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19. De asesinatos y planes nocturnos

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De asesinatos y planes nocturnos

ALASKA

22 de junio de 2016

—¿Lo ves? Fácil —dice Dawson. Frunzo el ceño hacia él.

—¿Por qué simplemente no me haces el favor y lo haces tú?

—Porque no haré tu tarea, Aska.

—Pero Drake lo hace —me quejo.

—Drake es tu novio y hará cualquier cosa por ti.

—Antes de serlo también me ayudaba.

—Ya estaba loco por ti. —Golpea sus dedos contra mi cuaderno—. Vamos, te lo acabo de explicar, no es tan difícil.

Frunzo el ceño y miro el cuaderno. La verdad es que la química nunca será lo mío, hace mucho que me rendí, y me ayuda tener a Drake conmigo. Solo que él ahora no se encuentra aquí, tenía una reunión de trabajo y yo estoy atascada con este otro gemelo que parece tan correcto. Suspiro teatralmente apoyando la barbilla sobre una mano.

—Quiero pasar de grado, Dawson. Es la lista de ejercicio que debo entregar para obtener mi nota final, ayúdame.

—Te estoy ayudando.

—Te lo diré de manera muy sincera, necesito que juegues sucio.

—No seré sucio contigo, Aska.

—¡Juega sucio! —exijo golpeando la mesa y en consecuencia sobresaltándolo.

—Eso no suena muy bien —anuncia una voz que me alegra mucho escuchar.

Me vuelvo y veo cómo Drake arroja las llaves sobre una pequeña mesa que hay al entrar. Hayley viene detrás. Él me sonríe y se saca el abrigo dejándolo en un perchero. Le devuelvo la sonrisa mientras lo veo acercarse. Me gusta toda esta expectativa de saber que viene hacia mí. Se detiene justo a mi lado y deja una mano en el espaldar de la silla, su mirada va al cuaderno.

—¿Qué es eso tan sucio que le propones a mi copia romanticona, Aska? —pregunta. Me cruzo de brazos recordando el rechazo de Dawson.

—No quiere ayudarme con mi tarea final.

—No quiero ayudarla a hacer trampas, eso es lo que quiere decir. Le estoy explicando…

—Pero no lo entiendo y él no me ayuda —replico.

—Lo que se traduce en que no hago su tarea por ella, como haces tú —concluye Dawson con una sonrisa—. La has vuelto una tramposa.

—No me llames tramposa.

—Odio la química —comenta Hayley detrás de mí—. Hola, Aska, lamento que Dawson no te quiera ayudar.

—¿Que no quiero? Llevo una hora y media explicándosela. No quiero hacerle la tarea, pero, en fin, ya ha llegado Drake, seguro que será mejor maestro. —Lo veo ponerse de pie aliviado de terminar la discusión conmigo—. Iré a dar una vuelta, ¿vienes conmigo, Hayley?

—Paso. Iré a dormir, estoy cansada. Luego les mostraré los postres que aprendí a preparar.

—Me muero por comerlos —aseguro.

Hayley no va a la universidad, pero decidió prepararse para ser una estupenda repostera y la verdad es que hornea las mejores cosas que he comido nunca.

Ella sube por las escaleras hasta su habitación y Dawson tira de mi cola de cabello antes de tomar las llaves del auto y salir de la casa. Suspiro mirando el cuaderno y escucho a Drake reír. Alzo la vista para observarlo.

—¿Qué es lo divertido?

—Pareces muy frustrada.

—Lo estoy. Esto es para la semana que viene y no sé hacerlo, aunque Dawson intentó explicármelo. —Pestañeo continuamente hacia él—. ¿No quieres jugar sucio?

—¿Contigo o para hacerte la lista de ejercicios?

—¿Ambos? —Pruebo mi suerte.

Mira el cuaderno, luego estira su mano y lo cierra. Sonrío comenzando a sentir el sabor de la victoria.

—Pero no le digas a Dawson que lo he hecho yo por ti.

—Él sabe que siempre lo haces, sin ti nunca hubiese aprobado Química, Matemáticas o Física. —Me levanto y me giro hacia él.

—Todo para que no te quede la materia, ¿eh?

—Eres el mejor novio.

Da pasos hacia mí hasta que está lo suficiente cerca y mi trasero roza el borde de la mesa. Uno de sus índices golpea uno de los botones de mi camisa de la escuela. Me mira y sonríe.

—Entonces ¿por qué no hay un saludo especial? Hago tu tarea de Química, un beso no estaría de más.

