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5. Vistas que duelen

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Vistas que duelen

ALASKA

15 de noviembre de 2015

Estoy frente a mi portátil escribiendo una escena de alta tensión entre mis personajes principales. ¡Amo escribir! No creo que haya mejor manera de pasar una lluviosa mañana de noviembre… Bueno, se me ocurre una fantasía en donde estaría acurrucada con Drake, pero sí, eso no va a pasar.

Es cierto que durante los últimos meses Drake y yo hemos conseguido el tipo de acercamientos que no teníamos desde que yo tenía trece años, porque recuerdo que meses después, pese a que bromeábamos y hablamos, algo simplemente había cambiado.

La idea de recuperar el contacto de esta manera con él me hace sentir aleteos en el estómago o más bien como pinchazos de abeja, pero detesto esa vena codiciosa que no puede evitar soñar, pensando en cómo se sentirían sus labios en los míos, cómo se sentiría ser un nosotros. No dejo de escribir algunas fantasías inspiradas en él para mis personajes, porque si no lo estamos haciendo nosotros no hay nada de malo en que lo haga una versión ficticia. ¿Correcto?

Suspiro y luego me muerdo el labio. ¡Basta de pensar en Drake! Mejor enfocarme en mi escena que pronto va a volverse caliente.

—Qué bonito cuadro el que estoy viendo —dice una voz masculina que me hace cerrar de inmediato mi portátil—, hola, Alaska.

Me giro y me encuentro con Caleb, aquel chico que me gritó «preciosa» cuando pasaba en el auto de su hermano. Caleb, solo un par de años mayor que yo, es atractivo y se puede decir que está que arde.

Con su cabello rubio y sus ojos marrones, sin duda alguna es atractivo. Y el hecho de que practique natación hace que tenga un buen cuerpo. Desde hace un tiempo parece fijarse más en saludarme y hemos conversado un par de veces al salir de clase. Creo que me gusta, me genera una sensación agradable en el estómago y despierta mucha curiosidad en mí. Al principio pensé que solo estaba bromeando para molestarme, pero el último par de meses me ha dejado muy claro que le gusto y me ha visitado en un par de ocasiones.

Él está en mi casa con un par de amigos de mi hermana. Pensé que Alice no necesitaba tenerme rondando por ahí, así que opté por mantenerme en el jardín leyendo un libro del paraíso de papá. No me esperaba que Caleb viniera a buscarme.

Más de una vez he sido sorprendida con la mirada en sus tentadores labios y, teniendo en cuenta que le gusto, siento que algo está muy próximo a suceder entre nosotros.

—¿Es esto una casualidad? —le pregunto sonriendo.

Él sacude su cabeza negando y se sienta a mi lado sobre el césped, su muslo presionando contra el mío, y mi pulso se acelera un poco. Lamo mis labios y me vuelvo a verlo, me sonríe.

—Contigo no se trata de casualidades. No quería molestarte, pero tampoco podía dejar de acercarme y perder la oportunidad de hablar.

—Eso es halagador. —Cierro el libro para darle mi atención—. ¿No van a molestarse tus amigos?

—En este momento me importa poco lo que ellos piensen. Me interesa más tu opinión.

—¿Sobre qué?

No responde de inmediato, en su lugar toma mi mano y acaricia mis nudillos ocasionando que mi pulso se acelere todavía más. Me gusta.

—¿Qué opinas sobre que intercambiemos números? Es bastante obvio que quiero conocerte como algo más que la hermana de Alice. Me encantas, Alaska, y me gustaría tener una oportunidad contigo.

Bajo la mirada a su mano, que sostiene la mía, me concentro en mi pulso acelerado y en la emoción burbujeando en mi interior. Cuando alzo la vista de nuevo, le sonrío sin reservas.

—Sí, me gustaría que nos conociéramos mejor —respondo.

No libera mi mano mientras conversamos de temas sin importancia, me hace reír y mantiene la emoción junto a la expectativa presentes. Intercambiamos nuestros números y, cuando veo su rostro acercarse al mío, no me alejo. Quiero saber cómo se sienten sus labios. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien me besó, y no fueron grandes besos.

Cuando su boca está lo suficientemente cerca de la mía, parece que espera mi reacción, dándome tiempo de alejarme si no es lo que quiero, pero mi reacción es acortar la distancia y presionar mis labios sobre los suyos. Son suaves y cálidos.

