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✍🏼 Humor crítico, sí; y la crítica al humor ¿pa' cuándo?

Razón suficiente tendrán –me imagino yo– los humoristas que han desatado hoy una acalorada reacción contra La Pupila Asombrada, a propósito de la entrevista a Alejandro García Virulo que se colocó en el programa de ayer. Razón suficiente digo, pues son ellos los que más comprenden qué se dijo de más y que faltó por decir.

Diré desde esta oración que no creo que en un programa de televisión se pueda resumir la historia del humor cubano; pero si el invitado es Virulo no se puede obviar hablar de ello. Virulo no podía, en el tiempo del programa, mencionar a todos los grupos y humoristas que han contribuido a nuestra identidad humorística. Contó, resumió, explicó, analizó las preguntas que se pusieron sobre el tapete y respondió con bastante respeto. Esto no quiere decir que su derecho a criticar estuviese anulado. De tanto que los artistas promueven la crítica, son, a veces, los primeros que dan un brinco cuando la crítica cae sobre ellos. ¿Por qué? ¿Quién mejor que Virulo, que fue director del Centro Nacional de Promoción del Humor y Premio Nacional de Humorismo en 2014 además, para ejercer la crítica? ¿Dónde quedó el espíritu crítico ahora?

Resultan dañinas y epatantes las réplicas que he leído a las palabras de Virulo. Algunas tratan de complementar todo lo que Virulo (no) dijo, pero terminan cayendo en una paranoia política que despinta sus intervenciones. "El Centro Promotor del Humor se convirtió en una Agencia contratadora de artistas, en vez de ser un centro rector de la cultura y el pensamiento", seguro estoy que si esta afirmación no la hubiese hecho Virulo, sino otro humorista, y no hubiese sido en la Pupila, sino en otro espacio, no hubiese generado tal reacción, pero hay un sesgo político marcado detrás de todo esto que nos desvía las intenciones positivas que se tiene con un programa como la Pupila Asombrada para el enriquecimiento cultural de los televidentes.

Es hora de aprender a dialogar, aunque ciertos temas inflamen sensibilidades. Esto no es una pelea de humoristas. Tanto Virulo como Osvaldo Doimeadiós y los otros implicados son artistas valiosos que merecen respeto y gratitud.

No creo que el equipo de la Pupila se haya propuesto denigrar el trabajo de humoristas cubanos como Doimeadiós y los de toda una generación entregada con mucho sacrificio al arte de hacer reír a los demás. Parece hasta absurdo tener que aclarar eso, pero Fidel Díaz (El Diablo) me expresa: "como guionista de la Pupila dejo claro que para nada se tuvo la menor intención de criticar, atacar o menoscabar a Doimeadiós, quien es un grande actor y humorista cubano y que ha trabajado en función de impulsar el arte escénico en diversas aristas y medios".

Desde hace años la situación económica en Cuba es compleja y el humor no solo ha sido una válvula de escape para recepcionar los problemas, sino también una aguja crítica para pincharlos. Mas creo que como todo organismo, el Centro Promotor del Humor no está exento a críticas y estas no pueden dar lugar a disparos personales que nos alejan de encontrar soluciones. Eso, sin embargo, es lo que más se ha visto hoy. Nadie atacó a ningún humorista después de la Pupila de anoche, pero hoy sí se han disparado en las redes los ataques personales a Virulo, generados precisamente por los comentarios de sus colegas del gremio.

Doimeadios tendrá que estar, sin dudas, en el altar del humor cubano, y no solo en el del humor, sino también en el del teatro, en el de la televisión, pues en todo es bueno El Doime. El cariño que sentimos por este hombre es tremendo, desde ancianos hasta niños. Pero su réplica a Virulo no está a la altura de lo que es él, seguramente él lo comprenderá cuando despacio relea lo que escribió acalorado y que terminó en una arremetida desacertada contra el equipo de la Pupila, acusándolos de tener carros, grande oficinas y cosas por el estilo que no estaban alineadas con la polémica.

La intervención de Virulo puede estar errada en ciertos puntos, puede generar –como ha ocurrido– un diálogo gremial; pero la opinión de Doimeadiós y de otros humoristas (no todos) no han sido meras réplicas. Han sido ataques directos y tácitos. Han sido bombas con nombres incluidos y especulaciones que impiden el diálogo sano.

Respeto, diálogo, consenso, civismo. No son estas las aspiraciones del periodista Fernando Ravsberg al ser de los primeros en replicar las palabras de Doimeadiós para echarle más leña al fuego, como si esperase ansioso el momento oportuno para atacar al equipo de la Pupila de "extremistas", según sus propias palabras. Me parece que las diversas posturas del señor Ravsberg, la cual increpo con todo respeto, no favorece al diálogo, sino que enciende las llamaradas ante cada post compartido y es, en mi opinión, sin querer caer en lo que él mismo cae, mucho más extremista.

A esto se suma las opiniones de otros artistas como Kike Quiñones, Ivan Camejo, Otto Ortiz, Luis Silva, Luis Alberto García y Nelson Gudín, las que han calado en todos esos medios que no buscan más que divisiones de este estilo entre los cubanos. El gran Luis Alberto García, fuera de tuerca, llega a burlarse desmedidamente de la Pupila, de Iroel Sánchez y alimenta la conspiración de que hubo un ataque a Doimeadiós. Luis Silva dice que "no mencionará el programa para no darle promoción", como si no fuera un programa del mismo Cubavisión El canal de todos donde se pone Vivir del Cuento, para educar, con ambas propuestas, a los espectadores.

Nelson Gudín, por su parte habla del humor político que se realiza en los últimos años y que no se pone en la Pupila; aunque a mi consideración todo humor, todo arte, todo acto humano es político, otra cosa sería qué arista política cubre y cuán profundo es como para generar pensamiento. Yo he oído chistes políticos en mi casa toda mi vida, ahora el humor político tiene fines más constructivos que solo provocar la carcajada. Quizás sea ese uno de los temas a debatir con detenimiento en el Centro Promotor Del Humor ¿qué deber político tiene nuestro humor ante la realidad actual? ¿cuál es su papel en nuestro escenario?

Es esa y no otra la preocupacion de Virulo: la peligrosa quietud intelectual dentro de nuestro humor actual. ¿Por qué satanizar su queja? Es mucho más peligroso que este debate sea reprimido ante la intolerancia. Es mucho más peligroso que los mismos humoristas que dicen criticar nuestra realidad, sean los mismos que hoy apuestan por censurar las palabras de Virulo y con mucho dogmatismo han lanzado una rueda conspiranoica que ubica a la Pupila Asombrada en el punto medio del ataque y del linchamiento mediático de siempre. Súmele además el silencio que algunos humoristas hicieron, más enfocados en atacar a Virulo que en interpretarlo, ante los problemas del humor actual, cuando deberían ser los primeros en asumir una postura crítica hacia su institución.

Por favor, dialoguemos y crezcamos. Pronto quisiera ver a Doimeadiós en la Pupila. Él lo merece.

✍🏼 Pedro Jorge Velázquez

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