+18

+18


30. Un nuevo capítulo

Página 33 de 52

30

Un nuevo capítulo

ALASKA

3 de septiembre de 2016

Me gustaría decir que no estoy asustada, pero eso sería mentira, porque esta situación es abrumadora y da miedo.

Acaricio la cabeza de Drake sobre mi regazo, las hebras suaves de su cabello castaño, lo que lo hace suspirar al tiempo que se mantiene dormitando. Hay círculos oscuros debajo de sus ojos debido a lo mal que ha estado durmiendo y es que los dolores no lo han dejado dormir más que unas pocas horas. Además de ello, noto que está un poco más delgado debido a la falta de apetito que se ha vuelto ya una constante.

Aún puedo ver perfectamente en mi mente cómo al asomarme en mi ventana al regresar de nuestra extraña cita, estaba sonriendo esperando ver a Drake en su ventana, pero todo lo que vi fue al señor Harris corriendo para sacar el auto y luego volviendo para ayudar a Drake a caminar mientras Irina a toda prisa salía de la casa llevando cosas consigo. Durante mucho rato estuve solo paralizada en la ventana, asustada sobre qué podría estar pasando. Luego marqué con rapidez el número de Drake y respiré con alivio cuando me respondió, pero el alivio desapareció en el momento en el que de una manera calmada intentó explicarme que no entrara en pánico, pero que la acidez estomacal había derivado en un dolor abdominal y que acababa de vomitar sangre. ¡Sangre! Algo que no era normal.

Pasó esa noche en el hospital, sin ningún diagnóstico específico y sometido a un montón de pruebas médicas. Desde entonces mi preocupación solo fue en aumento.

—No te preocupes, Alas. Cuando vaya a hacerme las pruebas, ya verás como el médico dirá que todo está bien —me dice sacándome de mis pensamientos.

Se gira de tal modo que, aún con su cabeza sobre mi regazo, termina por mirarme. Bajo mi rostro y le doy un suave beso en esos labios a los que me he vuelto adicta.

—Si fuera yo, estarías preocupado. No me quites el derecho de estar angustiada por mi amado novio.

—Tienes razón —suspira—, pero no quiero que te angusties. Todo irá bien. —Hace una breve pausa y luego sonríe—. ¿Tu amado novio?

—Eres un novio muy amado, que no te quede duda de ello.

—Siendo así, qué afortunado soy.

Él retira su cabeza de mi regazo y yo aprovecho para acostarme a su lado, en este momento estamos en su habitación. Paso una de mis piernas sobre su cadera y mi brazo por su costado, adhiriéndome a él, terminando por acurrucarme. Le doy un besito en la barbilla, donde hay apenas una sombra de barba.

—No puedes morirte y dejarme sin haber vivido contigo mi primera vez.

Su cuerpo se sacude con la risa, luego se queja porque creo que le duele el abdomen. Me hace rodar hasta quedar sobre mí, sus caderas perfectamente ubicadas contra las mías, nuestras partes interesantes alineadas.

—No podría hacerte tal crueldad, ¿verdad? Debería ser mi prioridad.

—Serías un novio muy malo si murieras dejándome así, porque entonces estaría condenada a vivir sin saber lo que se siente al tener sexo —susurro—. No hay nadie más con quien quisiera estar de esa forma, no hay nadie más a quien confiar mi cuerpo. Eres la persona con la que quiero hacerlo y, si mueres antes, quedaré condenada.

—¿Me crees si te digo que te amo de una manera que no me esperaba? No sé qué me haces, pero es como si cada día mi amor por ti aumentara. ¡De locos!

Ante tal declaración, el corazón inmediatamente se me acelera, porque son palabras que durante mucho tiempo solo fueron sueños y ahora son una realidad. Mi realidad.

—Estás loquito por mí.

—No lo negaré.

—Y yo estoy loquita por ti.

—Lo sé. No entiendo cómo no me di cuenta antes de que estabas babeando por mis huesos. Mi amor te trae bien tonta y loca.

Pongo los ojos en blanco. Nos mantenemos en esa posición, pero poco después él esconde su rostro en mi cuello y toma lentas respiraciones contra mi piel que me hacen estremecer.

—No voy a dejarte, Aska. No te quedarás sin tener sexo, promesa.

—Me encanta esa promesa —susurro—. No te dejaré ir.

Permanecemos en esa posición por mucho rato, hasta que Irina grita que bajemos a almorzar, se está tomando unos días libres para acompañar a Drake a todas sus pruebas médicas. Si yo estoy preocupada, no puedo imaginar cómo se siente ella, su cansancio y ojeras son la muestra de ello.