Sus labios atrapan los míos y me besa con lentitud, haciéndome descubrir que Caleb me gusta, que quiero intentar esto con él. Así que nuestro beso inicialmente tímido da paso a otros pocos besos más traviesos que me dejan sonriendo.

—¡Caleb! —Lo llama una voz que suena cercana—. Oh, aquí estás.

Me alejo de su boca y trato de limpiarme discretamente la humedad que dejó sobre mis labios. En la puerta se encuentra uno de los amigos de Alice, uno de los que llamo «los sin nombre» porque no logro recordarlo. Él nos da una sonrisita de complicidad que me hace sentir incómoda porque por un momento parece que me ve cómo un premio que su amigo consiguió.

—Puedes demorarte si quieres, pero no creo que a Alice le guste encontrarte aquí, así que te daré un par de minutos. —Le guiña un ojo antes de desaparecer.

—Es un tonto —se ríe por lo bajo Caleb inclinándose hacia mí—. ¿En dónde estábamos?

Retrocedo y enarca una ceja, le doy una sonrisa no muy convencida. El ambiente ha sido cortado y la verdad es que no me gustó la escenita de su amigo.

—Creo que deberías volver con los demás.

—¿Hice algo que te hiciera sentir incómoda? —indaga.

—Dime la verdad. ¿Realmente te gusto o solo te estás probando con tus amigos?

Por un momento parece que no sabe qué decirme, y esos segundos me desaniman, pero me toma de la mano y me sonríe.

—Lamento si te incomodó de alguna manera, pero no eres una prueba o un desafío, me gustas mucho. Eres hermosa.

Quisiera decir que soy mucho más que mi físico, pero condenarlo por ello sería injusto siendo que no conocemos nada del otro más allá de nuestro aspecto, supongo que eso podemos resolverlo.

—¿Te gusto? —me pregunta, y asiento tratando de contener mi sonrisa—. ¿Y te gustó que te besara?

—Mucho.

—¿Quieres que lo vuelva a hacer?

—Hummm, creo que no ahora, pero tal vez otro día.

Mi respuesta lo hace reír y, antes de ponerse de pie, deja un beso en mi mejilla.

—Te voy a conquistar —me advierte, y ruedo los ojos.

—Ya veremos.

Me guiña un ojo y sale de mi habitación. Estando sola, sacudo la cabeza con una risita y luego tomo mi teléfono cuando se ilumina con otra notificación.

Señor caliente: ¿Un amigo?

En un principio no entiendo su mensaje y me inclino hacia atrás para poder ver a través de mi ventana, encontrándolo apoyado y haciéndome un saludo con la mano que le devuelvo de manera tentativa. Debe de referirse a Caleb. ¿Qué tanto vio?

Alaska: es un amigo de Alice

Señor caliente: qué es para ti?

Me muerdo el labio, debatiendo mi respuesta. No es que esté haciendo algo malo, pero tampoco quiero hablar con Drake sobre qué chicos quieren conquistarme y no me interesa saber qué mujeres quieren conquistarlo o a quién conquista él.

Alaska: Le gusto

Señor caliente: y a ti te gusta?

Siendo un poco cobarde, respondo con un emoticono de carita sonriente que él puede interpretar como quiera.

No me responde de forma inmediata y eso me pone un poco inquieta, ¡Jesús ansioso! ¿No puede Drake comportarse como un crush inalcanzable normal?

Señor caliente: parece mayor… Y si es amigo de Alice, es mayor.

Lo es, cumplirá diecinueve en algún momento de este año, pero no mencionaré el detalle.

Alaska: parece que Caleb te interesa, si quieres te paso su numero

Alaska: tal vez consigas gustarle más que yo

Señor caliente: eso podría suceder, es difícil no caer por mí

Si supiera cuán certeras son sus palabras, llevo años en este barco, navegando por las olas de mi atracción y fantasías hacia él.

Señor caliente: buenooooo

Señor caliente: la verdad es que

No lo completa y tengo esta ligera sensación de que planea decirme algo que me puede importar o no daría tantas vueltas.

Alaska: ¿La verdad es que qué?

Siento que estoy conteniendo la respiración y que solo la dejo ir cuando su siguiente mensaje llega.