—Eres tú quien acaba de llegar y quien debe saludar.

—Podría tener una absurda discusión sobre eso contigo o podría simplemente besarte.

Estiro una mano para tomar una de las suyas, me muerdo el labio inferior intentando controlar mis ansias de besarlo.

—Me gusta lo segundo —confieso, lo tiento.

—A mí también.

Baja su rostro y sin decir ninguna otra palabra, sus labios cubren los míos. Suelto su mano para deslizar ambas por su pecho hasta su cuello, me alzo de puntillas para intentar llegar un poco más arriba y él sonríe antes de flexionar sus rodillas para que me resulte más fácil besarlo. Sus manos van a mis muslos, por debajo de la falda, y me alza al mismo tiempo que su lengua se abre paso en mi boca. Paso una mano por su cabello antes de aferrarme a esas hebras castañas. Cuando Drake me besa, siento que mi mundo da vueltas.

De repente mis pies no están tocando el suelo y luego siento mi trasero descansar contra una superficie dura. Alejo mi boca de la suya.

—¿Qué haces? —pregunto con la respiración acelerada.

—Ponernos más cómodos.

—Pero es la mesa de comer.

—Y ahora la mesa para besar a Alaska.

—No creo que ese sea su…

No termino de hablar cuando una vez más está besándome, me aferro a su cabello y sus manos a mi cintura. Esto no parece un beso inocente de bienvenida. Una de sus manos va a mi muslo y se desliza debajo del dobladillo de mi falda. En ocasiones como estas, amo mi uniforme. Cuando siento que sus manos podrían ir un poco más lejos, escuchamos el seguro de un auto siendo activado. Con rapidez Drake me baja de la mesa y toma el cuaderno abriéndolo a una velocidad impresionante. Acomodo mi falda y me siento, justo un minuto antes de que entre su madre.

Irina Harris nos observa, luego sonríe y cierra la puerta detrás de ella. Deja su bolso sobre la mesa junto a sus llaves y camina hasta nosotros.

—Hola, mamá.

—Hola, cariño. Salí temprano del trabajo, hoy me encargo yo de la cena. ¿Vienes a cenar con nosotros, nena? —me pregunta con una sonrisa.

El corazón todavía me late de manera desbocada, así que me cuesta encontrar las palabras para responderle de manera inmediata.

—Claro. ¿Qué tal el trabajo?

—Bastante lento —me responde antes de mirar a Drake—. ¿Y tus hermanos, Dawson? —Hay diversión en su mirada cuando hace la pregunta, lo que me hace saber que bromea sobre no conocer al gemelo con el que habla. Drake entorna sus ojos.

—Dawson salió y Hayley duerme.

—Bien, me daré una ducha y tomaré una siesta antes de organizar la cena. Si tu padre llama a casa me despiertas, Dawson.

—Vale, mamá. Yo, Drake, haré eso.

Irina va por su cartera y retoma el camino a las escaleras, en última instancia se vuelve y nos sonríe.

—Ustedes dos se ven adorables juntos, son unos novios muy tiernos. —Asiente complacida de sus propias palabras y comienza a subir las escaleras.

Drake arrastra una de las sillas hasta estar a mi lado, se sienta en ella, reposa el cuaderno sobre la mesa y me observa.

—¿Qué tal tu reunión de trabajo? —pregunto.

—Bien, me han encargado un trabajo publicitario importante. —Toma mi mano y juega con mis dedos—. ¿Qué hay de ti? ¿Alguna nueva historia?

—Estoy esperando a que me inspires. —Mis palabras lo hacen reír—. He tenido una nueva idea, pero quiero escribir unos pocos capítulos antes de comenzar a publicarla.

—¿Caliente?

—Quieres leer una historia caliente.

—Puedo ayudarte.

—¿A escribir escenas calientes?

—A hacerlas lo más reales posible.

Ahora eso me tiene totalmente interesada, sobre todo teniendo en cuenta que proviene del hombre que me dijo que el sexo no sería inmediato. No es que esté desesperada, es solo que siempre he deseado a Drake y que todo esto me parece aún muy irreal.

—Entonces, sí que podría ser una historia caliente.

Me sonríe y deja su otra mano sobre mi rodilla desnuda. Me tomo mi tiempo para apreciar lo atractivo que encuentro a Drake Harris. Alto, cabello castaño con un buen corte, unos ojos muy expresivos, uno de color avellana y otro verde, nariz perfilada y una suave boca que me gusta besar. No es de complexión fuerte y exagerada, es más bien delgado, pero es tan agradable a la vista y deseo tanto tocarlo… Drake es un bombón.

