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ALASKA

5 de diciembre de 2016

Lanzo una mirada a la puerta porque no podría sobrevivir a que otro familiar Harris nos sorprendiera a Drake y a mí en medio de nuestros ataques amorosos-lujuriosos. El seguro sigue pasado en la puerta como hace unos segundos. Vuelvo la vista a Drake, quien enarca una ceja hacia mí.

—Te ves… nerviosa. ¿Estás… bien?

Asiento y le sonrío para reafirmar, porque Drake es el tipo de novio que podría conseguir pelotas azules, pero retroceder si digo no sentirme cómoda. Me quito el suéter y luego me meto mechones de cabello detrás de la oreja. Aún llevo la trenza y eso es práctico teniendo en cuenta cuáles son mis objetivos en la madrugada de hoy.

Imitando mi posición, Drake se arrodilla frente a mí y con su mano izquierda me alza la barbilla, me da una sonrisa que ahora es casi completa debido a que ha ido recuperando la movilidad total de su rostro, y me mira esperando alguna señal de mi parte, la cual consiste en un asentimiento. Él me besa de manera inmediata.

Estamos un poco torpes, como si esta fuera la primera vez, tal vez se trate de que esperamos mucho para tener esta intimidad, de la emoción y adrenalina del momento. Siento los dedos de Drake en mi abdomen, por debajo de la camiseta, y los vellos de la piel se me erizan a medida que voy sintiendo la caricia de sus yemas ascendiendo hasta llegar a mis pechos desnudos. Sus palmas cubren cada montículo y alejo mi boca de la suya.

—Es ese un buen ejercicio para tu mano derecha, ¿eh?

—Lo es —me asegura, y para confirmar da un suave apretón—. El mejor de… los ejercicios. Ayuda a… mis dedos tam-también.

Y para darle credibilidad a sus palabras poco a poco siento su tirón en mi pezón y luego su pulgar presionar. Se aleja lo suficiente de mí y retira una de sus manos —la izquierda— para tomar el dobladillo de la camiseta y sacármela, dejándome desnuda del torso para arriba; luego se inclina y deja un beso entre ellos antes de alejarse con una sonrisa.

—Hola, las extrañé.

—Demuéstralo —murmuro.

Tomando mis palabras como una especie de reto personal, se incorpora sacándose la camisa e inclinándose una vez más hacia mí, besándome hasta hacerme estar acostada y ubicándose boca abajo a mi lado. Estoy en el cielo desde el momento en el que experimento la sensación de su boca dejando un camino de besos que comienza en mis labios, hace un recorrido por mis mejillas, se atasca en mi cuello y aterriza en mi pecho izquierdo en tanto una de sus manos se hace cargo del otro montículo necesitado. Estoy aferrándome de su cabello y no me avergüenzo de ello ni del lamentable esfuerzo que hago para que mis gemidos sean lo más bajos posibles, pero creo que lo estoy consiguiendo.

Cuando parece que no tiene suficiente, los dedos de su mano izquierda se deslizan por mi abdomen, sin que su boca abandone mis pechos, y llegan hasta el pantalón del pijama que llevo puesto y por supuesto que no dudo en ayudarlo a quitármelo junto a las bragas para después, con rapidez, cubrirme la boca cuando siento el contacto de sus dedos en el lugar en el que más me humedezco con el pasar de sus caricias.

Por mi cuenta descubrí cosas que me gustan en cuanto al sexo y con Drake las reforzamos. Creo que el descubrimiento del sexo que más me gusta es el hecho de que no me avergüenzo, la confianza de poder decir lo que me gusta y lo que no, la manera en la que exploro mi sexualidad.

Le doy más espacio a Drake para acariciarme y derretirme de una manera que amenaza con enloquecerme. Él no tiene consideración conmigo, sus dedos acariciando dentro de mí y su pulgar presionando el pequeño nudo de placer lleno de terminaciones nerviosas, su boca en mi pecho: succionando, lamiendo, besando y en ocasiones mordiendo. Toda esa atención y dedicación me lleva al límite y luego me mantiene ahí como la más dulce de las torturas. Me encuentro supersensible, extremadamente sudada y dispuesta a rogar para que me lleve a las cotas máximas de felicidad, pero parece que él no necesita de mis plegarias porque segundos después sucumbo a sus ataques amorosos y cierro los ojos invadida por el estremecimiento del placer que experimento con mi orgasmo. Es tan intenso que siento una lágrima rodar por mi mejilla, también creo que moriré porque mi respiración es errática y el mundo me da vueltas.