Señor caliente: quiero que actualices el próximo capítulo

—Estúpido —le digo al teléfono.

Por unos segundos me desinflo, pero luego sonrío sin creerme que realmente esté tan comprometido con leerme, es tan inesperado…

Alaska: pronto

Me envía un corazón y me quedo con la sensación de que quiso decir más.

Aprovechando que el teléfono se encuentra en mi mano, entro a JoinApp para revisar mis mensajes y, tras responder dos, me detengo en uno cuyo nombre proclama el amor por mi usuario.

IloveAlasBook: «Me encanta lo que escribes, eres tan apasionada que mi cuerpo reacciona. A veces me dejas tan duro y es aún peor cuando veo tu foto de perfil e imagino que somos tú y yo. Eres toda una fantasía y escribes cosas sexis que sé que podríamos hacer, sé que te gustaría, Alas. Podría hacerte sentir como a tus personajes, te pondría tan mojada que no lo creerías y te follaría tan duro como Cody a Harper ¿Me dejas? Quiero hacerte feliz».

—Espeluznante. —Me estremezco.

Ni siquiera le doy una segunda lectura, simplemente lo silencio y poco después lo bloqueo. No necesito a tipos de internet diciéndome guarradas y no es el tipo de lector que quiero tener.

—Asqueroso calenturiento —murmuro, arrojando el teléfono a la cama y abriendo de nuevo mi portátil para continuar el capítulo que no se escribirá solo.

6 de diciembre de 2015

Estoy exprimiendo mi cerebro, tal vez estoy abusando de ello, pero no puedo parar, y es que ha sido todo un maratón de escritura, estoy a dos partes de terminar Caída apasionada. No me lo puedo creer. ¡Falta tan poco!

Mis lectores fueron fieles después de la larga ausencia que tuve tras saber que Drake había leído lo que escribía. Lo retomé en agosto y, pese a que muchos lectores me habían abandonado por mi ausencia, llegaron muchos otros nuevos. Todavía estoy sorprendida de todo el apoyo que he estado recibiendo.

Ahora tengo cien mil seguidores, y mi historia ha llegado a dos millones de visitas y posee medio millón de comentarios. Está en la sección de «caliente», «destacado», «no te lo puedes perder» de JoinApp, lo que hace que inevitablemente te topes con la historia.

La verdad es que las palabras de Drake aquella noche significaron más para mí de lo que cualquiera pueda imaginar. Siento que me impulsó a dejar la vergüenza atrás y enorgullecerme de lo que con tanto esfuerzo escribo.

Ahora, con respecto a él y mis historias, a veces tengo la leve sensación de que me sigue leyendo, puesto que en ocasiones hace algunas bromas, pero cuando le pregunto él cambia de tema. He aprendido, con una terapia que me he hecho a mí misma, que puedo lidiar con que él me lea. Sí, es terriblemente vergonzoso imaginar que sabe que escribo cosas algo obscenas, pero me gusta escribir y no puedo dejar de hacerlo solo porque mi vecino lo sepa.

Caída apasionada es una historia que escribí por diversión, como un reto. Y aunque es una historia muy sucia, estoy orgullosa de ella y lo que ha alcanzado en todo este tiempo. Ahora bien, ¿todo aquello que escribo en la historia sobre el sexo? No me enorgullece admitir que todas mis escenas provienen de mi mente y de cero prácticas, pero ¿qué más da? No es algo de lo que mis lectores parezcan darse cuenta.

No necesitas conocer a un vampiro o a un hombre lobo para escribir sobre ellos, ¿verdad? Entonces, como escritora, también me tomo la libertad de no conocer del sexo, pero escribir sobre él. La gente lo disfruta y yo también. Todos nos beneficiamos de ello, ¿no?

Pero, volviendo a Drake…, desde que retomé mi historia ha estado a mi alrededor haciéndome una pregunta que no me atrevo a responder: «¿En qué te inspiras?». Mi falta de respuesta se debe a que el ochenta por ciento de mis escenas provienen de cosas que me gustaría hacerle a él, hacer con él y que él me hiciera.

Antes solía avergonzarme el hecho de pensar tanto sobre el sexo o de fantasear a menudo sobre ello, incluso me preocupó escribir tan bien sobre un sexo que no conozco, pero luego entendí que es normal. Que sería extraño si no pasara por esa fase y, aunque parece que me he estancado en ella, puedo vivir con ello.

