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Acércate a mí, no voy a dañarte. Quiero solamente, sentirte cerca. Eres prohibida, lo tengo muy claro, solo quiero quiero llevar esto al límite lenta y dulcemente.

Siéntate en mí regazo, déjame acariciarte, rozar con mis labios tu pálido cuello pero sin besarte. Hay placeres a los que un hombre debe negarse.

Te sientas encima me dejas mirarte en silencio. No hacen falta palabras, tu aroma llena cada espacio de este cuarto.

Deseo tus pechos, hundirme profundo, ahogarme en ellos como un náufrago que ha perdido toda esperanza de ser rescatado.

Sé que lo deseas, lo siento en tu cuerpo que se estremece cuando por tu cuello deslizo mí aliento.

No te preocupes ya tendremos tiempo, tendremos veranos o serán inviernos, eso es lo de menos.

Llegará el momento en que las leyes del hombre se hayan desvanecido, podré hacerte mía y podré ser tuyo, podremos hacernos lo que más deseemos.

No es la despedida, ¿cómo podría?, si por ti tengo una adicción que cruza espacio y tiempo.