentes, del mismo modo en que lo somos Dawson y yo.

—De lo bonita que te ves en uniforme. —Le guiño un ojo y de inmediato ella frunce el ceño antes de mover su pie contra mi pierna como si se contuviera de patearme. Me incorporo antes de estar sentado—. ¿Qué tal les ha ido a las bonitas damas en la escuela?

—Pregúntale a Aska por qué tiene una notificación escolar.

Las palabras de Alice me toman por sorpresa. Puede que la hermana mayor sea un poco más desobediente y rebelde mientras que Alaska sigue las reglas y es soñadora, pero normalmente ambas son alumnas ejemplares en cuanto a notas. Ambas se sientan en el césped, Alaska a mi lado y Alice justo enfrente.

—¿Qué pudo haber hecho este pequeño ángel? —cuestiono con curiosidad y un poco de sarcasmo.

—Me distraje en clase con el teléfono en una asignatura que nos exige apagarlos. —Se encoge de hombros dándome una pequeña sonrisa—. No es gran cosa.

—Y yo que me esperaba que te hubiesen encontrado fumando un porro o algo así de escandaloso.

—Ya lo has dicho, yo soy un ángel.

—¿Qué hay de ti?

—Buenas notas, cero notificaciones y ansiosa por terminar este último curso.

—¿Alguna decisión sobre la universidad?

—Me tomaré un semestre para pensar bien mis opciones, ya me he equivocado bastante en mi vida.

Asiento entendiendo a lo que se refiere. Hace un tiempo Alice vivió una mala y delicada situación cuando se le practicó un aborto. Más allá de si está bien o no, uno de los problemas más graves fue el hecho de que lo hiciera bajo coacción del imbécil con el que salía y no porque ella se hiciera cargo de su cuerpo. Me hubiese gustado haber golpeado a esa pequeña mierda que se hace llamar hombre, pero Jack, el hermano mayor Hans, se encargó de él. Y de no haberlo hecho él, antes de poder intervenir yo, ese tipo se habría encontrado con Jocker, que estaba preparado para darle unos cuantos saludos con sus puños. Creo que poco a poco Alice ha vuelto a sentirse mejor de nuevo. Su terapeuta la ha ayudado mucho.

Siento un dedo en mi brazo y cuando giro mi cabeza me encuentro el dedo de Alaska trazando uno de los tatuajes.

—¿Qué hará la dulce Aska cuando termine la escuela dentro de unos años? —pregunto para enfocarme en otra cosa que no sea su tacto. ¿Qué está pasando?

Abre la boca como si fuera a decir algo de inmediato, pero luego se sonroja alejando su dedo de mi brazo para colocar su cabello oscuro detrás de sus orejas. De pronto, se ve un tanto tímida.

—No lo sé. —Es su respuesta final, pero sé que quería decir algo más.

—Algo me dice que sí lo sabes.

Se encoge de hombros y vuelvo mi atención a Alice, que comienza a hablarme. A diferencia de mi hermano, que estudia una carrera universitaria para ser veterinario, yo me dedico al marketing. Cuando me gradué hice un curso de marketing y luego he hecho algunos más para reforzar conocimientos. Ahora trabajo desde casa para un par de agencias y me va bien, no me arrepiento de mi decisión. Era lo que quería y me desenvuelvo genial en un trabajo que me gusta mucho, me siento libre.

Mientras Alice y yo seguimos hablando, Alaska tiene de nuevo esa expresión risueña y sus mejillas se sonrojan mientras revisa notificaciones que llegan a su teléfono. Me intriga demasiado saber qué está sucediendo con ella. ¿Realmente está saliendo con algún tipo?

Hago como que me estiro y miro hacia la pantalla del teléfono. Hay una serie de palabras que no logro entender, pero capto el nombre de la aplicación: JoinApp. Trato de memorizar el nombre de la aplicación y la mitad de un nombre de usuario que capto. Ella bloquea la pantalla y suspira antes de ponerse en pie.

—Me voy a casa —anuncia.

No nos da tiempo a decirle nada cuando ya está corriendo hacia su casa. Miro a Alice y ella solo se encoge de hombros.

—Ya sabes que Aska es así de atolondrada —dice mientras se pone de pie—. Te dejo hacer tus ejercicios, dile a Hayley que vendré más tarde.

—De acuerdo.

Retomo mi rutina de ejercicio para finalizarla y me repito una y otra vez el nombre de la aplicación para no olvidarla.

Creo que estoy a nada de tener el peor dolor de cabeza de todos los tiempos. Fui muy crédulo al creer que esto sería sencillo, qué inocente de mi parte.

