+18

+18


10. ¡Jesús en bóxer!

Página 13 de 52

10

¡Jesús en bóxer!

ALASKA

10 de marzo de 2016

—Alaska, ¿estás escuchándome? —me pregunta mi hermana antes de pasar la lengua por su cono de helado.

Sacudiendo la cabeza vuelvo la atención a Alice, maldiciendo en voz baja cuando mi helado se derrite ensuciándome los dedos, lo que me lleva a lamerlos para evitar el desastre pegajoso.

—Lo siento, me distraje un momento pensando qué… Olvídalo.

—¡Ven! Entremos a esa tienda de lencería. —Tira de mi mano y opongo resistencia—. ¿Qué pasa?

—Primero debemos terminarnos el helado —Le recuerdo.

—Cierto. Comamos rápido.

Me encanta pasar tiempo con ella, nuestras personalidades son muy distintas, pero de alguna manera funciona, pese a las discusiones normales entre hermanos. Estuvimos juntas en tonterías infantiles, en las conversaciones sobre primeros novios y primeros besos, supe cuándo tuvo por primera vez sexo incluso si no fue tan detallada, sufrimos cuando Jocker se fue al Medio Oriente y lloré con ella cuando abortó porque un imbécil la presionó. Agradezco a mis padres por darme una hermana, no puedo imaginar no tenerla y es por eso por lo que, cuando al salir de la escuela me sorprendió diciéndome que viniéramos por helado, no pude resistirme y estaba muy entusiasmada.

Ahora henos aquí, en el centro comercial, uniformadas, comiendo helado y pasando un buen momento aunque ciertamente hace unos momentos me sentí inquieta porque tuve la extraña sensación de que alguien nos veía y seguía, pero tal vez solo fue una confusión o producto de mi imaginación.

—Listo, terminé ¡Date prisa, Aska!

—No me presiones —me quejo, acabando el helado tan rápido como puedo.

Cuando finalmente termino, entramos riendo a la tienda con algo que ella dice y ¡vaya! Me encanta toda la lencería que veo. Todo esto de braguitas bonitas, sujetadores a juego y tanguitas sexis me encanta, no entiendo cómo es que pasé tanto tiempo sin venir a renovar mi ropa interior, y Alice debe de pensar lo mismo porque parece emocionada.

Hago un conteo rápido en mi mente de mis ahorros y pienso en que Jocker no sabrá que compré ropa interior sexi con la tarjeta de crédito que me dio para casos de emergencia. ¡Esta es una!

Alice y yo compartimos una mirada antes de deslizarnos por toda la tienda sonriendo, opinando y tomando prendas que arrojamos en una cesta.

—Vayamos a los probadores —pido, tomándola de la mano y guiándola.

Arrojo mi mochila al suelo una vez que estoy dentro del probador y rápidamente me saco el uniforme, tomando un conjunto de bralette de seda negro junto a unas braguitas que casi parecen una tanga. Amo el momento en el que veo el reflejo en el espejo, porque puede que no esté teniendo sexo o tenga un interés amoroso viéndolo, pero me encanta por mí, porque amo lo que refleja el espejo y me hace sentir poderosa el simple hecho de traerlo puesto.

Así que sé que me lo llevaré por el simple placer de que quiero usarlo.

Deslizo la cortina y entro corriendo al probador de enfrente en donde se encuentra Alice luciendo un sujetador de encaje morado que hace cosas geniales por sus pechos y que va a juego con las braguitas corte de bikini.

—Me encanta —decimos ambas al mismo tiempo.

Y eso es solo el principio, nos probamos todo, pasando de un probador a otro, riendo y halagándonos, amando la mayoría de las prendas y descartando muy pocas. Luego me pongo una camisola extra sexi de seda que refleja la sombra de mis areolas y me marca los pezones, llegando a medio muslo en donde da vistazos de las braguitas a juego. Sé que no me lo voy a llevar porque no dormiré en casa así, pero me veo en el espejo, deslizando una mano por mi cuello y luego por el costado de mi pecho, y tengo este momento imaginando a Drake detrás de mí.

