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Y cuando llego a almorzar:

—Buenas tardes. ¿Me puede servir?

Mirada de arriba a abajo. Mirada abúlica, como quien no tiene nada dentro del cráneo:

—¿Y quién es usted?

Me identifico con mi nombre, mi apellido, médico especialista en Anestesiología... Y vengo a almorzar....

—No, pero usted no está en la lista.

—¿Lista? ¿Qué lista?
—Esta de aquí. Y si no está no puede almorzar...

Inspiré, espiré (para no expirar) y le expliqué pacientemente que yo era el médico de guardia de Anestesiología y que si mi nombre no estaba, al menos habría otro, porque guardia de Anestesiología hay todo los días...

—No, si su nombre no está, no puede almorzar.— Me repite.

—A ver, su objeto social en este hospital es responder por este lugar, atender la alimentación del personal médico de la guardia, y si hay algún problema, resolverlo o tratar, y si no puede usted, localizar a quien pueda hacerlo...

—No, ese no es mi problema. Si no está en la lista, no puede almorzar.

Ya mis orejas parecían dos berenjenas. Del rojo habían pasado a casi moradas del esfuerzo que estaba haciendo por no explotar y decirle cuatro cosas bien dichas...

—Mire, a mí me pagan por anestesiar pacientes en el salón de operaciones y todo lo que pasa en el salón de operaciones es responsabilidad mía y trato de resolverlo lo mejor que puedo. Yo no estoy en la lista por un error de alguien que YO no me voy a encargar de corregir. Eso le toca a usted, vaya, revise su lista, pregunte a sus superiores, a la dirección o qué sé yo, pero no me repita que yo no puedo almorzar...

Sale, como enfadada, por la puerta. Vuelve con el administrador, quien se pone a hablar por el teléfono celular con la dirección, frente a mí, como para amenazar. Trata de explicarme y al final iba a quedar como un favor el que yo almorzara. Les dije que ya yo no iba a almorzar. Que como yo estaba no podía almorzar. Final...

¿No les basta el cúmulo de responsabilidades que tenemos los médicos como para también estarnos preocupando por decir el día anterior a la guardia si vamos a almorzar o no? ¿Es más importante “reservar” el almuerzo que las vidas de las personas? Por favor, coherencia...