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2. Doble identidad
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Doble identidad
ALASKA
17 de abril de 2015
Estoy perdida en mis pensamientos sobre mi familia, pensando cosas como lo afortunada que soy por formar parte de ella y que quiero golpear a Alice por haberse comido lo que quedaba de mi helado sin preguntarme, cuando mi mejor amiga se deja caer delante de mí en el aula de clases.
—¿Has visto la manera impresionante en la que aumentan tus seguidores?
Alzo la vista de mi libro para encontrarme con los ojos de Romina, mi mejor amiga, quien además me ha ayudado muchísimo con todas las expresiones latinas que utiliza el personaje principal de mi historia.
—¿Cuántos? Llevo dos días sin revisar porque me pone de los nervios. ¿Cómo crees que han reaccionado los seguidores al trío?
—¡Les encanta! Creo que el mundo entero se masturba con esa escena.
—Oh, Dios, cállate. Alguien podría escucharte.
—Eres una superestrella en ascenso, no tienes de qué avergonzarte. —Se deja caer a mi lado y suelto una risa con mis mejillas todavía sonrojadas—. Míralo tú misma.
Tomo su teléfono móvil y miro impresionada cómo ha aumentado el número de corazones que recibo en mi perfil y los comentarios de mi historia. ¡Hay muchos guiños! Lo que significa que tiene muchas visitas.
Si llego a quinientos mil seguidores, pasaré a ser considerada una persona influyente en la comunidad, y la plataforma estará obligada a contactar conmigo y a pagarme a cambio de poner publicidad en mi historia. Además, obtendría publicidad gratis para que más personas me leyeran.
¡Esto es demasiado emocionante! Nadie me dijo que mi historia sucia, nacida de un reto con Romina, alcanzaría tal éxito. ¿Quién dijo que las chicas vírgenes, dulces y jóvenes no podíamos escribir sobre sexo?
—Esto es una locura, Romi.
—Una locura buena y ¡tienes lectores masculinos!
—¿Es raro que me sienta tan orgullosa de una historia así de caliente?
—¿Y qué si tiene escenas de sexo explícito? Eso no quita que tenga una muy buena trama y que nos tenga a todos atrapados. Te prometo que soy la máxima shippeadora de Harper y Cody. Son tan espectaculares que cuando lo están haciendo ni siquiera parpadeo para no perderme ninguna coma o punto.
Me desplazo por los comentarios desde su cuenta y sonrío ante ellos. Son muchos, parece que todos han quedado maravillados con el último capítulo que subí hace unos días: un trío. Pensé que no les gustaría, puesto que no es un trío exactamente. Solo es otro tipo viendo cómo Harper y Cody lo hacen mientras él se acaricia a sí mismo y relata lo que quiere que ellos hagan. No sé de dónde me vino la idea, pero simplemente la escribí y a todos parece haberles gustado mi extraño trío en escena sexual.
Me detengo ante un comentario.
TattosHD: ¡Joder! ¿Cómo es que esta escena ha venido a tu mente?
Esto ha sido demasiado para leer.
¡Basta!
Y te lo dije: deja de generalizar en términos femeninos, que también hay chicos leyéndote.
—Oye, mira. Un chico parece enojado de que siempre en mis notas hable en femenino. Y ahora que mis lectoras lo han visto, su respuesta tiene como quinientas intervenciones.
—Es que te lo he dicho, tienes lectores con pene.
—Eso es raro… No quiero pensar en si provoco reacciones calenturientas en las personas que me leen.
—Alerta de spoiler, Alaska: En el mundo habrá personas que más que excitarse se correrán leyéndote o después de masturbarse.
—No es una imagen que quiera en mi cabeza. Razón por la que mi nombre nunca debe ligarse a todo ese sexo explícito y desvergonzado.
—Si fuera mi arte, lo gritaría al mundo.
—Ajá, luego vas y me cuentas qué diría mi padre o mis hermanos si descubren lo que he estado escribiendo. Sería vergonzoso y ellos pensarían que hago todo eso.
—O que tienes una imaginación muy gráfica —argumenta.