—¿Qué hay de los mensajes que te estaban enviando?

Se refiere a los mensajes raros que algún lector o lectora no deja de mandar, son obsesivos y muy sucios. Trato de no asustarme porque soy anónima, nunca he dicho dónde vivo ni he dado ningún dato concreto que pueda comprometerme. Ni siquiera he dado información de mis redes sociales importantes como mi Instagram o Facebook. Por ello cambié mi foto de perfil de JoinApp dejando solo un logotipo del nombre de mi usuario que Drake hizo para mí.

—Han disminuido. Creo que quienquiera que los mandaba se dio cuenta de que estaba asustándome y por eso dejé de responderle. Sin embargo, ahora parece que está tranquilo.

—Eso es bueno. ¿Y tus seguidores?

—Ciento ochenta y cuatro mil —digo con orgullo—. Y quiero creer que ese número aumentará cuando suba alguna historia nueva. Estoy emocionada con todo ello.

—Puedo verlo.

Hablamos otro poco más. Lo que más me está gustando de ser la novia de Drake, además de los besos, es el hecho de que seguimos siendo amigos. Algunas cosas han cambiado, pero otras se mantienen. Aún hablamos por la ventana todas las veces que coincidimos, sigue haciendo mis tareas de Química, Física y Matemáticas, seguimos bromeando y hablando sobre cosas que a veces no tienen sentido. Supongo que somos una versión más intensa de nosotros mismos.

No sé cuánto tiempo pasa, pero tras dejarle mi cuaderno de Química con la lista de ejercicios, él me acompaña hasta la puerta. Me recuerda que me esperan para la cena. Nuestras familias no se sorprendieron al conocer nuestra nueva relación, a veces son un poco raros, pero por lo general eso tampoco ha cambiado demasiado.

—Te veo dentro de un rato. —Beso su mejilla y él toma mi barbilla. Me da un beso húmedo y largo en la boca, que me deja sin aliento y con una respiración desastrosa.

—Ahora sí, te veo dentro de un rato.

Me sonríe y da un paso hacia atrás mientras comienzo a alejarme con la certeza de que esta vez mi personaje estará inspirado en Drake en un ochenta y cinco por ciento. Y que sí, será una historia cien por cien caliente.

26 de junio de 2016

Lo admito: estoy embelesada mirando por mi ventana a Drake, que está sentado enfrente de su escritorio haciendo quién sabe qué. Romina, mi mejor amiga, está hablando sin parar y de vez en cuando asiento para fingir que le presto atención. En este momento no soy la mejor amiga, pero nadie puede culparme, estoy demasiado ocupada haciendo uno de mis pasatiempos favoritos: mirar por la ventana a Drake.

Además, desde que cenó aquí hace dos días, no hemos estado juntos, solo un breve saludo porque está ocupado con ese trabajo de marketing tan importante que parece estar haciendo. Me sobresalto cuando Romina deja caer su mano en mi hombro.

—Tu novio es una de las maravillas del mundo —susurra, y me hace reír—. No puedo creer que me ocultaras que se traían algo entre manos.

—No pensé que nos trajéramos algo, se supone que solo lo admiraría y lo querría en secreto.

—Dramático, imposible y apasionado. Me gusta, es material para una historia.

Me vuelvo para mirarla. El carácter de Romina es muy compatible con el mío, tiene un tipo de locura y perversión que me divierte. Harper, mi personaje principal de Caída apasionada, era latina y parte de su personalidad la tomé prestada de mi amiga, quien se divertía soltándome palabras soeces para que Harper las dijera. Nuestra amistad no es precisamente antigua, no es algo tan dramático como desde los primeros años de vida, pero en tres años y medio se ha convertido en la mejor amiga que he podido tener.

—Drake es capaz de inspirar cualquier historia —admito.

—Debes contarme cuando se quiten la ropa y lo hagan. Te conté mi primera vez, así que espero la tuya con ansias.

—Deja de pensar en nosotros haciéndolo.

—Pero sucederá.

Claro que sucederá, solo que supongo que no es algo que forzaremos ni por lo que deba desesperarme. Pasará cuando tenga que suceder y punto.

Drake se gira en la silla y mira al techo. Cuando baja la vista mira directamente hacia mi ventana. No parece muy sorprendido de encontrarme allí, no estoy segura a esta distancia de si me sonríe, pero alza su mano en un saludo que le devuelvo con una sonrisa tonta. Luego su saludo se dirige hacia Romina. Toma algo del escritorio y alza unas hojas que supongo que son mis ejercicios de química. Me hace una seña que no entiendo y luego me asusto cuando Alice entra gritando en mi habitación acusándome de asesinato.