—Drake… Te pondrás bien, ¿verdad?

—Que sí, tontita. No moriré abandonando a mi amor. —Se ríe con suavidad—. Confía en mí.

Confío en él, pero desgraciadamente Drake no tiene poder sobre el destino.

—Lo compro —anuncia Dawson, y yo frunzo el ceño.

—Ya has comprado mucho, el banco te niega la compra —señalo.

—No puedes hacer eso —se ríe—, eso es trampa.

—Soy el banco y establezco las reglas —sentencio, lo que lo tiene frunciéndome el ceño.

—Eso es trampa, Aska.

—¿Quién lo dice? El banco dice que no puedes comprar y punto.

Sonrío hacia el tablero del Monopolio, Dawson frunce todavía más el ceño, nada feliz con mi autoridad, y se cruza de brazos a la altura del pecho como un niño.

—Ya no quiero jugar.

—Debes seguir jugando, Dawson.

—No, porque eres una tramposa. Y Drake no está aquí para ponerse de tu lado, pequeña tramposa.

—No necesito a Drake para establecer que eres un berrinchudo.

—Dame mi hotel, Alaska.

—No, el banco no te venderá ninguna propiedad, menos con esa actitud.

—¡Descarada!

—No insultes al banco, podría quitarte las propiedades que ya posees.

Me mira con fijeza durante largos segundos y luego grito cuando de manera súbita me ataca, estirando sus manos para ir por los pequeños edificios que simulan ser hoteles. Me aferro a la caja mientras él está sobre mí intentando quitármela.

—¡Dawson! —me quejo golpeando con mi mano libre su hombro y a la vez riendo por la forma en la que me ataca.

—Dame el hotel. —Ríe y me hace cosquillas.

—Basta. —Pataleo sintiendo que las cosquillas van a hacer que me orine encima.

—Eso se ve divertido.

Dawson deja de torturarme y dejo caer la caja haciendo que los pequeños hoteles y casas se desparramen por el suelo. Alzo mi vista y Drake nos observa con una sonrisa. De inmediato me pongo de pie, básicamente corro hacia él y me pongo de puntillas para pasar los brazos alrededor de su cuello mientras él flexiona un poco sus rodillas, dándome un beso en la punta de la nariz.

Y, con ese gesto tan dulce, él ya logra acelerar los latidos de mi corazón.

—Dawson tiene un berrinche —informo trasladando los brazos alrededor de su cintura en un abrazo. Los suyos se envuelven en mi cuello.

—Ella es una tramposa. No jugaré al Monopolio nunca más contigo, Aska.

—Eso lo llevas diciendo desde que Aska tenía ocho años y jugó contigo por primera vez —se burla Drake—. Aun así, siempre terminas jugando con ella de nuevo.

—Siempre quiero darle la oportunidad de dejar de ser una tramposa, pero esas malas costumbres en tu novia no desaparecen.

—Me siento ofendida —anuncio. Drake ríe y me da un beso breve en los labios—. ¿Qué tal los exámenes médicos?

—Dolieron un poco, pero todo bien. Dentro de unos días tendré los resultados.

—¿En dónde está mamá? —pregunta Dawson recogiendo el juego.

—Fue al supermercado por algunas compras, me dejó aquí para que pudiera descansar un rato. —Baja su vista a mí—. ¿Te acuestas conmigo?

—Con ropa o sin ropa, lo haré —respondo. Puedo con ese sacrificio.

—De acuerdo, demasiada información. —Se ríe Dawson—. Si me necesitan, estaré en mi habitación.

Drake y yo dejamos de abrazarnos, él toma mi mano y, justo detrás de Dawson, subimos las escaleras. Cuando llegamos a su habitación no cierra la puerta detrás de nosotros, nos quitamos los zapatos y nos acostamos, me acurruco contra él y pasa sus dedos por mi cabello; la caricia es deliciosa.

—Oye, quita esa expresión de preocupación. Estoy bien, Alas —susurra contra mis labios antes de darme un beso suave—. Lamento ser un novio defectuoso.

—Es que no sé cómo no preocuparme. Nunca te vi así de enfermo o con tanto malestar, y quiero que estés bien.

—Lo estoy —asegura acariciando con su nariz la mía—, y si no fuese así, saldríamos de esta. Recuerda, no moriría dejándote sin tu primera vez. Eso me motiva a vivir —bromea.