—Ambas opciones resultarían vergonzosas. Además, esto quizá sea solo un pasatiempo. Que todas estas personas estén leyéndome no garantiza que sea buena escribiendo.
—Oh, no, te prohíbo arrastrarte en la autocompasión, Alas. ¡Eres muy buena! Palabra de lectora empedernida.
—Gracias, Romina. Eres mi cómplice.
Nuestros compañeros de clase comienzan a entrar en el aula, lo que nos hace saber que el profesor no tardará mucho en llegar. Le devuelvo su teléfono a Romina y trato de leer una última línea del libro que tomé de lo que yo llamo «el paraíso de papá», pero no puedo evitar sonreír notando que en el mundo hay personas disfrutando de lo que escribo y que mi historia no deja de crecer.
¿Seré realmente buena? Después de todo, mi historia tiene mucho sexo, pero también me he esforzado en darle al menos una trama. La idea es que se diviertan leyéndola sin parecer otra estimulación visual pornográfica. Espero que ni mi familia ni ningún conocido me descubra nunca.
Finalmente las clases terminan por hoy. Estoy riendo con Romina y otras compañeras de clase cuando uno de los chicos de una clase más adelantada que la mía me llama. Me doy la vuelta y me encuentro con un chico de piel trigueña, simpático. Es uno de esos idiotas que todo el tiempo intenta ver debajo de nuestras faldas cuando bajamos por las escaleras: Rodrerick.
—¿Tienes un momento? —me pregunta.
Me lo pienso, pero al final me acerco porque la curiosidad es grande. Me dedica una sonrisa coqueta y enarco una ceja.
—¿Y bien? —pregunto.
—He estado un tiempo reuniendo el coraje para decirte esto —dice—. Me gustas, Alaska. Eres la más linda y sexi de esta escuela. Nos traes a todos locos, incluyéndome a mí, y me gustaría que averiguáramos si tenemos química.
¿Química? Él ni siquiera me cae bien. Siempre es un pesado con las chicas y sus bromas son demasiado desagradables. Le muestro una sonrisa forzada.
—Agradezco lo que…, eh…, dices —no encuentro las palabras correctas—, pero no estoy interesada en salir con nadie.
O no con alguien que no me gusta, en todo caso. Su sonrisa vacila y por un momento parece que me mira enojado, pero luego se recompone.
—¿Estás segura? —pregunta.
—Sí, muy segura. —Hay unos segundos de silencio—. Entonces…, eh…, nos vemos.
Le despido con un gesto torpe de la mano y vuelvo con Romina; las demás ya se han ido. La pongo al día y se ríe diciéndome que Rodrerick es un imbécil y que menos mal que lo he rechazado. Luego pasamos una vez más a hablar de mi historia porque Romina de verdad parece mi mayor fan.
Río con sus ocurrencias y luego ella mira por detrás de mí con curiosidad, antes de sonreír.
—Oh, Alas, ahí está tu vecino ardiente —me dice, y de inmediato me giro y alzo la vista.
Lo que encuentro me sorprende en la misma medida en la que me hace sentir cierta emoción.
¿Qué está sucediendo? Drake nunca ha venido a mi escuela. Hay un grupo de chicas comiéndoselo con los ojos mientras intentan llamar su atención. Él alza su mano en mi dirección y tímidamente le devuelvo el saludo. Entonces ¿está aquí por mí? No me quiero ilusionar.
Lo veo sonreírme, lo que ocasiona que su grupo de fanáticas me miren de mala manera. Él dobla sus dedos indicándome que me acerque.
—Y al parecer él viene por ti, eso es muy romántico —dice mi amiga de forma soñadora—. ¿Se ha fijado en ti?
—Deja de soñar —le pido, pero luego soy yo la que se va al mundo de los sueños—. ¿Ves a Alice?
—No.
—¿Se habrá ido sin mí? Esa abandonahermanas —me quejo, girándome hacia Romina—. Bueno, iré a ver qué quiere Drake. Te veo mañana.
—Está bien. Sube capítulo hoy, por favor.
—No te aseguro nada, pero te haré llegar un spoiler. —Le lanzo un beso y corro hasta Drake. Respiro hondo al detenerme frente a él—. Hola.