Sus hermosos ojos observando la manera en la que la tela blanca me acaricia la piel y sonriendo. Imagino que lo ve, que lo adora y que luego intenta quitármelo.

—¡A verte, Alas! Ya estoy lista.

La voz de Alice me saca de mis fantasías y qué bueno porque no puedo arruinar unas bragas que no voy a comprar, aunque creo que sí tendré que llevármelo porque el daño está hecho.

Deslizo la cortina, encontrando a Alice usando de nuevo su uniforme. Finjo hacer una pose seductora que la tiene riendo y alentándome, sonrío y río hasta que veo hacia la izquierda y noto a un hombre… Con su teléfono apuntándome.

De inmediato mis manos van a mis pechos y grito retrocediendo, entrando al probador.

—Ese hombre me tomó fotos.

—¿Quién?

—El hombre de gorra, adulto, estaba en la izquierda ¡Me tomó fotos!

—Iré a ver, ya vuelvo.

Me visto asustada, dejando atrás la emoción, y cuando estoy lista salgo, caminando, viendo alrededor por si veo al pervertido y encontrando a Alice hablando con una de las vendedoras. Cuando mi hermana me ve, se acerca a mí.

—Dicen que no vieron a nadie con la breve descripción que me diste, Aska.

—Pero estaba ahí, me tomó fotos y me veía, te prometo que no estoy mintiendo.

—Y te creo —me asegura.

Pero no podemos hacer nada porque el hombre no está. Me siento impotente y molesta, incluso ultrajada. Era un momento privado que un pervertido invadió.

Realizamos el pago de nuestras compras, me llevo la camisola pensando que no la usaré realmente. Alice habla logrando apaciguarme y subir mi ánimo, pero no sé si es paranoia porque, mientras recorremos otras tiendas, tengo la persistente sensación de que nos siguen y en una de las veces que volteo, creo ver a un hombre de gorra, el mismo de la tienda, pero luego se ha ido.

Notando mi nerviosismo, Alice decide que iremos a casa, y acepto porque quiero sentirme segura y olvidar a ese sucio pervertido.

14 de marzo de 2016

Me quedo con los dedos suspendidos sobre el teclado. Bueno, se supone que esta historia debería haber sido mi segunda novela erótica, pero ha terminado siendo mi corta, apasionada y dulce historia que solo consta de diez capítulos y al final terminé descartando escribir acerca de Drake, no fui capaz.

Eso no quiere decir que no ame la historia que me he esforzado en escribir; de hecho, estoy encantada con ella. Sonrío mientras escribo la palabra «Fin». Hay algo bueno en escribir historias cortas: no te enrollas, la inspiración viene fácil, no hay presión y disfrutas cada segundo de ello. Claro, lleva esfuerzo y ganas, pero es algo de lo que se nutre el lector y tú. Sin embargo, debido a la escuela, mis actualizaciones han sido muy lentas, cada dos semanas. Corregir la historia es una de las partes más fastidiosas de escribir y a veces, entre la pereza y tener que estudiar, me cuesta hacerlo, pero ahora que he terminado de escribir la historia, creo que haré un maratón hasta llegar al final.

Llaman a mi puerta y cuando me vuelvo, veo que Alice entra. Se deja caer a mi lado y aparto mi portátil. En esta historia no hay mucho contenido sexual, es un equilibrio entre romance, drama y sexo en tan solo diez capítulos, pero estoy tan acostumbrada a esconder lo que escribo a mi familia que ya resulta automático.

Me da miedo que lo lean y piensen que no soy buena, que me den palmaditas en la espalda, me miren desconcertados y piensen que soy una soñadora con las hormonas disparadas escribiendo sobre algo que desconozco.

—¿Sabes ese nuevo presentador que entró en Infonews al mismo tiempo que lo hizo Adelaide? —cuestiona después de un silencio.