—¿A quién maté? ¡Me declaro inocente! —me defiendo de la acusación que todavía no llega en su totalidad.

—¡Mataste a Cody! Estúpida hermana. —Me pellizca el brazo y me quejo abandonando mi ventana para alejarme de mi agresiva hermana—. ¡Terminé el libro!

—¡Finalmente! Pensé que nunca lo harías —le recrimina Romina—. Tardaste años.

—¡No es cierto! Admito que leo despacio y me distraigo mucho, pero ¡lo terminé! Y me encuentro con que mataste a mi hermoso Cody.

Bueno, eso tuvo mucho que ver con los celos que provocó en mí cierta escena que protagonizó Drake en su habitación, pero más allá de eso, ha sido uno de los mejores finales que he escrito y me encanta, razón por la que sonrío. Alice gatea en la cama para alcanzarme y uso a Romina de escudo humano.

—¡No me uses de escudo, Alas!

—Calla y no te muevas —señalo—. Alice, si lo analizas, es un final increíble para cerrar la historia. Te prometo que en el futuro Harper consiguió finalmente ser feliz.

—Pero yo quería que fuera feliz con Cody. ¿Qué rayos te sucede? ¡Lo mataste! Casi lloro. Yo casi lloré.

—Felicidades, tienes corazón —dice Romina, y yo río. Alice busca la manera de llegar hasta mí.

—Vamos, prometo que no siempre mataré al protagonista.

—¿Qué clase de promesa es esa?

—Niñas, ¿qué sucede? —Me vuelvo y encuentro a mamá asomada en la puerta de mi habitación.

—Alaska mató a alguien —responde Alice indignada.

Mamá deja caer el cesto de ropa sucia que llevaba en sus manos.

—¿Que Alaska Brooke hizo qué? —Sus ojos están muy abiertos.

Alice está demasiado indignada para notar que envía información sin filtro a nuestra madre.

—Mató a Cody y de una manera cruel, mamá. ¡Ni siquiera se arrepiente!

—Necesito una explicación sobre estas acusaciones, Alice, porque estoy a punto de llamar a Albert con un colapso nervioso. ¿Qué hiciste, Alaska? —pregunta mamá muy consternada.

—Mamá, maté a Cody, es verdad, lo hice. Pero en mi defensa tengo que decir que fue un giro genial que consiguió un final perfecto y Cody lo merecía. Así que sí, no me arrepiento de haberlo matado.

Mamá parpadea al menos cinco veces mientras me observa y balbucea. En ese momento entiendo su expresión y grito asustándola:

—¡No maté a nadie realmente!

—¡Sí lo hiciste! ¡Asesina! —me grita Alice.

—Ella lo hizo, señora Jolliane —agrega Romina.

—Ya te he dicho que puedes llamarme Jollie, Romi —dice de manera distraída mamá—. Lo repito, ¿qué hiciste, Alaska Brooke?

—Maté a Cody, pero no de verdad.

—No lo mataste de mentira. Tal y como lo leí, él ya no respiraba —me interrumpe Alice.

—¡Estás confundiendo a mamá!

El timbre de casa suena y mamá nos echa un rápido vistazo antes de dirigirse al pasillo y luego a las escaleras. La sigo porque mamá parece consternada sin acabar de entender aún la discusión. Alice viene detrás de mí, encontrando curiosos sinónimos para llamarme cruel y asesina. Romina murmura que la entiende y que ella pasó por ese dolor sola. Bajo las escaleras justo cuando mamá abre la puerta. Ahí está Drake con una sonrisa.

—Necesito que me digas si estoy escuchando bien cuando dicen que mi Alaska mató a alguien —le dice mamá, y Drake borra su sonrisa.

¡Jesús bailando!

—¿Que Alaska hizo qué?

—Mató a alguien, pero tú lo sabes bien, Drake —lo acusa Alice.

—¿Yo?

—¡Sí! Lo sabías y no me dijiste nada, mal amigo.

—Estoy sumamente confundido, no sé de qué me hablan, Jollie. —Me da una mirada—. ¿Qué hiciste, Alaska?

—¡Nada! No me dejan hablar.

—Mató a un ser perfecto —informa Romina—. ¡Y cómo dolió!

—¡Maté a Cody!