—Hola, Aska. —Sus manos están metidas dentro de los bolsillos traseros de su pantalón mientras se balancea adelante y hacia atrás.
Finalmente se inclina y besa mis dos pómulos pecosos haciendo que en consecuencia mis ojos se abran por la sorpresa, y admito que los nervios recorren mi cuerpo. Eso nunca había sucedido. Sí, Drake siempre ha sido mi amor platónico, pero soy realista sobre el hecho de que no tenemos ninguna posibilidad de estar juntos. Sin embargo, hoy me siento emocionada y no sé por qué.
—¿Sabías que parece que siempre estás sonrojada?
—¿Has visto a Alice? Se supone que nos iríamos juntas como siempre. —Miro alrededor, ignorando deliberadamente su pregunta.
—Fue a por un helado con sus amigas. Le dije que yo te acompañaría a casa.
—¿Has venido a buscarme?
Odio sonar demasiada emocionada ante la perspectiva. Él me sonríe, al menos no se está burlando de mí.
—Pasaba por aquí.
—Justo por aquí —digo sin creerle.
—Exacto. —Toma la mochila rosa de mis manos y la sostiene contra su hombro—. Andando, te llevaré a casa.
Por un momento me quedo de pie mientras lo observo alejarse. Cuando nota que no lo sigo se da la vuelta y enarca una de sus cejas. Soy consciente de que me está esperando a mí, lo que hace que mis piernas estén a punto de ponerse a temblar. Él puede enloquecer a cualquiera. Corro para alcanzarlo y, cuando lo hago, oigo que alguien grita mi nombre. Me giro y veo a un compañero de Alice arrojándome un beso mientras pasa en el auto de su hermano.
—Me encantas, preciosa. —Me arroja otro beso y me guiña un ojo antes de que el coche se aleje.
¡Vaya! Eso sí que no me lo esperaba, sonrío. Admito que eso de llamar la atención de alguien de un curso superior me gusta y va genial para mi autoestima. Además, contando la declaración de Rodrerick, hoy parece que soy una rompecorazones.
Drake golpea ligeramente mi codo con el suyo para llamar mi atención. Lo miro aún sonriendo con una autoestima elevada.
—¿A qué ha venido eso? —pregunta.
—No lo sé —me encojo de hombros sin borrar la sonrisa—, pero parece que le gusto. No lo sabía, quizá deba preguntarle a Alice sobre él.
Tal vez no sea un idiota como Rodrerick; creo que estoy un poco entusiasmada ante esta posibilidad.
—¿No te parece que eres muy joven?
—No, ya no soy una cría. Además, él es muy atractivo, varonil y no es como tantos idiotas de la escuela.
—Creo que eres muy joven.
—Recuerdo que tú tenías muchas citas cuando tenías dieciséis años. ¿Eras entonces muy joven? —contraataco.
—Atrapado. —Me sonríe—. Pero es que no quiero que te hagan daño.
—Oh, qué bonito —me burlo de él, y luego le muestro la lengua haciéndolo reír.
—¿Eres creativa, Aska? —Cambia de tema tan rápido que me cuesta unos segundos procesar su pregunta.
—¿A qué viene esta pregunta?
—Simple curiosidad.
Sin embargo, cuando lo adelanto para caminar de espaldas y de frente a él para poder observarlo, noto la diversión en su rostro. ¿Qué me estoy perdiendo? Entorno mis ojos y él estira su mano para tomar mi codo haciéndome detener cuando una bicicleta pasa a mi lado.
—Ten cuidado.
—Claro —digo, y suena más como un suspiro.
Me aclaro la garganta y abrocho los botones de mi chaqueta porque comienza a hacer frío. Normalmente con Alice tomaríamos un bus para llegar a casa, y en cambio Drake me está haciendo caminar, pero ¿hasta dónde? Esta podría ser una eterna caminata.
—¿Por qué estamos caminando?
—Dawson tiene el auto y pensé que tal vez te gustaría un chocolate caliente y galletas antes de que te lleve a casa.
No es una cita.
Él me ve como su tierna vecinita.
No sabe de mis pensamientos sexuales hacia su persona.
No sabe que me encanta.