Me giro para observarla. Estoy asumiendo que habla de Austin, uno de los nuevos presentadores de Infonews que se incorporaron cuando después de cancelar el programa este fue comprado por otro canal y reformado. Todo lo que sé sobre Austin es que podría inspirar cualquier historia, juega mucho con el piercing de su ceja y es muy amigo de Adelaide, la novia de mi hermano Jocker. No lo conozco mucho porque nunca hemos mantenido ninguna conversación duradera que no fuera derivada de la casualidad de estar con Adelaide o con mi hermano.

Sin embargo, por alguna extraña razón, Alice decidió que no le agradaba, cosa que no me sorprende, toda la vida mi hermana mayor ha sido así. Decide con una mirada que por alguna rara razón alguien no le agrada y puede cambiar de opinión con el tiempo… O no. El pobre Austin lleva un año en la lista negra y eso que realmente nunca han intercambiado más que aquellas palabras durante todo lo ocurrido con Jocker viajando a países con conflictos armados, células terroristas, con el propósito de un trabajo de investigación, fue algo que consiguió darnos el peor susto y experiencia de nuestra vida.

—¿Austin? —pregunto para estar del todo segura.

—Sí.

—¿Qué sucede con él?

—Georgia quiere que se lo presente. No me cree cuando le digo que no tengo ningún contacto con él. Parece que está enamorada de él desde que lo vio en el programa.

—Ella y muchas más. —Río—. Podrías pedírselo a Jocker, aunque sería raro, supongo. Pero cualquiera cosa por cumplir el sueño a tu mejor amiga, ¿no?

—No quiero molestar a Jocker.

—Hum, seguro que para Jocker sería extraño, pero siempre puedes decírselo a Adelaide. No creo que ella tenga problemas, de hecho ella lo haría solo por divertirse y ver la reacción de Austin.

—No lo sé.

La miro, ella observa sus uñas con la manicura perfecta porque recientemente se las ha arreglado. Lentamente sonrío como si uniera piezas en mi cabeza.

—¿No quieres que Austin y Georgia se conozcan y que, posiblemente, se enamoren por siempre y para siempre?

—¡¿Qué?! ¡No es nada de eso! —Frunce el ceño—. Solo pienso que mi mejor amiga podría aspirar a alguien mejor.

—¿Qué hay de malo en Austin? Es hijo de un importante investigador, uno que papá respeta mucho. Es atractivo, sexi, inteligente y ahora trabaja en la televisión. Y, lo más importante, si es tan amigo de Adelaide, significa que es una gran persona, de buen corazón.

—No me gusta.

—Pero ¿por qué?

—Porque no me gusta.

—¿Qué clase de respuesta carente de sentido es esa? —pregunto divertida.

—Es mi respuesta. —Se encoge de hombros—. Así que, si Georgia te pregunta algo… ¿podrías confirmarle que se lo pedí a Jock y a Adelaide, pero cuando le preguntaron a Austin, él se negó?

No puedo evitar reírme de su extraña lógica y de su plan de acción. Para mí está bastante claro: parece que le gusta al menos un poco Austin y que la idea de verlo con su mejor amiga no le resulta nada agradable. Es algo que Alice jamás admitirá con facilidad, por lo que ni siquiera la molesto con ello.

—Está bien, pero siempre podrías realmente preguntarle a Adelaide y…

—No.

—Vale. —Río otro poco más.

Me sonríe. Alice y yo físicamente somos muy diferentes. Yo me parezco a Jocker y a papá, mientras que ella es más como Jackson y mamá. Siempre he creído que mi hermana es preciosa y despampanante de una manera que no puedes evitar notar.

—Ahora hablemos de Drake. —Cambia el tema de manera drástica.

—¿Qué?

—Sí, llevo un par de años queriendo tener esta conversación. —Aplaude de manera teatral—. Evidentemente te gusta y es obvio que tú eres su Hans favorita. ¿Qué está sucediendo? ¿Ha pasado algo? ¿Estás saliendo a escondidas con él?

Abro y cierro la boca, me planteo negarlo, pero me gusta cuando Alice y yo tenemos estos momentos. Además ella parece muy entusiasmada por saber. Así que termino cubriendo mi rostro con mis manos y ella ríe.

—Me gusta mucho —admito finalmente—. Siempre me ha gustado.