Me cuesta volverme a ubicar en el tiempo y el espacio, pero cuando consigo abrir los ojos y me vuelvo, lo encuentro a mi lado sonriendo. Exhalo temblorosamente cuando sus dedos húmedos se alejan de entre mis piernas dejando un rastro en mi muslo y se ubican en una de mis caderas trazando pequeños círculos sobre mi piel.

—Estoy pensando —digo todavía jadeando— que si fuera una novia astuta y no celosa, podría vender tus servicios, porque eres muy valioso en el dormitorio, novio, de verdad. Mágico.

—Gracias. —Ríe.

Pasando un muslo sobre su pierna, me acerco a él dándole pequeños besos y mordiscos en el cuello y deslizando una mano por su abdomen. No quiero perder el tiempo, así que me dirijo directamente al objetivo en donde me espera una muy entusiasta y dura erección. Creo que somos buenos en dar y recibir.

Después de la fatídica noche en la que casi muero atragantada con mi primera felación a un idiota egoísta llamado Caleb, he aprendido mucho con Drake. No diré que soy una experta porque estoy lejos de serlo, pero no soy mala y supongo que poco a poco iré explorando más esa área. Lo importante es que me siento cómoda, me gusta y a él también, lo disfrutamos. Así que después de unos minutos en donde mi mano sube y baja sobre su miembro, me incorporo y retrocedo.

Él me mira divertido y mi respuesta es enarcarle una ceja en tanto le bajo el pantalón junto al bóxer, alza las caderas para ayudarme y luego tengo a Drake totalmente desnudo ante mis ojos. Hay algunas marcas en su cuerpo que antes del hospital no existían, del mismo modo en el que yo tengo unas pocas, eso hace que esté agradecida de que después de los momentos tan duros que hemos vivido, podamos estar aquí: vivos, juntos, teniendo momentos especiales y oportunidades de vivir nuevas experiencias.

—¿Qué? —pregunto, notando el brillo de diversión en sus bonitos ojos.

—Se te ve como una mujer… decidida a —hace una pausa y aclara su garganta— arrasar con todo… a su paso.

—Contigo —respondo, y acerco mi rostro hacia donde mi mano ya lo sostenía—. Esperamos mucho por esto.

Gime por lo bajo porque mis palabras hacen que mi aliento dé contra él. Sonrío y comienzo mi ataque, siendo mi turno para hacerlo cubrirse la boca con su mano. Siempre seré curiosa, por lo que supongo que nunca lo hago de la misma manera, pero mayormente quedo encantada con la experiencia y esta no es la excepción. Teniendo en cuenta que no debemos ser bruscos, me tomo mi tiempo chupando la punta un par de veces, lamiéndolo y luego introduciéndolo en mi boca con lentitud para hacer las cosas que he descubierto que lo estimulan más y lamento decepcionar a las heroínas literarias, pero mi garganta se niega a ser profunda, así que trato de compensarlo estimulándolo con la lengua y la mano. Disfruto tanto haciéndole esto a Drake que puedo sentir a mi cuerpo calentarse una vez más, lo que me lleva a apretar mis piernas en busca de estimulación.

Pero entonces me detengo, porque soy la chica de ideas geniales y alzando la vista hacia Drake, quien por la mirada que me da sé que quiere decirme algo en medio de su frustración, lo que encuentro divertido, le digo:

—Drake, tenemos mucha confianza, ¿verdad?

—Sí… —dice sin aliento.

Paso mis manos por sus muslos arriba y abajo, rozando con mis dedos la cara interna y sonrío antes de decirle que básicamente disfruto mucho de esto y eso trae consecuencias en mis partes bajas, insinuó cuál podría ser la solución y él lo capta rápido, así que terminamos en una posición sexual atrevida que pensé que me avergonzaría o tardaría en vivir, una donde doy tanto placer como recibo. Me siento básicamente sobre su cara en donde sus manos me mantienen en una posición abierta y vulnerable en tanto me lame y besa entre las piernas, lo que me hace gemir contra la punta húmeda de su miembro antes de que lo chupe y lo lleve tan hondo en mi boca como puedo. Creo que el hecho de estar en esta posición me excita aún más y todo el asunto de dar mientras recibo me hace ser increíble ávida con mi boca. Sacudo las caderas y él empuja las suyas, somos un descoordinado baile de desesperación y placer que está muy cercano a correrse.

Drake es muy bueno con sus dotes orales, lo que me motiva a hacerlo disfrutar también de las atenciones que le da mi boca. Admito que es difícil concentrarse en dar cuando Drake me está haciendo delirar, pero somos un buen equipo y aunque mi orgasmo llega primero, no me detengo hasta que él está estremeciéndose debajo de mí y estoy tragándome todo lo que tiene para darme de su orgasmo.