Pero, aun así, estoy sintiendo un revoltijo en mi estómago ante la idea de pasar más tiempo con él. Cuando era pequeña Drake solía sentarse en nuestro porche a hablar conmigo o a escuchar mis tonterías, pero desde el año pasado las cosas parecen distintas porque aunque él no me esté evitando, conversamos muy poco y nuestros intercambios parecen muy diferentes.
—Eso me gustaría —respondo finalmente.
—Bien. —Me devuelve la sonrisa y toma mi mano—. Si piensas continuar caminando de espaldas, déjame guiarte, no queremos que termines cayéndote.
«Toma mi maldita mano todo el absoluto tiempo que quieras».
—Está bien.
Él me observa fijamente mientras caminamos y eso me pone tan nerviosa que evito su mirada, lo que parece que le resulta divertido. ¿Por qué estoy tan nerviosa?
—Así que te gusta leer, Aska.
¿Qué pasa con Drake hoy? Parece que está sacando temas de la nada que me descolocan. Decido responderle, aunque siento un poco de desconfianza hacia este interrogatorio.
—Es una de mis pasiones. Podría perderme en un mundo de libros.
—Recientemente he descubierto que me gusta leer. Antes lo hacía de vez en cuando, pero me he dado cuenta de que solo basta con encontrar la historia adecuada. —Sus palabras me maravillan y embelesan.
Ante mis ojos es como si Drake estuviera enfocado con una luz favorecedora al admitir que ha descubierto que le gusta leer. ¿Podría ser más perfecto?
—¿Cuál es tu tipo de lectura favorita? —cuestiona.
Casi tropiezo, pero él agarra mi mano evitando que me caiga. Mis mejillas, que de por sí ya tienen tendencia al color rosa, ahora se sonrojan mucho más. Leo de todo, desde poesía hasta historia, pero una parte de mí, una muy grande, siente pasión por los romances.
Me gusta leer novelas románticas dulces que te hacen sonreír y te dejan empalagosamente feliz, con ganas de vivir una historia así de bonita y dulce.
Pero me enloquece, me desarma y me encanta un romance lleno de pasión, donde te muestren todos los matices del amor: tierno, duro, fuerte, cálido, apasionado… Todo. Y ese es el tipo de libro que me vuelve loca desde hace un año.
Sin embargo, no todo el mundo lo entendería. Seguro que muchas personas me tildarían de inmediato con el mal uso de la palabra «pervertida», dirían que leo basura y muchas cosas más, porque así juzgan muchos hoy en día.
Si no lees historias con palabras impronunciables, clásicos, acción o poemas, entonces se supone que estás leyendo basura porque un pretencioso lo dice. Trato de que no me afecten las opiniones de los demás porque la verdad es que amo el romance y punto. Y deliro cuando son sucios y llenos de drama.
—Me gusta leer novelas románticas. —Mi voz suena un tanto tímida—. Leo de todo, pero ahora ese es mi tema favorito.
—¡Qué casualidad! He estado leyendo justo ese género.
Oh, Dios mío. Los ángeles cantan mientras lo iluminan. Apuesto que mis ojos son dos corazones.
—Y admito que me ha cautivado. Primero leí ese romance dulce y soñador con el que las chicas parecen soñar. —Sonríe antes de morder su labio inferior—. Ven, aquí está la cafetería.
Lo sigo casi en trance porque estoy procesando que Drake lee novelas románticas y no teme decírmelo. Me indica que tome asiento mientras le digo lo que quiero y él se encarga de pedir. Me siento y abro los botones de mi chaqueta. Siempre me ha parecido tonto que la escuela sea de uniforme con falda cuando se sabe que el clima de Londres es frío la mayor parte del tiempo.
Mi teléfono vibra con constantes notificaciones. Lo reviso rápidamente y sufro porque, como siempre, debido a la cantidad de notificaciones que recibo, mi batería no suele resistir mucho tiempo. En cualquier momento se apagará.
Bajo mi teléfono y lo guardo mientras veo a Drake acercarse. Se sienta frente a mí sin dejar de sonreír. ¿Qué es lo que le sucede? Parece que tiene alguna noticia que se está conteniendo por compartir.