JoinApp resultó ser una aplicación para leer y escribir historias que pasan por muchas categorías y en donde, al parecer, a partir de una cantidad alta de suscritores comienzas a obtener ingresos según tu nivel de influencia en la aplicación, además de publicidad que pagan en la plataforma a los autores más reconocidos. Me gustaría hacer una recomendación sobre el marketing, pero no es en esto en lo que estoy enfocado en este momento.

Intento de nuevo poniendo otro nombre: Alaska Brooke Hans.

Usuario no encontrado.

¡Mierda! Me acuesto y observo fijamente mi teléfono móvil. Me he tenido que bajar la aplicación y me he creado un usuario, y, aunque el logo de esta aplicación me asegura que es la misma página en la que ella se encontraba, no encuentro a Alaska.

Me pongo cómodo contra las almohadas intentando recordar lo poco que vi. Estoy seguro de que vi su usuario, solo que no logro recordarlo.

—Oye, he quedado con Holden. ¿Vienes?

Como siempre, Dawson no toca a la puerta mientras entra, toma una de mis chaquetas y se gira esperando que responda.

—No. Paso, estoy en plan de investigación.

—¿Qué investigas?

—¿Recuerdas algún apodo o clave que haya usado Alaska alguna vez?

—A veces es obvia poniendo claves, como por ejemplo su fecha de nacimiento. En Instagram es Aska Hans…

—No, piensa en otro.

—Oh. Recuerdo que me escribió una carta de cumpleaños cuando tenía diez años.

—Sí, lo recuerdo. Yo recibí la mía. —Sonrío ante el recuerdo.

—Ella firmó como Alas Book H. Nos dimos cuenta de que sería una devoralibros como el señor Hans y Jocker.

Desbloqueo rápidamente mi teléfono, escribo el seudónimo que mi hermano acaba de darme y finalmente, tras una hora y media de investigación, doy con Alaska. Sé que es ella por su foto de perfil. Sonrío y me pongo de pie abrazando a Dawson antes de alzarlo.

—¡Bájame, idiota!

—Eres un maldito genio. Seguro que todos los animales confiarán en ti para que los cuides —le digo antes de besar de manera sonora su mejilla.

—Ya, calma. Deja la locura. ¿Qué estás haciendo?

—Algo de investigación. Vete, vete, saluda a Holden, dile que lo veré mañana.

Dawson ni siquiera se molesta en entenderme cuando sale y le grita a Hayley que se dé prisa. Escucho a mamá comenzar a recitar todo lo que mi copia romanticona debe decirle a Holden. Vuelvo a acostarme con mi teléfono. Comienzo por leer su biografía.

Hola, mundooo. Si estás aquí es porque te parecí remotamente interesante y eso está bien, muy bien.

Alerta de spoiler: puedo ser terriblemente rara.

Soy un intento de escritora, lectora profesional. Mi edad es una incógnita. De Londres, pero con un corazón mundial para amar a personas especiales de todo el mundo.

Antes de conseguir la paz mundial creo que primero debemos matar la hambruna.

Hay un mundo de sueños esperando ser explorado y tengo muchas ganas de conocerlo.

Mi mente tiene pensamientos sexis.

Tengo metas por alcanzar y sueños por vivir.

Espero que disfrutes leyendo el loco mundo que hay en mi cabeza y que quiero compartir contigo.

Besitos con sabor a fresa.

ALAS BOOK H.

Sonrío y me sorprendo cuando veo que tiene casi noventa mil seguidores. Parece que ha escrito tres historias. Decido empezar a leer la más antigua hasta llegar a la más nueva. Nunca me ha interesado leer novelas, pero siempre hay una primera vez.

La primera de sus obras es una historia corta que consta de seis partes y es terriblemente dulce. Es tan cursi y cliché que en algunas ocasiones pongo los ojos en blanco y hago muecas, pero admito que hay muy pocos errores ortográficos y gramaticales en esta historia, y no esperaba nada menos romántico de una chica que desborda dulzura y amor hacia todo el mundo. Puesto que mi cuenta es anónima, le dejo un par de comentarios y un corazón.

Como aún es temprano, decido comenzar a leer su segunda historia. Con un montón de drama que ni siquiera sé de dónde sale, te atrapa más que la anterior. Casi estoy esperando que los protagonistas sean hermanos o que la indeseada diga estar embarazada del protagonista porque es así de dramática y novelera, pero es entretenida y descubro que me meto tanto que me siento frustrado en muchas escenas. Debo admitir que para esta historia pulió un poco más su redacción y los errores ahora son casi mínimos. La historia posee veintinueve capítulos, así que cuando termino son las tres de la madrugada y tengo los ojos muy cansados. Bostezo y escribo un rápido comentario.