Durante unos instantes me mantengo con su miembro en la boca y luego, cuando lo dejo ir, él suspira. Ruedo para bajar de su cuerpo, quedando acostada a su lado con una sensación de felicidad espectacular y aún con mi cabeza a la altura de sus muslos porque estamos acostados en posiciones inversas, lo que le permite tomar uno de mis pies y jugar con los dedos. Poco después consigo alzarme sobre los codos y miro hacia su rosto. Está sudado, sonrojado, pero con una sonrisita llena de picardía.

—¿Todo bien? —pregunto.

—Genial e increíble.

Sí, estoy de acuerdo, eso ha sido genial e increíble. Me dejo caer contra el colchón sin poder borrar la sonrisa. Nunca me preocupé por nuestra química en la intimidad, pero esto salió mejor de lo que esperaba. Mi corazón aún late deprisa y una voz insaciable me dice que podemos volver a hacerlo dentro de unos minutos una vez más.

16 de diciembre de 2016

—Estoy nerviosa —hago saber.

—Lo notamos —señala Romina caminando hacia mí.

Estoy sentada en la ventana, con el ordenador portátil sobre mis piernas. Tengo abierta mi sesión en la página de JoinApp y estoy a tan solo un clic para activar de nuevo mi cuenta públicamente. Para muchos parecerá una tontería que dé tantas vueltas para hacer algo tan simple, pero para mí es muy significativo.

Significa dejar mi miedo de ser lastimada nuevamente, de retomar el control de lo que quiero, reencontrarme con algo que amo hacer y demostrarme que por una manzana podrida no voy a descartar o ignorar lo agradables y geniales que han sido todas las personas que me han leído.

—Alas… —me llama Drake, y miro hacia él, se encuentra en su ventana—. Tú puedes.

Asiento, agradecida de que él y Romina me respalden en este momento, no es que no pudiese hacerlo sin ellos, pero me encanta que estén aquí para hacerlo conmigo.

Extraño escribir.

Extraño compartir en la plataforma.

Extraño la emoción de compartir lo que con esfuerzo creaba.

Extraño darle spoilers a Romina.

Extraño a Drake comentándome los capítulos.

Si lo analizas, JoinApp fue la aplicación que aceleró las cosas con Drake. Fue esa herramienta el pequeño empujón que puso a nuestra relación en otra página, en donde descubrí que amaba escribir y en donde él se dio cuenta de que disfrutaba leyendo; no quiero darle la espalda a algo que de alguna manera he sentido como un hogar por una mala experiencia, no la generalizaré por ese sucio bastardo.

Así que no doy más vueltas y doy clic. Romina grita un «¡lo hizo!», miro hacia Drake y asiento con una sonrisa, a lo que él responde alzando un puño en señal de victoria. Siento cosquillas en mi estómago y muchas ganas de llorar porque esto es algo muy especial para mí.

Escribo en mi muro para anunciar a todos mi regreso.

¡Alas ha vuelto! Lamento mi ausencia, espero que no me odies, porque yo te amo mucho.

He pasado por momentos difíciles y muy duros personales y familiares, situaciones que me llevaron a tener que dar de baja mi cuenta.

Durante mucho tiempo, he tenido miedo de volver. Viví una experiencia que no deseo que ninguno de ustedes experimente. Entiendo que hagamos amigos por internet, eso es genial, de verdad, pero siempre recuerden ser cuidadosos con la información que dan, si notan algo extraño no duden en decírselo a sus padres o notificarlo a la policía. A veces creemos que es una exageración, pero un aviso podría evitar muchas cosas.

No pretendo asustarlos, los invito a que sigan haciendo nuevas amistades, pero de nuevo, por favor, sean cuidadosos, los amo mucho y no deseo que ninguno de ustedes salga lastimado.

¿Prometen que seremos cuidadosos y prudentes? ¿Prometen que haremos amigos y seremos una familia de manera sana y respetuosa? Aún no hemos conseguido la paz mundial, pero consigamos un poco de paz por estas tierras…

De verdad los extrañé mucho, prometo que no me iré. Lo único que pido es algo de paciencia porque me siento algo primeriza y debo adaptarme nuevamente, pero valdrá la pena. ¡Tengo muchas ideas! ¡Yeaaaah!

Quisiera decirles mil cosas, pero estoy muy nerviosa. De verdad, gracias, les envío besos de fresas y abrazos esponjosos.