—¿De qué estábamos hablando? —pregunta.
—Me decías que habías leído una novela romántica muy dulce.
—Oh, sí. Era demasiado dulce, pero me gustó. ¿Sabes lo que descubrí después?
—No. —Estoy demasiado intrigada y hambrienta de más información.
—Primero leí un par de historias dulces, pero luego encontré una novela romántica diferente. —Se inclina un poco hacia delante—. Había sexo.
Veo los labios de Drake moverse de nuevo mientras dice la palabra «sexo». Siento mis mejillas calentarse y él vuelve a su asiento.
—Era un romance con sexo sucio. Oh, espera, Aska. —Hace una pausa—. No debería estar diciéndote estas cosas, lo siento.
—Está bien, puedo entender esas cosas. No soy una niña.
—No eres una niña —repite como si probara las palabras—. En fin, la historia era muy interesante y explícita.
Si era siquiera parecida a la que actualmente estoy escribiendo, no quiero ni imaginar las reacciones de Drake. Por suerte no se trata de mi historia. Sería demasiado vergonzoso.
—Pero no sé cómo va a terminar —finaliza.
—¿Por qué? ¿Te queda mucho por leer?
—No, porque ya alcancé a la escritora.
—¿Cómo? —Las alarmas comienzan a sonar en mi cabeza.
—Es que encontré por casualidad una interesante aplicación. Se llama JoinApp.
Estoy segura de que mi rostro pierde color y solo pueden verse mis pecas. Oh, mi Jesús en tubo, por favor, que haya escuchado mal, por favor, que…
—La descubrí hace poco. Es muy buena. ¿Has oído hablar de ella?
—Muy po-poco, la verdad es que no sé mucho de ella. —Mi voz suena rara y él enarca una de sus cejas—. Creo que deberíamos irnos, parece que va a llover.
—No creo que vaya a llover.
—Yo sí lo creo.
—Debemos al menos esperar a que nos traigan lo que hemos pedido.
Me balanceo en mi sitio queriendo correr antes de caer bajo mi propia lengua. Él, por el contrario, luce muy cómodo admitiendo su nuevo hobby: leer en JoinApp. Las alarmas en mi cabeza me piden que huya antes de que este choque de trenes ocurra.
Estoy segura de que esto tendrá un desenlace que no me conviene lo más mínimo. ¿Adónde quiere llegar Drake? Temo lo peor.
—Bueno, te estaba hablando de esta interesante aplicación. ¿De verdad no la conoces? Si parece que es superconocida, me extraña que tú, que tanto te gusta leer, no aproveches la oportunidad de leer contenido gratuito.
—Paso mucho tiempo leyendo los libros del paraíso Hans. —Mentira.
Aunque me quedan un montón de libros por leer de la superbiblioteca de papá, la verdad es que leo muchísimo en JoinApp. Me encanta descubrir autores nuevos, de cualquier edad, que al igual que yo escriben historias y comparten sus pensamientos con el mundo.
—Te recomiendo la página, es entretenida. Y te recomiendo esta historia que estoy leyendo, aunque quizá te parezca demasiado sucia —prosigue.
«Por favor, para, Drake». Siento que tendré un ataque al corazón en cualquier momento.
—No es mi tipo de lectura —le corto intentando huir de cualquier posibilidad de profundidad de esta conversación.
—Igualmente, déjame recomendarte esta historia, sería bueno que discutiéramos luego qué nos parece.
—Está bien. —Mi voz parece un chillido. Su sonrisa crece y finge redoble de tambores con sus dedos.
—Te recomiendo leer Caída apasionada.
He muerto.
Siento mi rostro calentarse de una manera en la que nunca lo ha hecho.
Por todos los orgasmos que nunca he tenido, esa es mi historia.
Esa es mi sucia historia.
Él me mira fijamente y hay un brillo en su mirada.
Oh, Jesús en short corto. Drake lo sabe. ¿Lo sabe?
Y entonces sucede la mayor revelación del año cuando por el altavoz anuncian nuestro pedido:
—Alas Book H. Su pedido está listo.
—Te atrapé, pequeña escritora —me sonríe Drake.