Excelente historia, un tanto dramática… Bien, muy dramática. Nadie pasa por tanta mierda en su vida.

Sin embargo, me entretuvo y me atrapó.

Si yo fuese tú, acomodaría un par de detalles, pero es una buena historia.

Por cierto, no tienes que generalizar en tus notas como si creyeras que solo te leen chicas.

Sí, soy un chico. Así que bien puedes comenzar a poner en tus notas:

«Hola chicas y chicos. ¿Les ha gustado la historia?».

Conecto mi pobre teléfono sin batería y procedo a dormir, aliviado de saber que Alaska invierte su tiempo en algo tan inocente, productivo y sano como escribir. Ya leeré más adelante su última historia todavía en curso.

12 de abril de 2015

Es un domingo cualquiera, el segundo de abril para ser exacto, y quizá esto no sería tan destacable y le diera tanto énfasis si no se tratara del importante acontecimiento de que estoy obteniendo un vistazo a la mente de Alaska Hans a través de otras de sus historias.

Pero lo que marca este segundo domingo de abril es el contenido de la historia, la manera en la que sus palabras comienzan a colarse hondo, consiguiendo reacciones e impresiones inesperadas.

¿Ella realmente escribió esto?

Bien, esta historia de Alaska comienza muy diferente. Demasiado.

Sus personajes son más adultos que los anteriores y se desenvuelven de una manera distinta. Su personaje masculino tiene mucho dinero porque es un actor que vive una vida que quedaría perfecta para ser documentada por MTV. La protagonista es una maquilladora latina. No es tan inocente como sus anteriores personajes.

Sin embargo, esta historia atrapa desde el prólogo y aunque es casi medianoche me planteo leerla aprovechando que ya terminé mi trabajo por hoy. No son capítulos largos y parecen concisos, resultan muy divertidos. Descubro que me hacen reír muchas expresiones latinas que no tengo ni idea de dónde aprendió.

Todo va bien.

Hasta el capítulo cinco.

En el capítulo cinco, después de que la protagonista entre en el camerino del superactor caliente —como ella lo llama—, las cosas comienzan a ponerse un tanto subidas de tono con besos que me sorprenden en su explícita descripción y con un magreo de teta que no me creo que haya sido escrito por Alaska.

Trago y bajo el teléfono.

Era un beso arrollador que estaba encendiendo cada parte de mí, su mano apretó con fuerza mi pecho, su pulgar parecía muy dispuesto a dar con un pezón que no dejaba de erguirse. Lo sentía en todas partes. Era su lengua acariciando la mía, su mano en mi pecho, sus piernas entre las mías creando fricción y haciendo que una incesante humedad comenzara a estropear mis bragas.

Más, yo quería pedirle mucho más, mientras la razón y la cordura escapaban de mí.

Quería sentirle en cualquier parte de mi cuerpo, no importa en dónde la pusiera. Yo quería sentirla.

Sus besos mordisquearon mi barbilla mientras su mano liberó mi pecho y pareció concentrarse en otro lugar. Desconcertada di un paso hacia atrás para observarlo. Fue entonces cuando su pantalón bajó un poco y luego lo hizo su bóxer.

Jadeé ante la vista de su miembro erecto. Dios mío. Pero eso no fue nada comparado con mi reacción ante lo que él me dijo a continuación:

«Harper, chúpame la polla».

El teléfono cae contra mi rostro haciéndome saltar. Mierda.

Lo agarro de nuevo y necesito leer una y otra vez la última línea para realmente entender que Alaska ha escrito «chúpame la polla». ¡Jesús! Pero ¿qué es esto?

¿Lo ha escrito la dulce Alaska Hans que nunca habla de nada sobre el sexo? Eso ha sido desconcertante e inesperado. Si sigo leyendo no podré volver a ver a Alaska con los mismos ojos.

Tomo fuertes respiraciones, intentando no tomar de nuevo mi teléfono, aunque estoy muy tentado.

—A la mierda, ya lo comencé. Voy a terminarlo.

Agarro mi teléfono nuevamente y leo una vez más la escena antes de seguir. Y como dice Alaska:

Alerta de spoiler: Harper se la chupa, duro y fuerte. Y es tan explícito que casi creo que me lo están haciendo a mí.

¡Joder! ¿Qué mierda has estado haciendo, Alaska?

Ir a la siguiente página

Report Page