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Extra: Los dos negativos

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Extra: Los dos negativos

 

DRAKE

Junio de 2017

El sexo seguro es muy importante. Papá, Holden e incluso mamá me dieron la charla un millón de veces antes de ser sexualmente activo y luego cuando lo fui; así que siempre fui cuidadoso en mis escasas relaciones y mis abundantes aventuras. ¿Y con Alaska? Aún más.

Cuando Alaska intentó tomar píldoras anticonceptivas, estas le sentaron fatal y después decidió que quería probar inyecciones, cosa que ha funcionado muy bien. En un principio el condón siguió siendo nuestro amigo, pero entonces conversamos profundamente y decidimos despedirnos de él o al menos no frenarnos cuando no lo tuviéramos a mano.

Todo iba bien, excelente, hasta que Alaska vino pálida a mi casa a decirme que tenía un retraso y que había tenido mareos.

Hubo risas nerviosas, un poco de silencio, caminata nerviosa y luego el consenso de ir a por pruebas de embarazo.

Comprar dos pruebas de embarazo conllevó compras nerviosas de helados, gominolas, chicles y un energizante para que yo no me cayera desmayado en pleno pasillo de la farmacia.

Así que ahora estamos en mi habitación, casi solos porque por suerte Hayley está mirando películas en su habitación, y después de que Alaska hiciera pis en dos pruebas, esperamos los resultados.

Sé que mi pequeña loca siempre me dice que espera que tengamos cuatro hijos y que yo aún pienso en cómo los vamos a mantener, pero ¡joder! Ninguno de nosotros quería comenzar tan pronto.

Estoy nervioso porque si da positivo no sé cómo actuar, estoy dispuesto a apoyarla cualquiera que sea su decisión, pero sé que habría mucho peso sobre sus hombros y que ella está asustada. Nos estamos cagando encima del miedo.

—Deja de caminar —me pide mientras come un chocolate sentada en mi cama con la piel un tanto pálida.

—Lo siento.

—No tienes que disculparte. —Me da una suave sonrisa antes de palmear a su lado para que me siente.

»Los métodos anticonceptivos siempre tienen un margen de error, no es que hayamos sido irresponsables. —Se encoje de hombros—. Estoy asustada por si da positivo, sé que una nunca está verdaderamente lista para ser mamá, pero, en serio, ahora no es algo que me apetezca y, realmente, me asusta. ¿Te molesta que piense así?

—No, es abrumador, y si yo estoy asustado, tú lo estás más, después de todo es tu cuerpo. —Me lamo los labios y la atraigo a mi regazo, en donde la abrazo—. Yo te apoyaré en lo que decidas, nunca estarás sola, Alas.

Ladea el rostro para que sus labios se encuentren con los míos y sonrío cuando mi lengua saborea el chocolate de sus labios y, después, de su lengua. Es un beso dulce y lento. Enredo los dedos en su cabellera oscura y ella me sostiene el cuello con las manos, que las tiene bastante frías.

Cuando nuestros labios se separan, mantenemos nuestras frentes apoyadas y nos miramos fijamente. Me resulta inevitable no pensar que, aunque estoy asustado, me alegra que esto me suceda con ella.

Todavía me sorprende descubrir todo el tiempo que llevamos juntos cuando siempre fui un horrible novio para mis ex, pero con Alaska todo fluye. No puedo decir que sea fácil porque ninguna relación lo es, pero de alguna manera sabemos cómo hacer que cada día cuente, nunca nos aburrimos, nos damos tiempo de extrañarnos y a veces simplemente no podemos despegarnos.

La amo de una manera que no había conocido antes. No sé qué nos deparará el futuro, pero me encuentro deseando que lo vivamos juntos.

La alarma de su teléfono resuena por el lugar y ambos respiramos hondo antes de ponernos de pie e ir a por ambas pruebas. Cada uno de nosotros toma una y a la cuenta de tres miramos los resultados.

Exhalo, sintiendo que los nervios abandonan mi cuerpo. No puedo mentir y decir que no me alegra ver el resultado, es lo que ambos deseábamos.

En un futuro posiblemente tendremos los dichosos cuatro hijos, pero ahora no es el momento.

—Negativo —digo mostrándosela, y ella me sonríe.

—Negativo. —Me muestra la prueba que ella sostiene.

Ambos sonreímos dejando las pruebas en mi escritorio y luego abrazándonos, compartiendo la calma y tranquilidad de saber que no seremos padres, que todo queda en un susto.

—¿Lo celebramos teniendo sexo? —pregunta tras unos segundos de silencio, y me es imposible no echarme a reír.

—Celebrémoslo, pequeña escritora. ¿Qué escena quieres que te inspire hoy?

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