—Oh, tontita, no puedes evitarlo. —Se ríe y la veo por entre mis dedos—. Es Drake ¡Por Dios! Los hermanos Harris son casi perfectos y todos los tatuajes de Drake son maravillosos. Estaba escrito que alguna de las hermanas Hans se enamoraría de alguno de ellos, ya fuera los gemelos o Holden —bromea.

—Pudiste ser tú.

—Pero tú tienes mejor gusto que yo —se burla de sí misma, quito mis manos de mi rostro para arrojarle una almohada—. Entonces ¿qué dice él?

—No lo sabe.

—Ya, porque Drake es así de tonto e inocente. —Sacude la cabeza—. Él al menos tiene que sospechar.

—Una vez…

—¿Sí? —Luce ansiosa y sus ojos verdes claros, rayados con algún otro color que nunca identifico, se abren mucho.

—Nos dimos algo que no fue un beso. —Me muerdo mi labio inferior recordando—. No sé, fue todo muy raro. Él acariciaba mis labios con los suyos, luego lo mordí y creo haber sentido su lengua, no era un beso. —Entorno mis ojos hacia ella—. Pero luego apareciste tú y cortaste el rollo.

—Oh, soy una perra desgraciada arruinadora de los no besos que casi son besos. —Finge teatralidad y golpea mi muslo con su mano haciéndome reír—. Lo siento.

—En su cumpleaños me dijo que me quería y yo le dije que también lo quiero. Quizá hablamos de un tipo de amor muy distinto, pero sentí tanto cuando lo dijo —suspiro—; sin embargo, sale con esas chicas de su edad, incluso mayores. Yo apenas cumpliré diecisiete años, seguro, que me ve como una niña.

Una niña que escribe de sexo públicamente bajo un seudónimo.

—Aska, eres preciosa, de baja estatura, pero mira esas bonitas curvas que tienes. ¡Eres hermosa! Tu boca es la perdición de los chicos, escuché a muchos en la escuela que lo decían. —Se ríe—. De hecho, una vez golpeé a unos chicos que hicieron una lista y te pusieron la primera como la mejor boca para hacer una mamada. ¡Malditos idiotas!

—Qué idiotas —hago una mueca—, no me siento para nada halagada.

—Lo sé. La cuestión es que no eres invisible para ningún chico, por eso le encantabas a Caleb, lo traías loco. —Por Dios, lo último que quiero hacer es hablar de ese ser—. Bueno, aún está loco por ti, siempre me pregunta por ti.

—Hum… —No me apetece hablar de él.

—Drake no es ciego, tienes que ser su gran tentación.

—No me hagas ilusionarme. Siempre he sido sincera conmigo misma para saber que solo es un enamoramiento adolescente no correspondido.

Se acuesta hasta dejar su cabeza reposar contra mis piernas. Espero que sepa que cuando se me acalambre la quitaré sin ningún gesto de ternura como tantas veces lo he hecho antes.

—¿Qué pasa con eso de que es el único que te lee?

—No es el único que me conoce y me lee, Romina también lo hace y la mejor amiga de Adelaide también.

»Y fue un accidente —digo, y el sonrojo natural en mí incrementa—. No lo planeé.

—¿Qué escribes? —Escucho la diversión en su voz—. Estoy asumiendo que es algo muy pícaro para que seas tan reservada y enloquecieras tanto ante el hecho de que Drake te leía.

Decido ser sincera porque Alice y yo somos hermanas y estamos muy unidas. Yo estuve a su lado en su peor momento como espero estar en todos los buenos y sé que ella haría lo mismo por mí.

—He estado escribiendo novelas románticas, pero en última instancia, debido a un reto con Romina, escribí una historia diferente. —Acaricio su cabello con mis dedos—… Escribí una historia con… muchas escenas sexuales.

—¿Tú?

—Sí, eran muy sucias. Bastante.

—¿Y cómo…? ¿Acaso?

—No, no. Soy totalmente virgen, como un continente sin descubrir. Como un planeta desconocido.

—De acuerdo…

—Pero al parecer tengo mucha imaginación y en realidad no es difícil. Es como si quisiera escribir sobre lobos, lo imagino y surge.