ALERTA DE SPOILER: PREPARADA PARA ARRASAR CON JoinApp.

Besitos sabor a fresa, Alas H. Book.

Doy clic en publicar y cierro el ordenador portátil sin querer ver de inmediato qué reacciones puedan tener las personas que me seguían, podrían estar muy molestos por mi ausencia.

Romina de inmediato me abraza, llenándome la mejilla de besos sonoros que me tienen riendo.

—Eres mi escritora favorita, Alas —asegura.

Bajo de la ventana y dejo el ordenador portátil sobre la cama para poder estrecharla en un fuerte abrazo, porque esta es la amiga que leyó mi primera historia y siempre me ha animado, quien pacientemente ha esperado a que me sintiera lista para retomar mi escritura y porque su apoyo significa mucho. Romina está loca, sufre por lo que escribo y también delira por ello, ella se hace llamar mi fan número uno y yo la llamo mi mejor amiga. Romina es la mejor y ella lo sabe.

—Gracias por acompañarme siempre, Romi.

—Soy tu mayor fan, así que siempre pon mi nombre en los agradecimientos y debe ir antes del de mi papá Drake.

—No es tu papá. —Golpeo su frente con los dedos y dejo de abrazarla.

—Falta poco para que me adopten, lo sé.

La dejo delirando sobre la adopción y vuelvo a la ventana para comprobar que Drake sigue ahí. Alza su teléfono en una señal de que vaya por el mío, lo tomo de la cama y regreso a la ventana.

Señor Oral: Te ves hermosa siendo feliz.

Señor Oral: Estoy orgulloso de ti, Alas. Eres una escritora increíble y sé que te irá genial de nuevo.

Señor Oral: Ya sabes, soy un Alasfans feliz.

Alaska: ¡Celebrémoslo!

Alzo la vista y asiente, me muestra cinco dedos de su mano dándome a entender la hora, o eso creo, me arroja un beso y se aleja de la ventana.

—Mi papá adoptivo es sexi. —Me sobresalto porque Romina está detrás de mí—. Estoy enamorada de ustedes, Alas. De verdad.

Ubica sus manos en mis hombros para que la observe, soy más baja que ella, así que alzo la vista, sorprendiéndome un poco de la seriedad con la que me mira.

—Siempre estoy bromeando, pero de verdad ustedes son muy bonitos juntos. Sé cuánto te gustaba antes de que salieran, incluso si no lo decías, lo sabía. También sé que papi Drake te hizo rabiar mucho, pero míralo, está loquito por ti.

»Es genial que estés con alguien que te apoye en tus sueños y te aliente a ir por ellos, no todos consiguen eso, mi escritora estrella. Así que no sean tontos, nunca terminen, deben estar juntos en esta y en todas las vidas que sigan.

—Suena como un compromiso muy largo —me burlo—. Pero sí, me casaré con Drake y tendremos cuatro bebés, serán lindos como sus papás.

—¿Cuatro? —Sus manos ahora bajan de mis hombros a mis pechos, apretándomelos—. Pobre de tus tetas lindas que amamantarán a cuatro monstruos.

Quito sus manos riendo y ella se arroja sobre mi espalda haciendo que caigamos al suelo, por suerte sin lastimarnos; permanecemos ahí mientras conversamos. Ella me habla un poco más sobre su futbolista, con quien parece que las cosas se están volviendo serias. Hablamos sobre libros que queremos leer y luego ella intenta obtener algunos spoilers sobre cómo continuaré la historia que tenía en curso antes de cerrar mi cuenta, aunque por supuesto que no consigue ninguno. Poco después ella se va, prometiendo estar atenta a cualquier capítulo que pueda subir, me dice que me tome mi tiempo, pero que no tarde tanto, algo muy típico de Romina.

Así que mientras estoy sola, abro el ordenador portátil y actualizo mi muro, nerviosa de qué respuestas pueda encontrar ante mi regreso. Me dije que no leería los comentarios por miedo a encontrarme alguno que pudiera herirme, aún no tengo mi caparazón para sobrevivir a comentarios destructivos, pero las ganas pueden más y termino leyéndolos.

Río porque la mayoría de ellos son divertidos o llenos de efusividad, rasco mi ceja sin saber qué más hacer cuando leo algunos un tanto odiosos, demandantes o llenos de reclamo, y me quedo leyendo uno al menos tres veces sabiendo que no debería.

¿A quién le importa que volvieras? Tu tiempo ya pasó, tu escritura es básica, algo que solo personas sin cerebro leen. Aprende a escribir o desaparece de nuevo, gracias.