Río y alzo mi rostro para que me dé un beso más profundo, uno que me hace suspirar cuando su lengua se abre paso en mi boca y acaricia la mía. Mi mano va a su cuello mientras la suya se mantiene en mi cabello. Es un beso lento, dulce y húmedo. Cuando se aleja y abro los ojos, lo encuentro sonriéndome.

—Te amo —susurra.

—Te amo —repito—, mucho. Incluso te amo si ahora eres un novio defectuoso.

—Gracias por ser tan bondadosa con tu amor para un defectuoso, ¿eh? —dice con ironía.

—De nada.

—Tonta, te salvas porque te amo.

Nos mantenemos observándonos como lo que somos: dos tontos enamorados. Y siento ganas de llorar porque estoy muy sensible sobre toda esta situación. Aclaro mi garganta para alejar el nudo en ella y le muestro una sonrisa.

—Lo pensé mucho y creo que quiero estudiar Letras o Literatura.

—Eso es genial y suena como tú.

—Estoy averiguando los programas de las universidades, quiero estudiar bien mis posibilidades.

—En Estados Unidos hay buenas universidades para ello.

—¿Me estás echando de Londres? ¿Es tu plan malvado para deshacerte de mí?

—Solo quiero ser el novio que te alienta a tomar las mejores oportunidades para tus sueños. —Acaricia mi mejilla—. ¿Qué sentido tiene ser el novio que te limita y no te hace saber que puedes ir por mucho más?

—¡Basta! Deja de ser así de encantador conmigo o moriré de tanto amor.

—Hablo en serio, Alas. Estudia todas tus opciones, piensa en ti cuando lo haga, a donde sea que vayas o lo que decidas, lo haremos funcionar, pero escoge lo que tú desees, ¿de acuerdo?

—Vale, prometo que seré sensata a la hora de tomar mi elección. ¿Qué te parece si ahora nos besamos durante un buen rato?

—Me parece una idea estupenda.

Sonríe antes de presionar su boca sobre la mía y dar inicio a mi propuesta de un buen rato lleno de besos.

6 de septiembre de 2016

Drake y yo estamos a un capítulo y epílogo de terminar el libro. La experiencia de leerlo juntos ha sido maravillosa. Hemos tardado mucho, pero eso se debe a las complicaciones que hubo en medio con su salud y a que a veces nos distraíamos con demasiada facilidad, pero ha sido una experiencia que me ha dejado grandiosos recuerdos. Esa es la razón por la que ahora estoy en una librería con Romina en busca de cuál puede ser nuestra próxima aventura literaria. Parece justo que lo escoja yo, teniendo en cuenta que aquel libro lo escogió él.

—¿Me prestas el libro una vez que lo terminen? —pregunta Romina revisando una de las estanterías.

—Sí, sabes que eres de las pocas personas con las que comparto libros.

—Y te amo por eso. —Selecciona un libro juvenil y se acerca a mí—. Entonces ¿qué tal está mi papá Drake?

Río y me giro para quedar frente a ella, tomo el libro de su mano y leo muy por encima la sinopsis, no me llama mucho la atención o al menos no despierta emoción ante la perspectiva de leerlo con Drake. Continúo con mi búsqueda.

—Está mejor, ha estado controlado en cuanto a vomitar e ir al baño, el sangrado ha disminuido un poco —suspiro—, la verdad es que me asusta y me pone ansiosa esperar los resultados. Él siempre me dice que está y estará bien, pero hay cosas que no puede controlar, así que aunque él lo prometa, no tiene poder sobre ello.

—Pero es alentador saber que está mejorando, esa es una buena señal, Alas.

—Imagino perderlo y siento que mi corazón se rompe.

—No vas a perderlo, siempre has sido optimista, no es momento de dejar de serlo. —Me sonríe—. Así que encuentra ese libro que puedan leer y enfócate en lo bueno.

—Tienes razón. —Le sonrío.

—Iré a la sección de fantasía, tengo muchas ganas de leer algo de ese género.

—De acuerdo, me mantendré aquí.

Reviso la estantería, pero ningún libro capta mi atención, así que voy a una que está un poco más atrás y veo títulos más interesantes. Tomo varios y leo sus sinopsis, pero no terminan por convencerme. Me agacho y veo otros, sonrío cuando tomo uno que se llama Deseos antagónicos. La sinopsis resulta llena de intriga y despierta una emoción en mí al imaginarme a Drake leyéndome sus líneas. No es difícil darme cuenta de que finalmente he encontrado el libro que quiero llevar conmigo a casa. Me pongo de pie aún sonriendo y giro para ir por Romina. Dejo caer el libro mientras doy un grito agudo del susto. Me llevo una mano al pecho.