A mis dieciséis años, y aunque Drake es toda mi fantasía, debo admitir que muchos compañeros de la escuela son material de ensueño también. Que no he limitado mi vida a sentir únicamente atracción por Drake, alias el platónico imposible.

Suspiro y flexiono mis dedos ya acalambrados de tanto escribir. Mi teléfono suena anunciándome la llegada de una imagen por WhatsApp. Lo desbloqueo y me encuentro con la imagen de Caleb en bóxer frente a un espejo. Admito que amplío la imagen para observar mejor su abdomen, que no está nada mal, y miro hacia su bóxer traviesa. Luego vuelvo a dejar la imagen de la misma manera y le escribo una rápida respuesta.

Pese a que me gusta la imagen tanto como me gusta él, decido jugar.

Alaska: Me enviaste esto… ¿Por qué…?

Caleb: Motivarte.

Alaska: ¿A qué?

Caleb: A divertirte conmigo. ¿He logrado convencerte?

Las últimas semanas hemos estado saliendo por ahí o él ha venido a visitarme. Siento que cada día hay más conexión entre nosotros. Inesperadamente me siento emocionada cuando hablamos o nos vemos. Él se muestra relajado y divertido, nunca insinúa cosas sexuales o me presiona para que corramos en esto que estamos intentando. Varias de las veces en las que hemos salido, nos hemos besado. Él es bastante bueno en eso y a veces me deja con una sonrisa boba en mi rostro. Creo que esta historia entre nosotros definitivamente está marchando muy bien.

Nunca me he parado a pensar sobre el hecho de tener un novio porque estaba más ocupada fantaseando con Drake y porque no estaba buscando uno, pero esta cosa loca que sucede con Caleb no me disgusta. Me emociona.

Así que me divierto respondiendo a su mensaje.

Alaska: No te enviaré una foto de mí.

Caleb: ¿Ni siquiera una donde solo me muestres tu bonita sonrisa?

Abro la aplicación de cámara frontal y hago la mueca de un beso, la reviso y luego se la envío.

Caleb: Ah, lo que haría con esa boca. Tu boca es PERFECTA.

Alaska: ¿Eres fetichista?

Caleb: No, solo soy yo que enloquezco por ti.

Alaska: Muéstrame esa libreta de notitas de qué decirle a Alaska.

Continuamos hablando y acabo riendo porque él estudia biología y está dándome datos muy extraños sobre la reproducción de algunos animales. Con el rabillo del ojo veo las luces de la habitación de Drake encenderse y, como tengo por costumbre, me incorporo para ver mejor. Error. Mil veces error.

Está besuqueándose con una chica y le está agarrando los pechos por debajo de la camisa. Ella está metiendo la mano debajo de su pantalón. Y no puedo dejar de observar.

Que alguien venga y recoja esos pedazos del suelo. ¿Qué son? Oh, sí. Trozos de mi pequeño corazón.

Porque pese a mi emoción y entusiasmo con Caleb, con Drake hay sentimientos profundos que estoy ignorando adrede y ver esto es como ser obligada a tener un despertar que no deseaba. Me duele.

La camisa de la chica cae al suelo y no lleva sujetador. Sus pechos son dignos de aparecer en una revista y son naturales. Por inercia toco mis pechos de tamaño normal, más pequeños que grandes. Drake está besando su cuello, y ella gime con la cabeza hacia atrás. Luego la boca de Drake llega a uno de sus pechos y salgo de mi trance viendo cómo la devora. Casi me caigo de la cama con las prisas por ir hacia la ventana. Cierro las cortinas y me quedo de pie con la vista bloqueada por la escena.

Abro y cierro la boca sin saber qué decirme a mí misma. Siempre supe que él tiene sexo, es obvio. Tiene aventuras, sale con chicas y cualquier chica querría trepar sobre él. Pero una cosa es saberlo y otra es verlo. Siento que me ha traumatizado, que ha empañado mi fantasía perfecta de él.

Quiero matar al personaje de Cody en venganza porque soy irracional y estoy afectada. Mi teléfono vibra en mi mano.

Caleb: ¿Sigues conmigo?

Alaska: Yep. Sigo contigo.

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