—¿Por qué es tan hostil? —digo leyendo de nuevo el mensaje.

—¿Quién?

Alice no espera mi respuesta y se deja caer a mi lado, boca abajo, en la cama. Le explico que finalmente he decidido reactivar mi cuenta y ella aplaude diciendo que ya era hora. Luego señalo el comentario y ella lo lee en voz alta.

—¿Y ese quién es? ¿El policía de JoinApp que decide qué es bueno y qué es malo? ¿O solo es un pretencioso codiciando lo que no ha conseguido tener? Dile que es un imbécil y que si no le gusta que salga de tu muro.

—No puedo —río—, es una aplicación libre y se vería mal si lo hago porque tengo muchos más seguidores que él y quedaría como la mala. Debería solo ignorarlo.

—No sabía que la definición de libertad era arrojarle mierda a otros —comenta sacando su móvil de su short tejano—. Voy a bajarme la aplicación y a crearme una cuenta, no borres el comentario que yo sí que puedo lanzar veneno.

—No tienes que hacerlo, de verdad, voy a ignorarlo.

—Bueno, tú ignora y yo ataco, me parece un plan perfecto.

Dejo de insistir porque mi parte mala en realidad se siente honrada de que mi hermana saque sus garras por mí, río viendo el usuario que se crea: Atacadora_Profesional. Su foto de perfil es alguna imagen sacada de internet que dice: «Tu odio hacia otro solo es tu reflejo. Analízate, bebé», y su descripción es todavía más especial.

Mira, no voy a atacarte, pero no me quedaré de brazos cruzados viendo cómo lanzas odio innecesario.

¿Quieres triunfar? Trabaja por ello sin destruir el trabajo ajeno.

¿Quieres que respeten tu opinión? Aprende a respetar.

Desprecio respirar el mismo aire que aquellos que proclaman querer la paz, pero andan en internet detrás de una pantalla fingiendo ser malos. No, no eres malo, solo eres un estúpido. Lo siento, pero no lo siento, había que decirlo.

Así que cambia tu actitud, aporta algo a esta comunidad y enfócate en alcanzar tus logros.

Alasfan por siempre.

Besos para los inteligentes y tolerantes; pellizcos para los necios prepotentes :p”

—Nunca vi una biografía así —susurro asombrada—. Es pasivo-agresiva. Das miedo, hermana. ¡Me encanta!

—Luego agrego más, pero necesito responderle al desubicado. ¿Si escribo malas palabras seré censurada?

—Sí.

—Entendido. Mandarlo a la mierda con elegancia.

Espero un poco nerviosa mientras la veo teclear con rapidez en su teléfono, tomo el mío y le escribo a Drake.

Alaska: Alice tiene ahora una cuenta en JoinApp.

Alaska: Su biografía es divertida. @Atacadora_profesional

Señor Oral: Iré a revisar.

Respondo otros mensajes y río cuando me llega un emoticono de fuego por parte de Drake.

Señor Oral: ¿Quién la molestó?

Alaska: Leyó un comentario grosero hacia mí y dijo que le respondería.

Señor Oral: Iré a ver, solo me fijé en los positivos porque con los demás me imagino que tienen algo malo en sus cabezas y por eso el oxígeno no les llega bien.

Señor Oral: No dejes que nada quite la alegría que tienes de haber vuelto.

Alaska: Lo sé, sigo muy feliz.

—Enviado —anuncia Alice—. Sé que Elise estaría orgullosa de mí.

Entro en mi cuenta, pero desde mi teléfono, y voy pasando los comentarios hasta dar con el de Alice.

«¿A quién le importa que volvieras?». Respondo tu pregunta: a ti. A ti, que no pudiste esperar ni tres horas a que se publicara la noticia para venir a hacerte notar.

¿Quién eres para determinar lo que es bueno o malo? ¿Tienes el nombre de alguna deidad o te crees una?

Tu comentario da asco.

Tu actitud da asco.

¿Su escritura es básica? Esa es tu opinión. ¿Que la leen los sin cerebro? Bueno, tenemos un problema, bebé, porque parece que quieres que esos sin cerebro te lean a ti.

Y no, Alas no se irá, porque la reina llegó para quedarse, que te arda la colita. Su tiempo no pasó, apenas comienza.

Así que amablemente te doy dos tips:

1. Desactiva sus notificaciones y dejas de vigilarla.

2. Sacas a tu Alasfan interior que muere por salir.

Sea cual sea el caso, piensa que sea básico o no, es una persona que se esfuerza en dar lo mejor de sí para que personas como tú quieran quebrantar su voluntad, piensa que algún día esa persona podrías ser tú.