—¿Drake leyó todas esas escenas?

—Sí, y estaba muy avergonzada. Siempre me pregunta en qué me inspiro.

—¿Te inspiras en él?

—No, o sea, no del todo. A veces me gustaría que algunas cosas sucedieran, pero realmente Cody no está inspirado cien por cien en él. Es algo así como un cincuenta y dos coma noventa y nueve por ciento.

—Es un grave caso de atracción. ¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque siempre he temido que alguien descubra lo mucho que él me gusta; y sobre escribir, porque me da miedo decepcionarlos si no soy suficientemente buena.

—No seas tonta. Seguro que eres supertalentosa. Es más, para demostrártelo, yo que soy floja para leer libros largos, me comprometo a leerte… Si me lo permites.

Mordisqueo mi labio inferior pensándomelo. Mi hermana leyéndome. No tiene que ser obligatoriamente Caída apasionada y tampoco debería temer mostrársela. Después de todo, es Alice, y lo máximo que puede hacer es burlarse de mí como lo hemos hecho por tantas cosas.

Y estoy segura de que Alice leerá más rápido un libro pícaro que uno lleno de momentos rosas que ella asegura no le pasan nunca porque los hombres son bastardos que lo máximo a lo que aspiran es a ser vibradores. Sí, mi hermana no tuvo una buena experiencia y eso la amargó un poco. Trato de no juzgar su rencor debido a que no puedo sentir lo que experimenta ella cuando vuelve la vista atrás y ve adónde la llevaron sus decisiones.

—Te dejaré leer la historia que me dio vergüenza que Drake leyera, mi historia sucia.

—Oh, eso suena interesante. —Se incorpora y pellizca mis mejillas—. Relájate, Aska. No me burlaré de ti.

—Pero no se lo muestres a nadie más. Prométemelo.

—Lo prometo.

—¿Qué prometen mis tías, papi? —dice una voz masculina fingiendo ser infantil. Alice y yo nos giramos y nos encontramos a nuestro hermano Jack con la pequeña Jaqueline en sus brazos.

Me pongo de pie con rapidez para tomar en brazos a mi regordeta, preciosa y tierna sobrina de ocho meses. Ella se aferra a mi hermano y lloriquea un poco cuando la tomo, pero acaba por reír cuando la hago girar. Siento que esta niña es la copia exacta de mi hermano, no hay duda de que es su hija, aunque en ningún momento se nos ha pasado por la cabeza que Miranda le haya puesto los cuernos.

Jack besa mi frente y acaricia mi mejilla. Es un hermano cariñoso y, como papá, si muchas chicas lo vieran, lo raptarían. Estoy segura de que Miranda vive con corazones en sus ojos cuando lo ve junto a Jackie.

Me siento en mi cama y Alice se acerca para besar la mejilla de nuestra sobrina; mi hermana luce feliz de verla, sin embargo, sé que hay algo agrio en el momento. No es que Alice no sea dulce y amorosa con Jackie, pero soy capaz de reconocer que algunos pensamientos se adueñan de su cabeza muchas veces cuando la sostiene.

—¿Cómo está la cosita hermosa de las tías? —pregunto en voz aguda y Jackie gorgotea mientras se mueve sin parar—. Te amo, cosita bonita.

—¿Bajamos? Miranda está abajo y Jocker viene en camino con Adelaide —dice mi hermano, luego le hace una mueca a Jackie y ella da un gritito.

—Imposible negarme, pero yo la llevo —indico.

—Después debes dármela, no la acapares —se queja Alice. Jack ríe adelantándose al alejarse, Alice me sonríe—. ¿Cuándo me darás tu historia?

—Más tarde, prometido.

25 de marzo de 2016

Estoy de pie frente a la puerta de los Harris. Me muerdo el labio dudando entre tocar o no. Una ráfaga de viento casi me sube la falda de la escuela y eso acaba de decidirme. En mi casa no hay nadie, Alice me dijo que nos veríamos en nuestro hogar y resulta que llevo media hora esperándola.