—Lo siento, no quise asustarte. Solo iba a tomar este libro —me dice el hombre que acaba de darme un susto de muerte.

Estira la mano y me tenso porque siento que va a tocarme, pero solo toma un libro detrás de mí, luego se agacha y toma el libro que dejé caer, extendiéndomelo y con algo de desconfianza termino tomándolo. Me sonríe y le devuelvo el gesto de forma leve porque esto es muy incómodo.

—Gracias —digo, su sonrisa crece.

—No hay de qué, era lo menos que podía hacer por haberte asustado, no era mi intención.

—No se preocupe, estaba distraída.

Él se me queda mirando. Es un hombre quizá de la edad de mi hermano mayor Jackson o un poco mayor, lleva gafas de pasta y peina su cabello con gel hacia el lado izquierdo. Lleva un chaleco de cuadros sobre una camisa de manga larga y unos pantalones caquis le dan una apariencia de hombre estudioso o científico. Me deslizo hacia la izquierda para poder ir hacia donde se encuentra Romina.

—Eres muy bonita.

Detengo mi caminata y me giro para mirarlo. Sigue sonriendo mientras me observa. Parece como si fuese tímido, puesto que sus mejillas están sonrojadas ante el cumplido que acaba de hacerme. Le muestro una sonrisa cordial y camino con rapidez para alcanzar a Romina.

Eso ha sido muy extraño.

—¿Qué sucede? Se te ve rara —me dice Romina cuando la alcanzo. Tiene dos libros en su poder.

—Alguien acaba de decirme que soy bonita.

—No es mentira.

—Era un adulto y fue un poco raro. Me hizo sentir incómoda. ¿Podemos pagar e irnos?

Romina mira alrededor, luego su vista permanece detrás de mí, vuelve su atención a mí y asiente con lentitud.

—De acuerdo, ese tipo parece un poco raro. Vámonos, Alas. Paguemos estos libros y salgamos de aquí.

—Gracias, Romi.

—Viejos babosos —se queja Romina.

Asiento, puede que estemos equivocadas sobre el hombre, pero teniendo en cuenta que últimamente estoy sensible sobre el tema por los constantes mensajes que me llegan a mi cuenta de JoinApp sobre quererme y necesitarme, prefiero alejarme de los extraños que me hacen sentir incómoda.

8 de septiembre de 2016

—Tengo un poema —anuncio.

Desde la cama de su habitación, en donde ya sostiene el libro que esta noche terminaremos, Drake me observa con una ceja enarcada.

—¿Para mí?

—Sí. —Me acerco para darle la hoja, pero él sacude su cabeza en señal de negación—. ¿No?

—Me gustaría que lo leyeras tú.

—Oh, bueno.

Siento que me sonrojo y aclaro mi garganta antes de comenzar a leer uno de mis alocados poemas para él:

Querido Drake, mi amado novio.

Ahora que puedo tocar tu culo fogoso, quiero que sepas que es delicioso.

Al igual que tus ojos, que son mi pozo sin fondo.

Haces que mi corazón lata con fuerza, haces que mis bragas se humedezcan.

Quiero que estés bien, para subirme en ti como a un tren.

No vayas a morirte, o seré una viuda virgen.

Te amo hasta el infinito, de camino a la luna en pasos chiquititos.

Gracias por amarme, gracias por ser mi amante.

Ya no hay más rimas, pero no importa, porque quiero que sepas que Alas por ti está muy loca.

Termino de leer y lo observo, está sonriendo y luego comienza a aplaudirme. Finjo hacer una reverencia con las mejillas aún sonrojadas. Se pone de pie y camina hasta mí, me atrapa entre sus brazos y, sin mediar ninguna otra palabra, me besa.

Me besa con intensidad, con pasión, con desenfreno. Con un beso me hace saber cuánto le gustó mi poema. Sus manos ahuecan mi trasero por encima de mi short del pijama y me pega a su cuerpo, dándome la oportunidad de notar que a otra parte de su cuerpo le gustaron mis elocuentes palabras. Mordisquea mi labio inferior antes de lamerlo y alejarse lo suficiente para que nos observemos en cuanto abro mis ojos.

—Soy afortunado de tener una novia escritora que escribe tan peculiares poemas para mí.

—Soy afortunada de que mi novio me inspiré tan geniales palabras —bromeo, él ríe y me da un beso suave al igual que un apretón en mi trasero.