Pellizco para ti por necio prepotente.

Veo que hay más respuesta y abro aún más mis ojos viendo el comentario simple y conciso de Drake:

Bla, bla, bla. A nadie le importa que no te importe que vuelva.

Ya tuviste tus minutos de fama, ahora déjanos enfocarnos en lo que importa: ¡MALDITA SEA, MI ESCRITORA FAVORITA VOLVIÓ!

LARGA VIDA A ALAS H. BOOKS

Río y suelto el teléfono para subir sobre la espalda de Alice y recostar mi mejilla en su cabeza mientras canturreo que la amo.

Tenerlos respaldándome me hace sentir muy apoyada, y hace que no me importe el comentario cuando tengo a otros apoyándome, es bonito saber que mientras hay un punto de acidez en internet, tengo más chispas de colores a mi alrededor.

Alice rueda para hacerme a un lado y golpea mi frente con su dedo, me quejo y me muestra la lengua antes de darme una nalgada.

—Te llevaste el mejor culo de la familia —se queja pellizcándolo.

—¡Ay! Oye, me duele. —Intento alejarme—. ¡Tienes tu propio culo! Estás buena, déjame.

—Sí, pero tu culo es esponjoso. —Me pellizca de nuevo, riendo porque intento huir.

—Alice, déjame. ¡Ay! Deja… ¡Mamá!

—Chismosa, si la llamas te pellizcaré más duro.

—¿Qué te pasa? —Me río consiguiendo alejarme de ella—. ¿Te gustaría que te pellizcara el culo?

La muy descarada lo alza retándome, pero se pone rápidamente de pie cuando me lanzo hacia ella, logro darle una nalgada antes de que llegue a la puerta. Alza su teléfono hacia mí.

—Tienes una lectora fiel, por ti leeré —asegura— y me encargaré de los idiotas que comenten cosas negativas. Te cubro la espalda, Aska.

Me arroja un beso y sale de la habitación. Sonriendo, tomo el teléfono para escribirle a mi otro defensor.

Alaska: Eres el mejor novio. Te amo.

Señor Oral: ¡AHHHHHH! MI ESCRITORA FAVORITA ME HA DICHO QUE ME AMA.

Señor Oral: También yo te amo.

20 de diciembre de 2016

Alaska: Estoy llorando. Ven. Necesito tu abrazo.

No es una mentira, las lágrimas son reales.

Finalmente, después de mucho tiempo he escrito más que unas líneas, más que un poema, más que una publicación. He escrito un capítulo largo en donde he dejado muchas de mis emociones, un capítulo que está lleno de sentimientos.

Cuando di de baja mi cuenta en JoinApp, mi historia estaba a pocos capítulos de terminar, estaba en un momento crítico y angustioso en el que la protagonista enfrentaba el hecho de que tenía un problema, que era hora de creer en ella y tener confianza en la persona que era. Así que escribir este capítulo ha sido muy especial, siento que ha sido una bonita forma de volver y me he emocionado tanto que al final el nudo en mi garganta ha acabado por desbordarse y las lágrimas emergieron.

La sensación de felicidad que me trae escribir creo que es difícil de explicar. Sí, me estreso, enloquezco y sufro, pero también lo disfruto. Saber que de nuevo tengo este poder en mis manos, estos mensajes en mi cabeza, historias que quiero contar… No quiero parar, quiero gritarle al mundo con palabras escritas que existo, que tengo mucho por decir y escribir.

Intentaron lastimarme mientras hacía algo que amo: escribir; pero esa persona no arrebató mi amor por ello, no me quitó algo tan preciado. Ahora me siento más fuerte, renovada y con muchas ganas de mejorar, de crecer con cada capítulo que escriba, de asumir retos y decirle al mundo: «Hola, aquí está Alas y siempre escribirá». No hay manera en la que deje de hacerlo de nuevo, ya no siento miedo… O al menos no del todo, y no dejaré que me domine.

Sé que escribir no me hará daño, en todo caso, escribir me sanará.

—¿Drake? ¿Cariño, qué…? —escucho decir a mamá.

Corro hacia la puerta de la habitación y la abro, viendo cómo Drake termina de subir las escaleras y prácticamente corre hacia mí mientras mi madre viene detrás de él con gesto preocupado. Acorto la distancia y por poco me arrojo sobre él cuando lo abrazo y me dejo envolver por sus brazos.