Toco el timbre y me balanceo sobre mis pies. Reconozco de inmediato al gemelo que abre la puerta, aunque lleva un suéter cubriendo sus brazos.

—Hola, Dawson. ¿Puedo esperar aquí a que alguien llegue a mi casa? —Le hago ojitos pestañeando continuamente, él sonríe.

—Claro. ¿Cómo podría dejarte desamparada? —Se agacha y besa mi mejilla—. Pasa, adelante.

Le doy una amplia sonrisa antes de abrazarlo, lo suelto y lo rodeo, entrando. Veo que el sofá está lleno de libros junto a un ordenador portátil y hojas llenas de apuntes. Me giro hacia Dawson notando las bolsas en sus ojos.

—¿Tienes examen?

—En plural. Exámenes. Así que en este momento soy un zombi. —Estira sus brazos frente a él y camina tambaleándose—. Aska, cerebro. Comer.

—Pues busca a quien comer porque no seré yo tu bocadillo. —Río—. Prometo que no voy a molestarte, ni notarás que estoy aquí.

—No te preocupes, arriba está Drake. No estás atrapada conmigo y los libros. —Toma una profunda respiración antes de proceder a gritar—. ¡Drake! Alaska está aquí y necesita entretenimiento. ¡Mueve tu culo copión del mío! —Toma un respiro y me sonríe antes de gritar de nuevo—. ¡Apúrate!

Me vuelvo hacia las escaleras escuchando las lentas pisadas y lucho contra la urgencia de no quedarme con la boca abierta cuando aparece Drake, sin camisa y estirándose. Me sonríe y pasa una mano por su cabello húmedo.

Alguien tomó una ducha y ese alguien no me esperó para enjabonarle el cuerpo.

—Hola, Drake. —Mi voz suena un poco chillona, así que toso para aclararla.

Él flexiona el índice de una de sus manos pidiendo que me acerque. Dejo mi mochila a un lado y camino hasta él. Bien podría estar hipnotizada, porque en este momento lo seguiría sin duda alguna. Cuando me detengo frente a él, se agacha, debido a que está dos escalones por encima de mí, su rostro está a pocos centímetros del mío y sacude la cabeza dejando que las gotas de su cabello caigan sobre mi camisa blanca de la escuela.

Alerta de spoiler: la camisa se transparenta donde se mojó y no es el único lugar que termina húmedo por su culpa.

—Hola —susurra sin perder la sonrisa—. Justo estaba pensando en ti.

Ya sabes, me gusta la idea de Drake pensando en mí mientras se baña. Me lo tomaré como un halago sin duda alguna.

—¿En qué pensabas? —pregunto también en un susurro.

—Ven, te lo diré en mi habitación. —Baja los escalones que nos separan—. ¿Traes short bajo tu falda?

—Siempre. —Hay niños pervertidos en la escuela que siempre quieren pasarse de listos.

Me dedica una enigmática sonrisa antes de agacharse un poco, alzarme y hacerme gritar cuando pasa una de mis piernas por su hombro. ¡Jesús en bóxer! Estoy montada en el hombro de Drake. Mis manos se aferran a su cabello, que ahora humedece totalmente parte de mi camisa.

—¿Qué haces? —pregunto con temor a moverme.

—Soy un medio de transporte para mi habitación.

—No sé qué carajos ven mis ojos —escucho decir a Dawson, y me vuelvo a verlo—. No sé si alucino por la falta de sueño o si realmente Drake te está cargando en una postura comprometedora. Sea como sea, estaré estudiando. Si mi copia mal hecha se pone insoportable, da un grito de auxilio y te rescato, Aska —concluye volviendo al sofá, pero lo veo sonreír. ¿Qué sucede?

Drake comienza a subir las escaleras y temo mucho caerme, mis dedos están aferrados con fuerza a su cabello, espero no estar siendo demasiado brusca con mi agarre. Me sonrojo sintiendo su hombro entre mis piernas.

Drake me está llevando a su habitación. ¿Qué pretende? Supongo que lo averiguaré enseguida.

Ir a la siguiente página

Report Page