—¡Ah! Cody. —Lo entiende y sonríe. Alice llega hasta él y golpea su hombro—. Eh, sin violencia.

—¿Quién carajos era Cody? —Mamá termina por perder la paciencia y todos nos callamos, estamos sorprendidos.

—El de Caí…—Alice se detiene y me mira. Suspiro.

—Recuerda que he estado escribiendo, mamá. Alice leyó algo que escribí donde un personaje muere.

—¡Alerta de spoiler! —anuncia Drake—: Es el protagonista y su muerte duele como una patada en el pulmón.

—Pudiste darme ese spoiler antes —se queja Alice.

—¿Dónde estaría entonces la diversión? Todos debemos sufrir al leerlo, que nadie se salve. Así que perdóname por querer que sufrieras tanto como yo.

—Yo lo leí antes que todo el mundo y fue horrible —se lamenta Romina—. Cómo lloré.

No puedo evitar reír y los tres me miran con tal indignación que mi risa crece. Es algo bonito saber que desestabilicé sus emociones; y después de pasar la vergüenza inicial, es emocionante saber que Alice ha leído una de mis historias más exitosas y que de hecho, a pesar de la muerte de Cody, parece que le ha gustado.

—Entonces ¿Cody no es real? —quiere confirmar mamá.

—¡Cody es real! —se indigna Romina ante la pregunta de mamá—. Es real en nuestros corazones.

—A ver si lo he entendido. Cody es un personaje de Alaska, al que ella acabó matando, razón por la cual Alice está molesta. No es real… Solo está en sus corazones y no tengo una hija asesina realmente, ¿correcto?

—Correcto —decimos los cuatro. Mamá suspira.

—Siento alivio, iré a recoger la cesta de ropa que dejé caer. No me den más ese tipo de sustos.

Mamá se dirige a las escaleras y comienza a subirlas. Drake se acerca y desliza su brazo por mi cintura mientras se queda de pie a mi lado.

—Y al margen de la épica muerte de Cody, ¿te gustó la historia de Aska, Alice? —Drake besa mi mejilla después de hacer la pregunta y Romina suspira.

—Sean mis papás, adóptenme —nos pide, y Drake ríe.

—Es un libro increíble y las escenas… —Alice sube y baja las cejas—, debemos hablar sobre ellas después, Aska. Porque fueron increíbles, todo ese libro lo es. Creo que encontré mi tipo de libros. ¡Siento que quiero leer más! No sabía que podía ser tan divertido.

—Lo sé, Aska también ha logrado que me interese un poco más por la lectura.

—Alas es una heroína —concluye Romina—. Ahora, algo importante que preguntar: ¿me adoptan?

—¡Basta! —Me río y luego sonrío a Alice—. Gracias por haber leído mi historia.

—Gracias por habérmela dejado leer a mí. Y gracias también por esperar y ser paciente con lo mucho que tardé en leerla. —Alice toma la mano de Romina tirando de ella hacia las escaleras—. Vamos, esperemos arriba. Te mostraré algo que compré.

Ellas se van y me dejan a solas con Drake. Él me hace girar y lleva la mano al bolsillo trasero de su pantalón, saca las hojas que dobló como un pergamino.

—Aquí están tus ejercicios de química.

—¡Gracias! —Los tomo de su mano y lo abrazo. Me pongo de puntillas para darle un rápido beso. Él lame sus labios cuando me alejo—. Salvas mi vida.

—Quería que fuéramos a algún lado, sé que hace días que no nos vemos y quería compensártelo, pero veo que tienes visita de tu amiga. Puede ser otro día.

Me muerdo el labio, quiero a Romina y soy una buena amiga, pero mentiría si dijera que no tengo ganas de irme con Drake. Él parece muy divertido al ver mi indecisión.

—Podemos ir mañana. Ahora podría conformarme con un beso. —Pero apenas está terminando de hablar cuando su boca ya está buscando la mía.

Me besa de una manera en la que su lengua no duda en adentrarse en mi boca. Sus dedos sostienen mi barbilla y sus labios chupan el mío antes de morderlo. Es un beso coqueto, me atrevería a decir que un tanto provocativo. Y, por supuesto, provoca reacciones locas en mí.

—Puedes venir a verme esta noche —susurro—. Como aquella vez.

—Puedo hacerlo —susurra en respuesta.

—Hazlo.

—Lo haré.

De manera que cuando Drake sale de casa, sé que lo veré más tarde, por la noche, cuando todos duerman. ¿Qué película podemos ver en esta ocasión? Esto será incluso más interesante que la última vez.

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