Tontamente suelto un sollozo mientras lo abrazo, de verdad, muy sensible por todo esto de mi amor por la escritura y el hecho de haber vuelto a hacerlo. Mamá no deja de preguntar qué está sucediendo y Drake solo me estrecha de la manera en la que lo deseo.

—Amor, ¿qué… sucede? —pregunta alzando con sus dedos mi barbilla para que lo mire.

—Cariño, ¿por qué lloras? ¿Y por qué Drake entró corriendo en casa como si estuviese en llamas? —pregunta mamá, deteniéndose al lado de Drake para mirarme.

Con los dedos, mamá me limpia las lágrimas y nos mira a uno y al otro buscando una respuesta, pero Drake sacude la cabeza haciéndole saber que desconoce lo que sucede. Eso hace que yo me ría y que él me mire aún más confundido. Liberándome de su abrazo, me toma del brazo para después sacudirme.

—¿Estás loca, novia?

—Sí. ¿Qué está sucediendo? —pregunta mamá.

—Estoy feliz. Lloro porque soy feliz, mamá.

Mi madre me observa y respira hondo como si reuniera toda su buena actitud y paciencia antes de responderme.

—¿Puedes ser feliz de una manera en que no nos asuste? —me pregunta. Yo sacudo mi cabeza como respuesta—. Envejecí años en tan solo minutos. Sigue siendo feliz.

Ella murmura algo más que no logro escuchar mientras se aleja y vuelvo a abrazar a Drake, rodeando con mis brazos su cintura, mirándolo con una gran sonrisa plasmada en el rostro.

—Toc-toc —dice fingiendo tocar en mi cabeza—. ¿Queda cordura?

—Volví a escribir. Ahora sí, de verdad, he vuelto. ¡Mi regreso es oficial!

Su sonrisa es inmediata antes de que me dé un beso sonoro en los labios y acaricie su nariz con la mía.

—Tenía fe… en ti. Sabía que po-podrías… ¿Me das un spoiler?

—Estoy tan feliz que quiero que lo leas. Ven, ven.

Tomándolo de la mano lo guío adentro de mi habitación, dejando la puerta abierta para no ser tan descarada, aun cuando este cuarto ha visto mucha acción de nosotros a escondidas de mis padres. Lo hago sentarse en la cama y ubico el ordenador portátil sobre sus piernas.

—Ahí, lee. Sé sincero con tu opinión. ¿Recuerdas en dónde quedó la historia?

—La releí… cuando activaste —hace una breve pausa— tu cuenta.

—Bien, bien. Lee. Finge que no estoy aquí. Espera, mejor salgo y vuelvo dentro de unos minutos para que no sintamos presión.

No le doy tiempo a responder porque salgo de mi habitación y me siento en el suelo con la espalda contra la pared. Mamá, que está saliendo de una de las habitaciones de huéspedes, me mira y sacude la cabeza antes de pasar por mi lado. Debe de pensar que su hija está loca.

Canto en voz baja en tanto espero a que Drake termine de leer. Estoy nerviosa por saber su opinión, pero eso no mengua la felicidad que todavía experimento. No sé cuánto tiempo pasa, pero me sobresalto cuando unos pies aparecen en mi campo de visión. Drake se agacha y me sonríe.

—Ya lo he leído.

Se pone de pie, pero no va muy lejos porque se sienta a mi lado. Saca su teléfono y parece concentrado en escribir. ¿Eso es todo? ¿No dirá algo más? Lo miro durante largos segundos, tal vez llego al minuto, pero no obtengo ninguna reacción.

—¿Y bien? —Me rindo.

—¿Ah?

—¿Te gustó?

—Sí —responde sin dejar de escribir.

—¿Lo leíste todo?

—Lo hice.

—¿Y bien? —insisto.

—¿Sí?

—¡Deja de escribir y dime algo más!

No responde, sacudo su brazo mientras lloriqueo su nombre y él ríe. Se da la vuelta para verme.

—¿Qué sucede? —pregunta.

—Dime más, dame tu opinión, por favor, no seas malo con tu novia.

—Pero… Ya lo hice.

—¿Eh?

Me muestra el buzón de mensajes de su cuenta en JoinApp. Me pongo de pie rápidamente y voy por mi teléfono en la habitación. No tardo en volver y sentarme a su lado. Me dirijo directamente a mi bandeja de entrada y por suerte sus mensajes están ahí, los primeros.

TattosHD: Creo que eres una escritora increíble. Siempre me reprocharé por no haber conocido tu talento desde el inicio, pero aunque no estuve en el comienzo me aseguraré de seguir acompañándote en este camino.