—Soy tu mayor fan. Soy el Alasfan más apasionado que tienes. —Mordisquea mi labio inferior—. ¿Te he dicho ya cuánto me encanta tu boca?

—Una de tus debilidades.

—Lo es. —Me da otro suave beso antes de liberar su agarre de mi trasero y tomar mi mano para guiarnos a la cama.

Nos sentamos lado a lado con nuestra espalda apoyada en el cabezal de su cama. Él lleva un pantalón holgado y una camiseta como pijama. Mis padres se encuentran fuera de casa y Alice está profundamente dormida, así que nadie sabe que he venido a casa de los vecinos. Hoy vamos a terminar de leer el libro que nos acompañó y dio pie a momentos bastantes subidos de tono, que contribuyó a que juntos explorásemos varios aspectos de mi sexualidad y nuestra química sexual. Es un libro especial, algo muy nuestro.

Hoy también nos han dado los resultados de sus pruebas médicas, pero está en una jerga médica que no entendemos, por lo que es mañana cuando su doctor determinará qué tiene y qué tratamiento debe seguir. Su apetito aún es leve, está durmiendo un poco más y los vómitos ya no son tan frecuentes, o eso es lo que él me asegura. No sé cómo controlar mis nervios, el miedo de que algo pueda estar mal, pero él es bueno tranquilizándome y asegurando que todo estará bien, y yo le creo.

Lo observo fijamente, él me sonríe antes de comenzar a leer el capítulo final y el epílogo de nuestro libro. Observo sus labios moverse mientras lee con suavidad el desenlace final de la historia. Me estremezco con las palabras, la cruda emoción de tantos sentimientos en unos personajes ficticios. Si bien al principio parecía una historia apasionada sin argumento, la autora supo cómo hacer que me retractara de mis palabras, porque resultó ser una historia tan emocionante y que te atrapaba tanto que no me molestaría leerla una vez más.

El final de la historia es agridulce, incierto y abierto. Ella logra divorciarse, él está en algún lugar esperándola a ella, con los nervios de no saber si llegará o no, la misma sensación con la que nos quedamos Drake y yo cuando acabamos el libro.

Ambos permanecemos en silencio procesando ese categórico final, planteando en nuestras cabezas el sinfín de escenarios que puede significar ese final inconcluso. Muriendo de nervios sobre cuál de todas nuestras hipótesis podría ser el final válido que la autora pensó, pero que no escribió. Me gustaría creer que ella va hasta donde está él y son felices, porque amo los finales felices, ya hay bastante tristeza en el mundo real.

Suspiro con pesadumbre y Drake ríe.

—Esto fue un gesto de maldad de la autora —declara. Yo asiento mostrándole que estoy de acuerdo—. Nunca me hagas algo así en tus historias, Alas.

—Ya veremos. —Hago una pausa—. ¿Crees que ellos consiguieron un final feliz? Me gusta pensar en eso.

—Entonces, para nosotros, ellos fueron felices.

—Sí, y si lo creemos los dos, entonces, se siente más real.

Permanecemos de nuevo en silencio, él se estira para dejar el libro sobre la mesita de noche y luego con sus dedos toma mi barbilla. Sus ojos brillan mientras se mantienen fijos en los míos y me estremezco porque su mirada me hace sentir muchas cosas.

—No estamos escribiendo el final de nuestra historia, pero ¿escribirías un nuevo capítulo conmigo?

Sin palabras y con una respiración acelerada, asiento. Él me sonríe y atrae mi cuerpo sobre el suyo, dejándome a horcajadas sobre su regazo, en donde percibo la dureza debajo de mí, me estremezco sintiendo la excitación extenderse por mi cuerpo.

Sus labios van a mi cuello y un sonido ronco escapa de mí mientras sus manos se deslizan por mi espalda y toma el dobladillo de mi camisa.

—Me gusta este nuevo capítulo —susurro—. Me siento lista.

—Yo también me siento listo, Aska. Es nuestro momento.

Y, dicho eso, toma el dobladillo de mi camisa y me la saca, exponiendo mi pecho desnudo.

Muerdo mi labio y él deja escapar una lenta respiración por la boca. No es la primera vez que ve mis pechos desnudos, pero siempre tiene la misma reacción.

—Quiero hacer esto contigo, solo contigo —susurro. Sus ojos suben de mis pechos para encontrarse con los míos.

—Solo tú me haces sentir especial.

Y con esas palabras él da inicio a la que será una de las mejores noches de mi vida, uno de los recuerdos más bonitos que siempre atesoraré y mantendré conmigo.

Ir a la siguiente página

Report Page