TODAS tus historias son geniales, unas más que otras. Cualquiera nota lo mucho que has crecido en tu narración, siéntete orgullosa. ¡Haces arte!

Por ti me interesé en las novelas.

Por ti me hice esta cuenta.

Por ti aprendí lo que es querer tener un spoiler.

Y en ti encontré a mi escritora favorita.

Sigue haciendo magia, Alas. No son palabras vacías, ellas siempre se quedan con nosotros. Estoy ansioso por leer todas las historias que sé que te estás muriendo por escribir.

Gracias por hacerme un Alasfan.

Estoy siendo muy sincera cuando digo que mi labio inferior tiembla y que veo borroso porque quiero llorar de nuevo. Leo el siguiente mensaje.

TattosHD: ¿Te he contado que tengo una novia muy talentosa? La verdad, soy afortunado, lo sé. Ella escribe las mejores historias, ella es apasionada, dulce, sexi y loca.

Ella también es mi escritora favorita y me gusta pensar que soy su lector favorito.

Siempre estoy ansioso por leer más sobre sus historias, siempre me emociona la adrenalina de buscar un spoiler.

Ella de verdad es genial.

TattoHD: Vale, vale, Alas, aquí va mi opinión del capítulo: ES HERMOSO.

Sentí mucho al leerlo. ¡Amor! Te has superado, has crecido mucho como escritora. De verdad es genial el capítulo, me mantuvo con muchas emociones, sí, hay algunos detalles que pulir, pero es muy cercano a la perfección.

No esperaba menos de mi escritora favorita.

Alerta de spoiler: es mi capítulo favorito de la historia hasta ahora.

Luego me sobresalto porque es la copia de un mensaje que me envió hace mucho tiempo, uno que me dejó llena de intriga.

TattosHD: Creo (estoy muy seguro) que me gustas y quiero un montón de besos de chocolate contigo.

Pero creo que no es el momento.

Sin embargo creo que en algún momento, tú serás…

De nuevo no dice nada, me vuelvo a mirarlo y está sonriendo.

—¿Qué? ¡¿Qué carajos seré?! ¡Dime!

Presiona su teléfono y un nuevo mensaje me llega.

TattosHD: Corrección del mensaje de hace un tiempo. Mensaje oficial:

Me gustas (estoy muy seguro), me gustas mucho y quiero un montón de besos contigo (de chocolate y reales).

Creo que este es el momento perfecto.

Y creo, estoy seguro, de que tú serás… más que mi amiga, más que mi novia. No le daré un título, pero escribamos nuestra historia sin ponerle un final.

Te amo, mi pequeña escritora.

Y aquí están las lágrimas mientras sonrío como la tonta enamorada que soy. Dejo el teléfono en el suelo y me arrojo sobre él haciéndolo caer, seguramente golpeándose, mientras estoy sobre su cuerpo y aferrada a su cuello. Él se queja, pero con un brazo me envuelve la cintura. Le lleno el rostro de besos y luego le doy muchos en la boca en tanto ríe por mi efusividad. Lo amo, lo amo, lo amo mucho, y se lo digo sin cesar mientras una lluvia de besos cae sobre él.

—También te amo —dice sonriendo—. Oye, novia…

—¿Sí?

—Hagamos una… historia +18.

—¿Juntos?

—Sí, pequeña… escritora. —Me guiña su ojo izquierdo—. Tú escribes…Yo te inspiro.

—Es una idea estupenda, novio. ¡Escribamos esa historia!

—El mejor… equipo —dice.

Asiento como muestra de conformidad y le doy más besos haciéndolo reír. Así que escribir cambió mi vida en muchos sentidos. Uno de esos cambios tuvo que ver con el chico que miré de forma platónica por muchos años, el que me vio pasar muchas vergüenzas, descubrió mi historia más sucia y se volvió mi lector. El chico que ahora llamo novio.

Soy joven, estoy segura de que me quedan muchísimas lágrimas por derramar y no todas serán felices, que me caeré muchas veces, que maldeciré y en ocasiones discutiré con Drake; pero también sé que secaré esas lágrimas y sonreiré, que me levantaré en cada caída y que me reconciliaré con Drake cuando las discusiones sucedan. Soy joven, pero eso no me detiene de decir que sé con certeza que estoy en el lugar y el momento de mi vida donde deseo estar.

Alaska, Aska o Alas, que me llamen como quieran, responderé siempre con orgullo porque ¡Jesús talentoso! Estoy orgullosa de mí, de quién soy y de mis historias (incluso las sucias). Sé que la historia de mi vida apenas comienza, estoy ansiosa por escribir las próximas páginas.

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